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    1 de mayo de 2024

RAUL HERAS

Le pueden acosar por el espionaje indiscriminado a los dirigentes políticos; le pueden acorralar por los resultados electorales del PSOE en Andalucía y dentro de un año en toda España; le pueden echar en cara mil veces que su Gobierno es una jaula de grillos y que la mitad de sus socios de investidura le han abandonado; y hasta le pueden colocar delante de sus narices las malas cifras económicas de España; nada de todo eso, que es mucho, le va a obligar a convocar elecciones anticipadas. Las 10 razones para resistir hasta enero de 2024 son buenas y más importantes.

Estamos a medio camino entre la tragedia y la comedia. Pegasus, el caballo de Troya inventado por Israel para que los gobiernos pudieran espiar a su antojo, en el pecado de mirar llevaba la penitencia de ser mirado. El espía se espiaba a sí mismo y no lo sabía.

En la capital francesa no se habla de las elecciones en Andalucia. Ni en los cafés, ni en los informativos de las televisiones, ni en los periódicos. No existen y sin embargo en las dos ciudades se van a decidir los futuros. gobiernos de España y Francia

En mes y medio el presidente del Gobierno y su vicepresidenta segunda pueden sufrir la derrota más amarga y premonitoria de su carrera política. Si se cumplen los sondeos, el socialismo andaluz verá como se queda de nuevo fuera del poder y la izquierda de la izquierda se quedará sin proyecto de unidad. Y verán cómo tras su llegada al gobierno en Castilla y León, esa derecha a la que llaman ultra y a la que atacan por todos los flancos se sienta en la mesa del palacio de San Telmo.

Las cuatro condiciones que el nominado para ser ministro de Hacienda si el PP llega al Gobierno le envió por carta a la actual ministra de ese mismo Ministerio eran tan fáciles de cumplir que sonrojaban. Juan Bravo y María Jesús Montero - ambos con la misma experiencia en la Junta de Andalucía - se lo ha habían puesto muy fácil a sus jefes de fila, salvo que el miedo les llevara al enfrentamiento. Pudo el miedo y no la razón de estado.
El alcalde Almeida quiso enterrar políticamente a la presidenta Ayuso empujado por el presidente Casado y por su lugarteniente Egea. Quisieron que hiciera de enterrados y perdieron los tres. Es ahora Ayuso la que intentará salvar al alcalde para hacerle un favor a Feijóo. Este es el resumen de la guerra interna del Partido Popular de Madrid. Todo ha pasado en apenas en apenas dos años con la pandemia como excusa.

El presidente de la “ideología líquida” repite victoria electoral en Francia y seguirá otros cinco años en el Eliseo. Emmanuél Macron tenía que ganar y ha ganado, al igual que su rival, Marine Le Pen tenía que perder y ha perdido. Respira satisfecha la Europa de Bruselas, Estrasburgo y Francfurt. También respiran aliviados en Washington, en Kiev y en Madrid. Alivio para la Alianza Atlántica. No pasa lo mismo en Francia pese a los 16 puntos de ventaja que existen entre los dos adversarios.

Sin ella no existiría Isabel Díaz Ayuso o tendría que haber esperado muchos más años para conquistar por méritos propios el Gobierno de la Comunidad de Madrid. Rodeada familiarmente por títulos aristocráticos y grandezas de España, la ex presidenta de la Comunidad de Madrid y del PP autonómico ha caído en el olvido cuando desde la derecha se merece un título, tanto por méritos propios como por historia política, pues son muy pocos los que pueden presumir de sus logros desde que en 1983 decidiese militar en la Unión Liberal de Pedro Shwartz.

La Unión Europea con su crisis económica, financiera y política tiene en las elecciones francesas un desafío. Le ocurre lo mismo a la OTAN. Un cambio en la presidencia obligará a replantearse temas tan básicos como la energía, la inflación, el funcionamiento bancario, las ayudas a los parados, las relaciones sindicales, la emigración, la agricultura y la ganadería y, por supuesto, la guerra en Ucrania. Los jóvenes galos tienen la palabra.

Lo sabe pero no se atreve. Pedro Sánchez está convencido de que para acabar la Legislatura e intentar ganar en las siguientes elecciones necesita con urgencia cambiar su Gobierno. Puede esperar a que se lo impongan desde Europa y desde USA, pero tendrá que “invitar” a unos a que se marchen y a otros les tendrá que poner de “patitas en la calle”. También se puede encontrar con que los socios que le dieron el poder, se lo quiten con el abandono apresurado antes de que sean las urnas las encargadas del ajuste.
Hace apenas una década y es como si en lugar de enfrentarnos al siglo XXI y los desafíos que presenta estuviéramos mirando a la Monarquía española de 1922. En abril de aquel año cinco partidos liberales se unieron para intentar regenerar España. Había un problema descomunal de deuda pública, Marruecos era un problema sin solución y la gobernación del país exigía un cambio constitucional que afectaría a la Monarquía.

En Francia ya hay dos ganadores y el tercero en el podium electoral no cuenta. Sin embargo, si los 504.408 votos que habrían llevado a Jean-Luc Melenchón a la segunda vuelta el futuro político de Francia, y tal vez de Europa habría cambiado. Sin el recurso al miedo a la ultraderecha es posible que el actual presidente fuese derrotado. Por alguien, como él mismo, capaz de saltar por encima de las siglas y presentarse como una promesa de futuro.

Este domingo, diez de abril de 2022, Francia ha vuelto a mirar su pasado político y se ha encontrado con los mismos protagonistas en el mismo cruce de caminos de hace cinco años. La Segunda vuelta decidirá quien ocupa el palacio presidencial con ventaja para sun actual inquilino. Con la alargada sombra de Putin y Zelensky sobre las urnas, un treinta por ciento de los votantes no quiere a Emmanuel Macron, otro treinta por ciento no quiere a Marie Le Pen, y otro cuarenta por ciento no quiere a ninguno de los dos.

Si en lugar de Rabat la escena de 35 minutos con Pedro Sánchez y Mohamed VI de protagonistas se hubiese rodado en Casablanca en lugar de Rabat, el presidente del Gobierno español le hubiese podido decir al rey de Marruecos la misma frase que le dice el cínico, descreído pero honesto con sus amores, Rick, al también cínico, descreído pero honesto con sus amores, el gendarme francés :” presiento Louis que este es el inicio de una hermosa amistad”.

En Sevilla, mascarilla frente a mascarilla y mirándose a los ojos, las dos manos de Isabel Díaz Ayuso agarraron con fuerza la mano derecha de Alberto Núñez Faijóo. Es un acuerdo de futuro el que están sellando, la fase siguiente a las conversaciones previas al Congreso de Sevilla. La siguiente cita es en Madrid en el próximo mes de mayo, fecha en la que la actual presidenta de la Comunidad se convertirá en presidenta de su partido en este territorio. Sin más retrasos, ni dudas.

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