6/5/2011.- Los madridistas se presentan con un pasado glorioso, pero con un grupo de jugadores con falta de experiencia en este tipo de partidos.
Real Madrid, Maccabi, Panathinaikos y Montepaschi Siena componen el cuarteto de aspirantes a suceder en el trono europeo del baloncesto al Barcelona, en una proclamación, la 'Final Four' de la Euroliga, que tendrá como escenario el Palau Sant Jordi este fin de semana. Panathinaikos-Montepaschi Siena y Real Madrid-Maccabi Tel Aviv son las semifinales del viernes en busca de la gran final del domingo.
El Real Madrid tenía marcado en rojo y desde el comienzo de la temporada llegar a la final a cuatro de Barcelona, quince años después de su última presencia entre la élite europea del baloncesto. Demasiados años para un equipo que aspira siempre a lo máximo. Los madridistas se presentan con un pasado glorioso, pero falto de experiencia en este tipo de partidos.
Enfrente tendrá al Maccabi de Jeremy Pargo y Schortsanitis, que se ha clasificado casi sin querer, porque han acometido esta temporada una reestructuración de la plantilla y ni ellos mismos confiaban en poder llegar tan alto. Luego, la propia competición les ha concedido esta oportunidad que ya es un premio.
Los griegos del Panathinaikos parten como favoritos, por jugadores y por haber eliminado al todavía vigente campeón, el Barcelona, pero los italianos del Montepaschi ya han sabido sortear la lógica de las previsiones y plantarse en Barcelona contra pronóstico.
Después de su temprana casi irreal eliminación a las primeras de cambio en la temporada anterior, el Panathinaikos no se planteaba otro objetivo que alcanzar la final y el título. Por plantilla, en la que destacan Batiste y Diamantidis, por presupuesto y por el serbio Zeljko Obradovic, el más laureado de todos los entrenadores. El Montepaschi Siena es el embajador del baloncesto italiano. Un 'pallacanestro' de capa caída desde hace mucho tiempo y que puede encontrar en el conjunto de Pianigiani su orgullo perdido.