El líder del PSOE confía en salir elegido presidente a mediados de julio. De no conseguirlo “convencerá” al Rey para que firme el decreto de disolución de la Legislatura más corta de nuestra democracia. Mejor ir a las urnas en septiembre que en noviembre. La sombra de los exámenes estudiantiles es alargada.
Desde siempre los malos estudiantes, aquellos que no habían aprovechado el curso para aprender todo lo necesario, suspendían los exámenes del mes de junio y tenían que presentarse de nuevo en septiembre. Esa es la amenaza de Pablo Iglesias a Pedro Sánchez y es la esperanza compartida y temida por Pablo Casado y Albert Rivera.
Dos meses de sentarse en el pupitre de los pactos, con las grandes asignaturas del país sin que aparezcan en los cuestionarios de los “alumnos” que se presentaron al gran examen del 28 de abril, parece que, por fin, se acercan a la prueba final: 48 horas a mediados de julio para decirle al presidente en funciones si deja de serlo o, con el suspenso bajo el brazo, tiene que esperar a septiembre.
Pedro Sánchez no quiere pasarse el verano con los libros bajo el brazo y, a través de los más fieles y cercanos de los suyos en el Consejo de Ministros en funciones, ya avisa de que prefiere cambiar de colegio ( de compañeros de pactos o de sumas en el Congreso ) antes de volver a presentarse en septiembre con condiciones parecidas y con un nuevo suspenso.
El líder del PSOE da a entender que estaría dispuesto a aceptar una nota baja en este mes de julio, el no salir elegido en primera votación por mayoría absoluta y tener que conformarse con la mayoría simple de una segunda vuelta parlamentaria, pero que lo de volver en septiembre no entra en sus planes. Lo que parece olvidar, él y su ministra Montero entre otros, es que la Legislación está para cumplirse y que los dos meses de plazo, que aparecen como un largo periodo de reflexión, antes de dar por imposible la Legislatura, disolver las Cortes y convocar nuevas elecciones formalmente le corresponde al Rey.
Es verdad que tanto en el artículo 62 como en el 115 de la Constitución así aparece, pero la realidad es que hasta ahora y en los últimos 40 años largos, ni Juan Carlos I, ni Felipe VI se han opuesto a una iniciativa de ese tipo que llegara desde la presidencia del Gobierno. Si Sánchez decide que hay disolución y nuevas elecciones al no conseguir la mayoría necesaria en el Hemiciclo del Congreso, tendremos que ir a las urnas en el mes de septiembre. Dos meses antes de hacerlo si se agotaran los plazos de negociación, ya que de esperar al fin del verano para disolver, las elecciones tendrían lugar a finales de noviembre.
