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    29 de marzo de 2024

Tur Torres

El 31 de octubre de 2007 el magistrado Javier Gómez Bermudez leía la sentencia del juicio por los atentados contra los trenes de cercanías que tenían que llegar a la estación de Atocha a primera hora del 11 de marzo de 2004. En la sentencia se atribuía el asesinato de 192 personas, con 1865 heridos a una “célula de tipo yihadista” y se descartaba cualquier intervención de ETA. Ese día de octubre había un presidente socialista al frente del Gobierno y el candidato del PP, que ya había perdido las elecciones generales de 2004, Mariano Rajoy, estaba a unos pocos meses de volver a perder su segundo intento. Hoy, 20 años más tarde, la verdad policial y judicial sigue siendo criticada y puesta en duda.
Tierra de meigas y de conjuros, de mitos celtas, de muy viejas historias perdidas entre las nieblas del Fin del Mundo. Esa Galicia de acantilados que rugen por encima de los bostezos del océano que los golpea; esa Galicia frágil como frágil es la danza nocturna de las doncellas antes de que el diablo que habita en sus montes les invite a beber el orujo sagrado; esa Galicia que es capaz de buscar en la Escocia del Rey Jacobo una causa por la que combatir en nombre de una libertad que no era la suya; esa Galicia le acaba de romper el espinazo al Gobierno seco de una Corte llena de encajes financieros.
Los dos problemas van más juntos de lo que a todos nos gustaría. Se mueven desde un mismo eje, las mafias, que controlan el envío de drogas a España y por el mismo camino a miles de emigrantes ilegales que colapsan los servicios sociales y se convierten e un elemento decisivo para que los poderes públicos, ya sean del Estado, autonómicos y municipales, ya sean españoles o europeos, tengan que dedicar una gran parte de los recursos públicos a proteger a esas miles de personas que huyen de sus países de origen en busca de lo que para ellos es el Paraíso que existe al otro lado del mediterráneo.

La presidenta de la Comunidad y el líder del PSOE han iniciado un camino común en busca del centro perdido desde dos extremos distintos, pero con el mismo objetivo: conseguir que Madrid regrese al bipartidismo y dejar fuera de los pactos futuros a Más Madrid y a Vox. Isabel Díaz Ayuso y Juan Lobato quieren elevar el poder del gobierno regional, rebajar el número de diputados y cambiar el nombre de Asamblea por Parlamento. A todo ello se oponen Manuela Bergerot y Rocio Monasterio. Prefieren dejar las cosas como están.

El camino ya estaba emprendido desde el propio texto constitucional. Era cuestión de espera y de absurdos revanchismos históricos, con creación o recreación de lenguas que desaparecieron hace siglos. ¿Culpables del desastre en el que nos encontramos, escondido detrás de llamamientos a defender identidades que habría que buscar en la Hispania conquistada por los romanos?. Sin ninguna duda, una gran parte de la clase política y aceptado, de hecho, por todos los gobiernos.

Seguro que tanto Pablo Iglesias como Iñigo , Juan Carlos Monedero, Pablo Bustinduy y el resto de los profesores universitarios que se convirtieron en lideres politicos en apenas 12 meses conocían y han leido a más de uno de los integrantes de los " Angry Young Men", el grupo de escritores británicos que a mediados del siglo XX cambió la forma de mirarse que tenía la sociedad a la que pertenecian. Màs que airados, aqui, en España hoy, les llamariamos jóvenes cabreados, jóvenes hartos del modelo social que les condena a vivir con sus padres hasta pasados los 30 años, que les ofrece salarios de 800 euros, que no encuentran un hueco para sus esperanzas e ilusiones en el futuro al que se asoman.
kKaus Schwab, presidente y fundador del Foro Económico Mundial
kKaus Schwab, presidente y fundador del Foro Económico Mundial

La depresión y el escepticismo teatral con actores españoles y escenarios suizos

Medio año les parece a nuestros dirigentes políticos un tiempo muy largo. Un nuevo Gobierno y unas nuevas elecciones en Galicia les despiertan sus “ instintos” asesinos hacia el rival de turno. La amnistía, las transferencias o los pèlets son meras excusas. Siempre encuentran una justificación y siempre cumplen con su teatral papel de víctimas y verdugos. Eso sí, con la obra ensayada y el final previsto. Para eso están los ensayos previos ocho que tuvieron el Gobierno y Junts el día anterior a la representación.
Sin las elecciones autonómicas del 18 de febrero, la crisis medioambiental de los mil millones de pélets vertidos al mar a mediados de diciembre tras la caída de seis contenedores que transportaba el buque Taconao, se habría resuelto de la misma manera que se ha hecho en Asturias, con Gobierno socialista, o en Cantabria con Gobierno popular. Es la batalla política por ganar en las urnas la que ha hecho que el presidente gallego Alfonso Rueda se haya enfrentado a la vicepresidenta del Gobierno central, Teresa Ribera, y al ministro de Agricultura y medio Ambiente, Luís Planas. Más allá de esta crisis puntual está el laberinto de los paraísos fiscales desde los que se maneja el transporte marítimo mundial.

El gran experimento ultra liberal en un país corroído económica y políticamente por dentro y con el pueblo cansado de crisis sucesivas que lo han empobrecido durante décadas ha comenzado en Argentina de la mano de su nuevo presidente. Javier Milei está cumpliendo casi todo lo que dijo y todo de lo que no dijo. Quiere cambiar el país dándole la vuelta como a un calcetín con la excusa de que la corrupción de los dos grandes partidos, que se han alternado en el poder durante décadas, sólo se puede terminar dejando el Estado en manos de la misma persona, él mismo.
Una motosierra en las manos, tres palabras repetidas ml veces: “la libertad, carajo”, unas largas patillas y sin vida política a sus espaldas son las claves que han llevado a Javier Milei para ganar las elecciones con un 56% de los votos frente al 44% de su rival peronista. Se inventó un partido hace apenas cinco meses y ha roto por completo el bipartidismo que se ha repartido el poder en Argentina desde la caída de los militares que dieron el golpe de estado.
Tenía siete años cuando en la televisión pública apareció la inquieta, laboriosa y divertida abeja Maya junto a su inseparable zángano Willie, el saltamontes Flip y hasta la malvada araña Teka. La serie que congregaba a los niños españoles ante la televisión la habían creado en Japón tres años antes, y tenía como fuente un libro escrito por el alemán Waldemar Bonsels en 1952. Fue un éxito con la voz de Matilde Vilariño como Maya y la banda sonora del checo Karel Svoboda. Una letra sencilla en la canción: el país era multicolor, élla, Maya, había nacido bajo el sol, era famosa en el lugar, volaba sin cesar y no había problema que no solucionara.

El ex presidente de la Generalitat y líder indiscutible de Junts es tan narcisista como el Dorian Gray creado por Oscar Wllde hace 133 años. Ambos, el personaje inventado y el personaje huido, se miran cada mañana en el espejo pero evitan mirar su retrato, esa imagen suya que aborrecen y no quieren mostrar en público.
Es difícil pero no imposible. Si Puigdemont se lo propone y acepta el reto de obligar a Pedro Sánchez a ir a unas nuevas elecciones generales el 14 de enero de 2024, el Rey puede que quite al ex monarca belga, Alberto II, el récord mundial que ostenta su país, al estar 650 días con un Gobierno en funciones. Basta con que confluyan a comienzos del próximo año un par de circunstancias que, con ser difíciles no son imposibles.

Si hay Gobierno, será muy parecido al actual. Es la única pista que ha dado el presidente en funciones tras su entrevista con el Rey y la presentación oficial de su candidatura. Es más que posible que tenga menos Ministerios y que aparezca algún independiente que no pertenezca ni al PSOE ni a Sumar. Pedro Sánchez necesita los 31 votos que aglutina Yolanda Díaz y le tiene que dar una porción del futuro poder gubernamental, y ésta, a su vez, tiene que negociar una pequeña parte de ese poder con las otrora poderosas compañeras de Podemos. Que esté o no esté en el mismo Irene Montero es un tema fácil de resolver, existen muchos puestos y cargos que dependen del largo brazo del Ejecutivo.

Tienen el el poder vicario que les han concedido los gobiernos de los 27 países de la Unión Europea y lo utilizan por encima de esos mismos gobiernos. Son cuatro auténticos camaleones por su capacidad para cambiar de color, de pensamiento y de actitud todas las veces que haga falta. Más que adaptarse a su entorno, hacen que el entorno se adapte a ellos. Lo consiguen por la evidente estulticia de los que se atribuyen la representación de los ciudadanos del llamado “Viejo Continente”. Desde Ursula Von der Layen a Christine Lagarde pasando por José Borrell y Luís de Guindos, los cuatro “gobiernan” Europa pese a no haber ganado nunca unas elecciones. Los ciudadanos les son ajenos en sus problemas.
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