En esos cuatro años, la izquierda se intentaba reestructurar tras el cambio en la vicepresidencia del Gobierno, con Yolanda Díaz, y Pedro Sánchez, pese a perder en votos y en escalos frente a Núñez Feijóo lograba que los 31 escaños de Sumar, más los siete de ERC, los también siete de Junts, los seis de Bildu, los cinco del PNV, hasta un total de siete partidos. 179 diputados dijeron sí en la investidura y 171 se mantuvieron en el no. Hasta hoy y con Sánchez asegurando que quiere llegar hastab2027 pese a todos los escándalos y procesos judiciales.
Queda lejos 2019 si se mira la transformación de España, pero aún más si se ve el cambio de Diaz Ayuso. Poco o nada queda de aquella joven que habñía aprendido a caminar por las arenas movedizas de la política madrileña de la mano de Esperanza Aguirre, de Cristina Cifuentes y de Alfredo Prada. La periodista se convirtió en la más dura de los adversarios de Pedro Sánchez y en referencia obligada de la oposición al Gobierno de coalición, po encima de cualquiera de sus compañeros del PP, incluido el propio Núñez Feijóo, que habñía sustituido a Pablo Casado. Los movimientos internos para disminuir su poder fracasaron y hasta el alcalde de Madrid, José Luís Martínez Almeida no tuvo más remedio que reconocer su liderazgo y olvidare de sus aspiraciones a presidir la organización del partido en Madrid. Ayuso trascendió el ámbito autonómico y presentó su candidatura para llegar al palacio de La Moncloa cuando fuese necesario, una situación que sólo se dará si Feijóo no lo logra y Sánchez u otro socialista sigue ocupando la presidencia del Gobierno.
Lo único que tiene que hacer la “bestia negra” del socialismo es mantenerse al frente de la Comunidad y ganar las elecciones autonómicas de 2027. Sólo hay otro candidato que pueda hacerle sombra, Juan Moreno, el presidente andaluz, que tendrá que defender su liderazgo en las urnas a mediados de 2026 frente a la actual vicepresidenta y ministra de Hacienda del Gobierno , María Jesús Montero. Si se mantiene como presidente, en solitario o con el apoyo de los diputados que, sin duda, logrará el Vox de Santiago Abascal, será la otra baza que pueda jugar la derecha española. Lo saben los tres: Feijóo, Ayuso y Moreno. Es el futuro del Partido Popular, con una ventaja para el actual lider, que puede poner en valor que ya ha ganado en votos a Pedro Sánchez en las urnas y que aquellos cuatro votos que le faltaron en el Hemiciclo del Congreso pueden cambiar de rumbo, ya sea desde el PNV o desde Junts. La mayoría absoluta está a su alcance y siempre tendrá el respaldo de Abascal, por mucho que en estos meses que quedan hasta la convocatoria real y con fecha de los comicios se ataquen y busquen un distanciamiento entre los electores.
Mariano Rajoy llegó a La. Moncloa con 63 años; Feijóo puede hacerlo con sesenta y cinco; Ayuso podría hacerlo ante de cumplir los 55, todo un record en la política española. Todo lo que hecho hasta hoy es rupturista, superando obstáculos personales y políticos. Puede que el mayor peligro que le acecha está entre sus propias filas, superior a las ganas de revancha y de destrucción que anidan en la izquerida. La actual presidenta de la Comunidad de Madrid es un espécimen raro, distinto, algo que sus adversarios no han logrado descubrir en sus debilidades.