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    28 de marzo de 2024

Sergio H. Baz

Con apenas dos frases Vicente del Bosque se ha sumado a las huestes de José Mourinho: lo sucedido en la Eurocopa tiene un culpable, Iker Casillas, por no llevarse bien con el cuerpo técnico. Reconoce, eso sí, que se llevó bien y muy bien con todos los jugadores incluyendo a David de Gea.

Un campeonato del mundo, dos eurocopas seguidas, una forma de jugar al futbol que asombraba a los adversarios. Una etapa, una historia que ya está escrita. Fuë bonito mientras duró, pero se ha terminado. La selección española de futbol, la que conocíamos hasta llegar a Parïs, ya no existe. Es un proyecto agotado que necesita una vuelta completa de calcetín.

Si España hubiera ganado a Croacia podria haberse encontrado con Alemania en la final. Perdido el encuentro lo que puede pasar ahora es que nos encontremos a los portugueses de Cristiano en la final tras ver la suerte que tienen los lusos y la desgracia que se adueñò de Modric y compañía pese a contar con todo su potencial disponible. Los dos cuadros de los 16 equipos que compiten en octavos es tan desigual que da lugar al desatino de mezclar a cinco campeones del mundo, por un lado, y a recien llegados a la gran competiciòn, por otro. La Gales de Bale, que ya esta en cuartos, es un buen ejemplo.

España se quedó sin la magia de Iniesta y de Silva al acabar el primer tiempo, en esos minutos finales que aprovecharon los croatas para empatar tras una nueva cantada de Ramos y De Gea. Mal el defensa y mal el portero que ya habían estado a punto de regalarles un par de goles a Rakitic y compañia.

Quinientos millones de personas pegados a sus televisores habrán visto en cerca de doscientos países como el Barcelona, sin Messi, humillaba con cinco goles al Real Madrid, sin Cristiano. Han visto a un entrenador, Lopetegui, caminar detrás de su propio entierro. Y no han visto a un presidente, Florentino, que va a volver a jugar con fuego esta temporada.
Cinco equipos en Primera División era una espece de imposible en el imaginario futbolístico madrileño, aunque en este inicio de Liga sus resultados, al igual que su situación económica, diisten mucho unos de otros
Cada noche y a veces durante el día al presidente del Real Madrid le asalta la misma pesadilla: está en el palco del estadio de su rival madrileño, el Wanda Metropolitano, es uno de junio de 2019 y se está disputando la final de la Champion. A su lado está Felipe VI, invitado de honor y socio del Atlético, Enrique Cerezo y Andrea Agnelli, el presidente de la Juventus y miembro de la familia más rica de Italia.
El finalmente R7 abandona el Bernabeu para jugar en la Juventus de Turín, es posible que alguna de las figuras que están brillando en Moscú ocupen su puesto, con MBappe en primer lugar, el jugador que más recuerda al otro Ronaldo
La marca España por los suelos ante el Rey que había ido a ver ganar o a perder con honor en la batalla. Se perdió por falta de juego, por falta de estrategia, por falta de alternativas, por falta de casi todo
Si algún inocente - que puede que los haya de forma misteriosa e inexplicable - en el mundo del futbol creía aún en los contratos y en el respeto a los compromisos firmados ya puede imponerse la penitencia correspondiente: fustigarse cada mañana para que se le abran los ojos al poder de don dinero.
El mismo escalofrío recorrió varios millones de cuerpo cuando en el tercer set, con Rafael Nadal camino de la nueva gloria, los dedos de la mano izquierda del tenista mallorquín se tornaron rígidos. Ganaba por 6-4- y 6-3 y Dominic Thiem parecía resignado a la derrota. En ese momento y tras un saque que le colocaba con 30 a cero, se paró, miró al árbitro, y pidió que entrara el fisio. ¡No podía suceder, Nadal no podía retirarse lesionado cuando estaba a unos golpes del triunfo ¡.
El delantero francés, con dos goles y una gran actuación, consigue que el Atlético se traiga a Madrid su tercera Copa europea. Ahora le toca al madrid y a Cristiano Ronaldo lograr lo mismo en Kiev. El Liverpool es mucho más equipo que el Marsella, que tuvo tan sólo dos ocasiones para equilibrar el partido: en el minuto tres, con un disparo sin intención ante el portero del Atlético; y casi al final del encuentro, en un gran cabezazo que se estrelló en el poste. Para redondear la lluviosa tarde-noche de Lyón, el capital Gaby anotó el tercero y eso hizo que Torres pudiera despedirse, con dos minutos, de su condición de jugador rojiblanco.
Va para los nostálgicos, para aquellos que aún creen en la defensa de los colores de un club, para los que aplauden y gritan a los que consideran sus ídolos ya sean vestidos de blanco, de azulgrana o de rojiblancos: en el futbol de hoy cuentan los ceros, siempre detrás de un número que los da valor. O lo que es lo mismo, pon millones sobre la mesa y el jugador que juraba y perjuraba que estaba en el club de sus amores emprenderá viaje sin retorno en busca de nueva casa futbolística. Y si esa casa es la del “enemigo” mejor que mejor.
El Madrid fue a Sevilla y se quedó como estaba. Jugo mal durante ochenta minutos y esperó el milagro de un empate, pero esta vez el milagro dijo no. Podía el equipo de Zidane haberse hecho un favor a sí mismo y de paso al Getafe. Haberse puesto por delante del Atlético en ese segundo puesto y colocar al otro equipo madrileño en puestos europeos. No quisieron hacerlo, no pudieron hacerlo y todos estuvieron mal. También Zidane que no supo colocar a los suyos, ni corregir los defectos que aparecieron desde el principio.
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