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    4 de octubre de 2025

RAUL HERAS

Necesitan intentarlo por pura supervivencia. Si acuden por separado y cada uno con sus propias listas el resultado será catastrófico. No se fian de las intenciones del otro y si no se miraran al hombligo, ni defendieran sus posiciones personales, dejarían que fuesen otros los que lo intentaran. Un imposible. Tanto Irene Montero, como Antonio Maillo y sobre todo Yolanda Díaz desean tener o mantener una parte del poder. Por mínima que sea. Sin su colaboración, sin su ayuda para lograr una mayoría en el Congreso, la izquierda en general perderá en las urnas y perderá en el Congreso. Será el PP de Feijóo, en solitario o con ayuda del Vox de Abascal el que gobierne. Pura y dura matemática electoral.

Volodimir Zelenski, Keir Starmer y Emmanuel Macron, en una reunión en Lancaster House
Volodimir Zelenski, Keir Starmer y Emmanuel Macron, en una reunión en Lancaster House

Defender a Ucrania para terminar de destruir a Ucrania y de paso a Europa

Entre buscar la paz y mantener la guerra en Ucrania la Europa que lidera el presidente francés, ayudado por el fugado Reino Unido, opta por lo segundo. El resultado sólo puede ser uno: terminar por destruir el territorio que se dice querer defender. El grave problema para los ciudadanos de los 28 países ( contando con el que se marchó tras el Brexit) es que sus dirigentes lo saben pero prefieren mirar para otro lado: para la Rusia de Putin, para la América de Trump y hasta para la China de Jian Ping. ¿Por qué lo hacen entonces?, es la pregunta. Y la contestación: por hacerse el avestruz y creer que el tiempo arreglará lo que ellos no se atreven a hacer: decir la verdad a los que los han elegido.
La gran guerra de Donald Trump, que se explica por los dos billones de euros de déficit que tiene Estados Unidos, va a afectar de manera muy diferente a cada país y a a cada sector. Y permitirá camuflar los gastos disparatados en burocracia que tienen, con la Europa de los 27 a la cabeza. Nos sobre grasa burocrática y nos falta músculo tecnológico de quinta generación.
Todo lo que está pasando en la Unión Europea tras la legada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, desde la aplicación de aranceles a casi toda la industria, a las negociaciones con Vladimir Putin para alcanzar una paz en Ucrania, le vienen muy mal a España y en concreto al actual Gobierno. Pedro Sánchez se dispone a viajar a Pekin por tercera vez en menos de dos años, algo inédito en las relaciones internacionales de nuestro país, como inédito es que entre los presidentes de USA y España no exista una conversación política y las relaciones diplomáticas se mantengan en el nivel de subsecretarios. España no puede cumplir con la inversión del dos por ciento del PIB en seguridad y defensa, tal y como piden con reiteración desde la OTAN y desde Bruselas. Ni ahora, ni posiblemente en 2026, tal vez en 2027, que en principio es año electoral y cualquier pronunciamiento sobre inversiones militares, en contra de otras inversiones sociales dejará una puerta abierta a las formaciones a la izquierda del PSOE, desde Sumar a Podemos, y a su derecha, desde Junts a ERC.

La guerra de los impuestos entre las dos vicepresidentas se ha resuelto con una tregua anual, la de este año, que les permite a las dos mostrarse como ganadoras. Un primer asalto para la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, que presumirá de haber conseguido que los perceptores del Salario Mínimo Interprofesional no tengan que pagar impuestos este año; y victoria final para la vicepresidente primera y ministra de Hacienda, que ha impedido que ese mismos salario crezca por encima del actual. Yolanda Diaz logra ese pequeño triunfo, vital para sus propios intereses políticos dentro de la crisis que arrastra Sumar; y María Jesús Montero evita que la subida base del SMI obligue al Estados a gastarse dos mil millones más en los salarios, justo cuando Pedro Sánchez tiene que justificar ante Europa su apoyo al aumento del gasto en Defensa hasta el dos por ciento del PIB.
La penúltima mentira que han puesto en marcha los gobiernos de la Unión Europea es la necesidad de que en todos los hogares cuenten con un kit de supervivencia para tres días, a ser posible con unas dosis de todo por la posible radiación que sufriríamos si se detonaran armas atómicas en su territorio. Las posibilidades de que la Rusia de Putin ataque a uno o a varios países de la Unión son muchas, según los servicios de intelegiencia de Dinamarca, hecho que se produciría antes de 2030.

Reunión de Alto Nivel sobre la situación en Ucrania en el Palacio del Elíseo, París
Reunión de Alto Nivel sobre la situación en Ucrania en el Palacio del Elíseo, París

La crisis económica de Europa impide la paz en Ucrania

La deuda pública de los 27 países que integran la Unión Europea está por encima de los 17 billones de euros, de los que 1,6 billones corresponden a España. En ese mismo periodo, el año pasado, la deuda pública de Rusia alcanzó los 364.000 millones y la de Ucrania los 160.000, un poco menos de la mitad. Si miramos a Estados Unidos la cifra de dispara a los 30 billlones , mientras que la de China es exactamente la mitad. Son datos en bruto, que tienen su correlacición con el PIB de cada país y su capacidad industrial y financiera, pero sirven de base para explicar la razón profunda del mantenimiento de la guerra en Ucrania al margen de las intenciones anexioanistas de Vladimir Putin y de la defensa territorial de Volodomir Zelensky.

José Coronado, protagonista de la película `No habrá paz para los malvados´
José Coronado, protagonista de la película `No habrá paz para los malvados´

La profecía judía que rescató el cine español: No habrá paz para los malvados

En octubre de 2011 se estrenó en España una de las mejores películas de este siglo. La dirigió Enrique Urbizu y tuvo a José Coronado como protagonista principal. El título está cogido del Antiguo Testamento judío, concretamente del salmo 48:22 del profeta Isaías: “No habrá paz para los malvados”. Han pasado dos mil cien años y las palabras que escribió Isaias, poeta, escritor y asesor de varios reyes de Israel son tan válidas como entonces.
Los políticos españoles no saben salir del barro judicial y territorial en el que están metidos. Da lo mismo que se mire al Gobierno como a la oposición, que se piense en una retirada imposible de Pedro Sánchez antes de que termine la Legislatura, o que se intente cambiar a Alberto Núñez Feijóo por otro líder que tenga más capacidad de arrastre entre los votantes de la derecha . Hay jueces para todos y eso es lo peor de la historia. No es que sobren los administradores de la Justicia, todo lo contrario, el problema es la utilización de los mismos en el terreno político. Los tiempos de unos y otros son muy distintos.

El presidente de Vox ha salvado políticamente al presidente de la Generalitat y al presidente del Partido Popular. Santiago Abascal ha dado el sí al acuerdo de su partido con Carlos Mazón para que haya Presupuestos en la Comunidad Valenciana y, la mismo tiempo, le permite a Alberto Núñez Feijóo mantener ante los suyos su defensa del presidente valenciano. Nada ha cambiado socialmente tras el desastre de la Dana, pero la nueva unión de las dos derechas la ha proporcionado a Mazón la única salida que tenía para llegar al final de la Legislatura.
Es la “lady halcón” de la política europea, la más beligerante frente a la nueva posición de Estados Unidos, pese a aceptar que la UE apruebe 800.000 millones de euros en Defensa para crear un ejército propio, paralelo a la OTAN, y dispuesto a llevar a soldados de varios países a combatir a Ucrania. Máxima sostenedora de Volodomir Zelensky se lleva bien e incluso muy bien con Pedro Sánchez, pero su “nuevo amigo político” es el francés Emmanuel Macrón. En la vida pública los amores duran poco o muy poco. El presidente francés tiene armas atómicas y desea ser el negociador con Trump e incluso con Putin, para obtener el premio de la reconstrucción en Ucrania. Sánchez no tiene armas atómicas y tampoco ha podido reunirse con el nuevo inquilino de la Casa Blanca. Como alemana sabe que en el futuro inmediato, su enemigo exterior no será Rusia, será Polonia. Sonríe mucho y habla mucho, pero en realidad tiene poco poder. Las divisiones entre los 27 países y la independencia del BCE, con Christine Lagarde la deja casi en la mitad de la nada.

Trump consigue en dos meses que Europa se convierta en una gigantesca fábrica de armas. El cambio de actitud de Estados Unidos respecto a la guerra de Ucrania y el deseo de su presidente de negociar y pactar con Vladimir Putin el fin del conflicto, sin contar con el gobierno de Volodomir Zelensky, ni con ninguno de los gobiernos europeos de la UE, ha obligado a los 27 estados miembros, más al inestable Reino Unido, ha cambiar de forma radical todo lo que tenía proyectado para los próximos años
Lo que no terminan de aceptar los independentistas como Puigdemont, Junqueras y compañía es que son tan españoles como Díaz Ayuso o Juan Moreno. Sin Cataluña no se habría construido la España de los Reyes Católicos y sin la España de los Borbones y de Franco la Cataluña de hoy sería un imposible. España es lo que es gracias a su riqueza lingüística, territorial y humana. Cataluña y Andalucía se necesitan, de la misma manera que se necesitan Valencia y Galicia. A ver si de una vez se dan cuenta los políticos que es la suma de todo el conjunto lo que nos permite tener más libertad y mejor modo de vida que la gran mayoría de los países del mundo.
El presidente norteamericano pidió que Europa gastara el cinco por ciento de su Producto Interior Bruto en Defensa. Ya lo ha conseguido. La president de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen lo anunciaba tras la reunión de este fin de semana en Londres. La UE invertirá 800.000 millones de euros en su industria militar, la mitad en armamento y la otra mitad en infraestructuras necesarias para ese inmenso despliegue. Donald Trump ya puede mirar hacia el Pacífico e invertir los esfuerzos militares de USA en su pulso con el gan rival, China.

Si el todavía presidente de la Generalitat no tuviese miedo a terminar condenado y con petición de cárcel por su no gestión de la Dana, que causó más de doscientos muertos y cuyo coste de reconstrucción en los pueblos afectados pasará de los cien ml millones de euros, ya habría dimitido o el presidente de su partido, Alberto Núñez Feijóo, le habría obligado a ello.
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