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    1 de mayo de 2024

RAUL HERAS

Si se quiere entender la bicefalia que ha puesto Alberto Núñez Feijóo para administrar el Partido Popular hay que mirar a Mariano Rajoy. Dos gallegos con la misma y obligada estrategia. El ex presidente utilizó a Dolores Cospedal para que estuviese en la organización del partido y a Soraya Sáenz de Santamaría para que encabezara la acción política desde el Congreso. Núñez Feijóo ha copiado el esquema: Elias Bendodo para llevar las riendas del PP y Cuca Gamarra para enfrentarse a Pedro Sánchez en el Congreso.

Más pronto que tarde vamos a comprobar que la guerra de Ucrania tiene consecuencias directas en nuestro país, sobre todo en Cataluña, si de territorios se trata, a semejanza de lo que desde hace ocho años viene ocurriendo en el Donbás, afortunadamente sin derramamentos de sangre. Y con una Constitución redactada en torno a la Monarquía que ha evitado la disgregación política. Tanto desde Junts como desde ERC y la Cup, pasada la fase bélica en esa zona de Europa, volverán a poner sobre la mesa las “ injusticias históricas” y los agravios económicos.

El Gobierno de concentración que tanto se pide y que nunca se ha conseguido en España ya existe en el sector privado y puede que sirva para que, al igual que pasa con el spot publicitario que protagoniza Lola Flores, el acento en las relaciones entre Pedro Sánchez y Alberto Nuñez Feijóo lo hayan puesto en marcha dos políticos tan reconocidos y reconocibles como José Blanco y Alfonso Alonso, ex-ministros y con toda la experiencia en la vida interna de los partidos.

El presidente del Gobierno no tuvo más remedio que informar a Felipe VI sobre la carta que iba a enviar a Mohamed VI con el cambio de política de España en el Sahara tras 47 años de mantenimiento de una posición refrendada por las Naciones Unidas. Los mediados silencios de Moncloa y Zarzuela, en este asunto de Estado llevan a pensar que hubo un pacto mútuo y urgente.

La suerte y la paciencia se han aliado con Alberto Núñez Feijóo para que consiga ganar unas elecciones generales. Convertirse en presidente del Gobierno. Elegido por el 99,36% de los votantes en el seno del PP tiene asegurada la gran ovación del próximo 3 de abril en Sevilla. En ese camino ya cuenta con el mejor de los aliados posibles, el actual presidente y secretario general del PSOE, Pedro Sánchez. La malísima gestión de la crisis es un aval para el político gallego.

De repente, sin explicarlo en el Consejo de Ministros, sin explicarlo en el Parlamento, sin explicarlo a los españoles, Pedro Sánchez ha cambiado la posición de España en el Sahara que hasta 1975 fue parte de nuestro país. Lo que podemos calificar de traición y que no pudo hacer con la exministra Arancha González Laya - que era una alta funcionaria de Naciones Unidas - lo ha hecho con nocturnidad y alevosía con José Manuel Albares, mucho más cercano a la volatilidad de las decisiones presidenciales.

El amor político casi siempre se basa en una necesidad. Los novidos, amantes, amigos con derecho a roce dentro de los partidos se convierten en cómplices pasajeros durante el tiempo que necesitan para alcanzar el poder. Eso es lo que sienten Alberto Núñez Feijóo e Isabel Díaz Ayuso en estos momentos. Desde la distancia y con casamenteros financieros por medio.

Diez años después diecisietes presidentes de las 17 Comunidades autónomas se vieron las caras con el presidente del Gobierno, uno menos con el Rey Felipe VI, el de Cataluña, en un nuevo gesto de grosería política que no tiene, ni tendrá castigo alguno. Se buscaba una foto y se logró.

Las tres sucesoras de Pablo Iglesias han escenificado en el Hemiciclo del Congreso de los Diputados su mala relación política. Mientras la vicepresidenta segunda aplaudía y mostraba todo su apoyo a Pedro Sánchez, las ministras de Derechos Sociales y de Igualdad le críticaron y se quedaron sentados en sus escaños.

Si se le puso el nombre de “Paradoja de Fermi” a la imposibilidad de saber si existen o no otras civilizaciones en un Universo que contiene dos billones de estrellas parecidas a nuestro Sol, podemos bautizar como “Paradoja de Putin” el resultado de la guerra en Ucrania. Tras cinco días de combates y bombardeos selectivos el hombre que se formó y creció en la antigua KGB ha actuado con “ observaciones defectuosas e incompletas”.

El político que mejor entiende a Alberto Núñez Feijóo es Mariano Rajoy. De gallego a gallego puede recordarle al aclamado futuro presidente del Partido Popular las palabras que a él mismo le dirigió la entonces la canciller Angela Merkel a finales de 2016. En cuatro palabra le hizo uno de los mejores retratos literarios y políticos del hombre que habitaba en el palacio de La Moncloa: "Tienes la piel de elefante" le piropeaba en Berlín antes de sentarle a la mesa de los grandes con Obama, Hollande, Renzi, May y ella misma. Esa es la piel que Feijóo va a necesitar.

El combate por la presidencia del Partido Popular ha terminado de forma rápida y dolorosa para los perdedores. .Ninguno de los adversarios ha ganado de cara al futuro. Su partido sale lastimado y con todos los barones territoriales buscando su propio acomodo en el futuro Congreso extraordinario y en las amenazantes elecciones autonómicas y municipales de mayo de 2023.

El primer combate por la presidencia del Partido Popular ha terminado en tablas.Ninguno de los adversarios ha ganado. Unos pensaban en que la presión interna y externa llevaría al actual presidente del partido a arrojar el bastón de mando ante sus adversarios. Demasiado fácil y exceso de optimismo ante una presunta debilidad que no llevaba a ninguna parte.

( Este artículo lo escribí y se publicó en julio de 2018. Han cambiado algunos nombres pero el fondo de la guerra interna en el Partido Popular es el mismo. No está Soraya Sáenz de Santamaría en la pelea y Pablo Casado se alzó con el triunfo pero los problemas dejados por el entonces ya expresidente Rajoy siguen intactos

Las elecciones del 13 de febrero se han convertido en un espejo en el que se miran todos los partidos. Unos ven reflejada su verdadera imagen y otros prefieren decir que el espejo es de Feria y que lo que se ve es la España deformada que cambia tras cambiar de espejo. En lo que coinciden es en el miedo que les ha entrada de cara a ese futuro que se les viene encima cargado de urnas y de formaciones provinciales.

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