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La vida entre dos “Cuartetos” de la presidenta Batet
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La vida entre dos “Cuartetos” de la presidenta Batet

jueves 23 de mayo de 2019, 11:46h
El tenis no aparece en su biografía pero Meritxell Batet le ha devuelto al Supremo la “dejada” que el Alto Tribunal le había dejado al otro lado de la red parlamentaria. Sin prisas convocará a la Mesa del Congreso para suspender al “Cuarteto de Barcelona” los presos que fueron y prometieron - con preámbulo mitinero - la Constitución.

Antes de ir a entrevistarse con Felipe VI para informarle del estado oficial y partidario de la Nación, y que el Rey comience las consultas para encargar la formación de Gobierno quiere dejarle resuelto el tema de las cuatro espinas republicanas que han ido de la cárcel al Parlamento y del Parlamento a la cárcel, con parada obligada ante el tribunal que preside el magistrado Marchena.

Para comprender bien, o al menos intentarlo, a la tercera autoridad política de España hay que adentrarse en el laberinto personal de Lawrence Durrell, que es el que asoma primero en “El libro negro” y al que daría rienda suelta en “El cuarteto de Alejandría”, la novela por etapas que mereció y no consiguió un Nobel, y se convirtió en camino obligado para los cachorros avarientos de sexo y drogas de los años 60.

Para entender al escritor inglés nacido en la India, que trabajó para el Foreign Office y que por lo tanto cumplió con sus obligaciones como espía, que se casó cuatro veces y viajó sin parar hasta morir en la francesa Sommieres con 78 años y quiso que le incineraran con una rosa en su ataúd, hay que entender a Henry Miller y a Anaïs Nin y al París entre dos guerras, que rendía homenaje a partes iguales a la “generación pérdida” norteamericana encarnada en Hemingway y al cubismo de Braque y Picasso.

Para entender al narrador de dos “Trópicos” y a sus excesos hay que entender el universo que existe entre dos franceses separados por poco más de un siglo y varias revoluciones: al asmático y burgués Proust y al libertino y aristócrata Sade. Sin esas referencias se perdería el rastro que lleva de la “Justine” del marqués que se libró de la guillotina por muy poco a la “Justine” que encabeza el “Cuarteto” del crápula británico.

¿Se dio de bruces Meritxell con Durrell cuando estudiaba Derecho en la Pompeu Fabra y servía copas en las noches barcelonesas de Nick Habana o Bikini para aportar su grano de arena a la economía familiar, o desgranó poemas sobre las playas de pies desnudos junto a Hector López Bofill, en una suerte de preparación oratoria antes de hacerlo en el auditorio de techos neoclásicos del Congreso y comenzar su romance tangencial con el culto Secretario de estado de Cultura de Mariano Rajoy ?

¿Hizo suyas las pasiones, deseos, sufrimientos y traiciones de Justine, Balthazar, Mountolive y Clea mientras trabajaba en la secretaría de Narcís Serra recomendada por el catedrático Josep Mir?.

¿ Visitó la ermita que lleva su nombre como patrona de Andorra en el centro del Principado antes de vestirse de blanco y decir el sí quiero a José María Lassalle en la colegiata románica de Santillana del Mar tras un fulgurante noviazgo de siete meses a la sombra de los leones del Congreso?.

Separados por la política y unidos por el amor sin duda que pensaron en Durrell y en los nombres que éste puso a sus dos hijas , Penélope y Safo, para viajar a Alejandría y desde la ciudad que fundara Alejandro pasar de Grecia a Roma y poner a las gemelas que nacerían en 2013, tres años antes de su divorcio, los nombres de Adriana y Valeria. ¿Tuvo algo que ver en el primero de ellos las Memorias imperiales de Marguerite Yourcenar, la escritora belga de nombre tan largo y aristocrático como difícil de pronunciar ?.

Entre libros de Derecho, poetas de arenas libertarias e independentistas, pianos y zapatillas de ballet, la mujer de sonrisa de seda y mazo de hierro ya ha aprendido que el trono de la carrera de San Jerónimo está lleno de puñales. Se los ha lanzado su paisano Albert Rivera, y durante toda la Legislatura se los lanzarán desde el resto de los adversarios de la derecha y, por supuesto, de los amigos de la izquierda. Abascal y Rufián están a la espera, que el camino es largo y no conviene cansarse en las primeras escaramuzas.

Experiencia no le falta. Dio sus primeros pasos en la política con un alcalde que llegó a vicepresidente y aspiró a vivir en la Moncloa. Pactó con otro presidente - de Cataluña - y ministro que hundía sus raíces en la emigración y el sindicalismo. Sucedió a otra ministra que también aspiraba a ser la primera mujer presidenta de España. Se equivocó en su apuesta por el poder interno en el PSOE, pero corrigió el error con habilidad y presteza. Con 46 años nada le está vetado y el futuro tiene que ser escrito.