La policía, tras el testimonio de sus víctimas, fue construyendo el perfil de Ortíz. Era fuerte y se limpiaba el sudor con una toalla con un logo de un gimnasio. Y su 'firma de autor' se repetía. Decía a las niñas que iba a gastarles una broma. A otras, que les iba a dar ropa. También coincidía que las daba tranquilizante