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    25 de abril de 2024

Tur Torres

La presidenta madrileña ha demostrado muchas veces su capacidad mutante y su rapidez para hacerlo. Es una de sus características, una de las que mejor la definen junto a la audacia y la rapidez de reflejos. Tras los comicios vascos está obligada a demostrar su instinto político y abandonar sus deseos de ilegalizar a Bildu. Era un camino imposible en el que su propio partido le había dejado en soledad. Jurídicamente era inviable, ahora lo es aún más y están las elecciones catalanas a la vuelta de la esquina, con la CUP como heredara del radicalismo más nacionalista y de izquierdas.

Tienen tantos problemas España y la Europa de los 27 estados, con sus respectivas crisis económicas, la guerra de Ucrania, la llegada masiva de emigrantes irregulares, la necesidad de rearmarse hasta las cejas que preconizan sus primeros ministros o presidentes, las cínicas proclamas en política exterior respecto al orden mundial de este comienzos del siglo XXI, que separan de las voluntades populares que les llevaron al poder - la guerra ampliada de Gaza con Israel e Irán por medio - que habrán que esperar a que pase el verano para que todas las miradas de expertos y analistas se centren en las elecciones americanas y su efecto en todo el mundo.
En diez años Felipe VI ha conseguido, con paciente eficacia, que la tambaleante Monarquía que amenazaba con derrumbarse en abril de 2012 tras la caída de su padre durante una cacería de elefantes en Botswana y que terminaría por llevar a Juan Carlos I a la abdicación dos años más tarde, comience a respirar con cierta tranquilidad. Eran demasiados los escándalos y Felipe de Borbón decidió amputar la parte gangrenada de la institución. Con pesar y riesgo anunció que renunciaba a la herencia paterna, tras salir a la luz el regalo de 65 millones de euros que su padre le había hecho a la que fue su amante y compañera en la cacería, Corinna Larsen.
Es la auténtica “historia interminable” y no la que escribiera el alemán Michael Ende en 1979. Esta era una historia fantástica para todos los públicos, con sus dos personajes, Bastian y Atreyu - que son la misma persona en dos mundos paralelos - buscando la verdad. Aquella, la que comenzó en 1704 y se firmó en el Tratado de Utrecht por el que británicos y franceses, sobre todo, se comenzaron a repartir el Imperio español, que, por otra parte, hacía aguas por los cuatro costados. Hoy como ayer y al igual que en los últimos trescientos años el Reino Unido vuelve a engañar a España, esta vez en las personas de Pedro Sánchez y de su ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares. El mismo hombre que propició el Brexit con un Referendum es el que se sienta con Albares para hacerle ver que la retirada de la verja es una concesión “soberana” cuando en realidad es un volver a empezar, incumpliendo los dictámenes de la ONU y los acuerdos de Lisboa.

El presidente de Aragón, Jorge Azcón, que gobierna gracias al apoyo de Vox y con su vicepresidente, Alejandro Nolasco, como ariete autonómico de Santiago Abascal, acaba de ahogar la posible y pequeña subida del Partido Popular en Cataluña. A la petición de su compañero de partido y candidato en las elecciones catalanas del próximo doce de mayo, Alejandro Fernández, para hacer las obras hidraúlicas que permitan llevar augura del Ebro a las secas tierras de su región, le ha contestado con un no rotundo. Un error político tan descomunal que causa sorpresa, sobre todo por el tiempo que le queda a la Legislatura aragonesa.

El jurado de “ Bailando con estrellas”, programa que emite Tele5 destila rabia hacia los espectadores por los cuatro costados, con dos de ellos, cuyo nombre no merece la pena pronunciar por su desaforada soberbia. Rabia que convierte en humillación constante hacia el concursante Bruno Vila, que es evidente que baila peor que la mayoría de sus compañeros - y que él reconoce - pero que no tiene la culpa de que el público le salve semana tras semana.

Demostrada su habilidad para gobernar durante seis años con apenas 120 escaños en el Congreso, Pedro Sánchez tendrá que recurrir a su mejor versión como mago de las matemáticas parlamentarias si quiere que la actual Legislatura dure hasta mediados de 2027. Los 25 escaños que pertenecen a los catalanes de ERC y de Junts y a los vascos de Bildu y del PNV mantienen la mayoría absoluta actual pero las elecciones vascas y catalanes van a obligar al presidente del Gobierno a elegir entre unos y otros. Siempre con las dudas de si su vicepresidenta segunda es capaz de mantener bajo su autoridad los 27 asientos que representan a Sumar.
Defender la “creación” de dos Estados, uno palestino y otro israelí, en la zona que lleva en convulsión desde hace mil quinientos años, es el sueño de una paz imposible; de la misma forma que resulta imposible - por las mismas razones - que se consiga una paz duradera en Ucrania y por extensión en el centro de Europa. Tanto Putin como Netanyahu están prisioneros de la geografía de sus países y la mejor explicación de esas dos condenas está escrita a comienzos del siglo XX por un holandés de origen y norteamericano de adopción llamado Nicholas John Spykman. Su teoría de los anillos geoestrategicos, que defenderían más tarde desde Foster Dulles a Brzezinsky y Kissinger, es la guía de la política exterior de Estados Unidos en los últimos cien años.
El 31 de octubre de 2007 el magistrado Javier Gómez Bermudez leía la sentencia del juicio por los atentados contra los trenes de cercanías que tenían que llegar a la estación de Atocha a primera hora del 11 de marzo de 2004. En la sentencia se atribuía el asesinato de 192 personas, con 1865 heridos a una “célula de tipo yihadista” y se descartaba cualquier intervención de ETA. Ese día de octubre había un presidente socialista al frente del Gobierno y el candidato del PP, que ya había perdido las elecciones generales de 2004, Mariano Rajoy, estaba a unos pocos meses de volver a perder su segundo intento. Hoy, 20 años más tarde, la verdad policial y judicial sigue siendo criticada y puesta en duda.
Tierra de meigas y de conjuros, de mitos celtas, de muy viejas historias perdidas entre las nieblas del Fin del Mundo. Esa Galicia de acantilados que rugen por encima de los bostezos del océano que los golpea; esa Galicia frágil como frágil es la danza nocturna de las doncellas antes de que el diablo que habita en sus montes les invite a beber el orujo sagrado; esa Galicia que es capaz de buscar en la Escocia del Rey Jacobo una causa por la que combatir en nombre de una libertad que no era la suya; esa Galicia le acaba de romper el espinazo al Gobierno seco de una Corte llena de encajes financieros.
Los dos problemas van más juntos de lo que a todos nos gustaría. Se mueven desde un mismo eje, las mafias, que controlan el envío de drogas a España y por el mismo camino a miles de emigrantes ilegales que colapsan los servicios sociales y se convierten e un elemento decisivo para que los poderes públicos, ya sean del Estado, autonómicos y municipales, ya sean españoles o europeos, tengan que dedicar una gran parte de los recursos públicos a proteger a esas miles de personas que huyen de sus países de origen en busca de lo que para ellos es el Paraíso que existe al otro lado del mediterráneo.

La presidenta de la Comunidad y el líder del PSOE han iniciado un camino común en busca del centro perdido desde dos extremos distintos, pero con el mismo objetivo: conseguir que Madrid regrese al bipartidismo y dejar fuera de los pactos futuros a Más Madrid y a Vox. Isabel Díaz Ayuso y Juan Lobato quieren elevar el poder del gobierno regional, rebajar el número de diputados y cambiar el nombre de Asamblea por Parlamento. A todo ello se oponen Manuela Bergerot y Rocio Monasterio. Prefieren dejar las cosas como están.

El camino ya estaba emprendido desde el propio texto constitucional. Era cuestión de espera y de absurdos revanchismos históricos, con creación o recreación de lenguas que desaparecieron hace siglos. ¿Culpables del desastre en el que nos encontramos, escondido detrás de llamamientos a defender identidades que habría que buscar en la Hispania conquistada por los romanos?. Sin ninguna duda, una gran parte de la clase política y aceptado, de hecho, por todos los gobiernos.

Seguro que tanto Pablo Iglesias como Iñigo , Juan Carlos Monedero, Pablo Bustinduy y el resto de los profesores universitarios que se convirtieron en lideres politicos en apenas 12 meses conocían y han leido a más de uno de los integrantes de los " Angry Young Men", el grupo de escritores británicos que a mediados del siglo XX cambió la forma de mirarse que tenía la sociedad a la que pertenecian. Màs que airados, aqui, en España hoy, les llamariamos jóvenes cabreados, jóvenes hartos del modelo social que les condena a vivir con sus padres hasta pasados los 30 años, que les ofrece salarios de 800 euros, que no encuentran un hueco para sus esperanzas e ilusiones en el futuro al que se asoman.
kKaus Schwab, presidente y fundador del Foro Económico Mundial
kKaus Schwab, presidente y fundador del Foro Económico Mundial

La depresión y el escepticismo teatral con actores españoles y escenarios suizos

Medio año les parece a nuestros dirigentes políticos un tiempo muy largo. Un nuevo Gobierno y unas nuevas elecciones en Galicia les despiertan sus “ instintos” asesinos hacia el rival de turno. La amnistía, las transferencias o los pèlets son meras excusas. Siempre encuentran una justificación y siempre cumplen con su teatral papel de víctimas y verdugos. Eso sí, con la obra ensayada y el final previsto. Para eso están los ensayos previos ocho que tuvieron el Gobierno y Junts el día anterior a la representación.
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