En La Moncloa lo tienen ya prácticamente decidido: las elecciones generales se adelantarán al domingo 27 de noviembre, que además se celebra la fiesta de Nuestra Señora de los Milagros, una coincidencia que ilustra los deseos y las aspiraciones de los actuales dirigentes del PSOE ante una situación crítica que puede provocar una caída en picado de los votos socialistas
La evidencia de que su candidato Rubalcaba no puede aguantar ocho meses con un discurso de izquierdas mientras que un Gobierno socialista hace todo lo contrario, aprobando medidas liberales, es lo que ha inclinado finalmente la balanza a favor de los que pugnaban por adelantar las elecciones, frente a los que querían apurar hasta el último momento para ver si la crisis económica remitía y se empezaban a crear puestos de trabajo.
Los últimos datos que maneja el Ministerio de Economía y la Oficina Económica de Zapatero es que no va a ser así y que los brotes verdes no acaban de despuntar. Alfredo Pérez Rubalcaba ha presentado su dimisión como ministro para desmarcarse cuanto antes del Gobierno actual, dejando su cargo de portavoz a Ramón Jáuregui, actual ministro de Presidencia, y la cartera de Interior al número dos del Ministerio, Antonio Camacho para que le cubra las espaldas de los cabos sueltos que aún quedan por resolver, como el “·caso Faisán”.
Fuentes socialistas dan por sentado que el discurso del sábado de Rubalcaba, en el que revelará gran parte de su programa se basará en su mayor parte en las reivindicaciones del 15-M con la intención clara de recuperar el discurso socialdemócrata e intentar adelantarse al giro de otras formaciones política actuales, como IU y UPyD, así como las nuevas que va a presentarse a los próximos comicios, como Equo, que ha recogido a algunos de los antiguos líderes de Izquierda Unida.
Si (
No(
