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Euskadi

18/04/2017@08:28:09

Sin solución de continuidad los nacionalismos catalanes y vascos pasan de Escocia a Canada pasando de vez en cuando por el norte de Italia y cerrando los ojos a lo sucedido en centroeuropa cuando de lo que eran Yugoslavia y Checoeslovaquía surgieron ocho países. De la península de Crimea, mejor no hablar no sea que al gobierno de España se le ocurra ponerles un retrato de Putin delante de sus narices.

El PNV apuesta, en su manifiesto del Aberri Eguna 2016, por alcanzar la próxima legislatura un nuevo estatus consensuado en el Parlamento vasco "que reconozca la identidad nacional de los vascos", que recoja su "sentido de pertenencia a una nación", y el respeto a su "derecho a decidir su futuro". Además, reclama una relación de bilateralidad con el Estado.

Las elecciones en Euskadi este domingo, 21 de abril de 2023, sentarán las bases políticas de los próximos meses en toda España. Por primera vez una formación, Bildu, heredera de una organización terrorista como fue ETA aspira a convertirse en la primera fuerza en votos y en escaños, por encima de los partidos que han gobernado, no sólo durante la actual democracia, también desde los tiempos de la II República. Un vasco de primera generación de 48 años, Imanol Pradales, crecido políticamente a la sombra de José Luís Bilbao, se juega la lendakariza contra Pello Otxandiano, un vasco con ocho apellidos de la tierra y el artífice del cambio programático que ha dirigido Arnaldo Otegui. Uno de los dos necesitará a Eneko Andueza - convertido en la persona de confianza de Iñaki Arriola - para lograr la mayoría necesaria en el Parlamento y, de paso, evitarle a Pedro Sánchez la decisión de optar entre los radical y lo convencional.

En las elecciones autonómicas de 2020 la mitad de los vascos que tenían derecho a votar se quedaron en casa. Cuatro años antes acudieron a las urnas un diez por ciento más. Este próximo 21 de abril veremos si sube o baja el porcentaje del evidente desencanto electoral de los ciudadanos de Euskadi por su propio gobierno. Sumemos a esa realidad matemática la desigualdad que existe entre las tres provincias a la hora de lograr un escaño en el Parlamento autonómico: en Alava se consigue un asiento con cinco mil votos, en Guipúzcoa se necesitan diez mil y en Vizcaya dieciséis mil. Es otra de las incongruencias que tienen las leyes electorales en España. No todos los votos son iguales.

La presencia de IU está en el aire hasta después de los comicios vascos y hubo roces antes por la cuotas dentro Sumar y su despliegue territorial

El mayor incremento se ha producido en restaurantes y hoteles; ocio y cultura; alimentos y bebidas no alcohólicas, mientras que dónde más moderan las subidas fue en vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles

Los diez millones de españoles que viven en Euskadi y Cataluña, que hablan un mal español ( castellano ) y un aceptable vasco y catalán votarán en el próximo mes y medio por tener a 210 representantes de la soberanía popular de sus territorios en sus dos Parlamentos. pensarán que votan por sus señas de identidad, por unas mayores dosis de gobierno, por mejores servicios sociales, por más protección para los mayores, para más inversión en educación y sanidad. Es lo que les habrán dicho desde la derecha del PNV o Junts a la izquierda de Bildu o la Cup. Les estarán mintiendo, como llevan haciendo desde hace 40 años. No les descubrirán su verdad oculta: todos los votos independentistas son síntomas de dos graves enfermedades endémicas y difíciles de erradicar, el egoísmo y el rencor.

Demostrada su habilidad para gobernar durante seis años con apenas 120 escaños en el Congreso, Pedro Sánchez tendrá que recurrir a su mejor versión como mago de las matemáticas parlamentarias si quiere que la actual Legislatura dure hasta mediados de 2027. Los 25 escaños que pertenecen a los catalanes de ERC y de Junts y a los vascos de Bildu y del PNV mantienen la mayoría absoluta actual pero las elecciones vascas y catalanes van a obligar al presidente del Gobierno a elegir entre unos y otros. Siempre con las dudas de si su vicepresidenta segunda es capaz de mantener bajo su autoridad los 27 asientos que representan a Sumar.

La Asamblea fundacional de Sumar, cargada de discursos tan altisonantes como vacíos, confirma que el proyecto de Yolanda Díaz es una Resta política para la izquierda que soñó en destronar al PSOE de la hegemonía de ese espacio sociológico de la vida pública española. Sólo votó un 11% de los supuestos “afiliados” al proyecto y la realidad, la cruel realidad para la vicepresidenta segunda del Gobierno de Pedro Sánchez es que se ha convertido en una dirigente prescindible. Su base de poder, que se alimenta de los rescoldos de lo que fue Podemos, se circunscribe a los 10 diputados del Congreso que se dicen de Sumar.

Le empujaron a abdicar y abdicó. Le dijeron que no podía seguir siendo Rey y lo aceptó. Le convencieron de que la única forma de salvar la Monarquía era dejarla en manos de su hijo y entregó la Corona a Felipe VI. Díez años más tarde los escándalos de los partidos, los cambios de liderazgos en los partidos y la crisis constitucional han convertido a España en un país de locos, en una jaula de grillos en la que los insultos y ataques personales entre diputados en todas las Cámaras parlamentarias han roto la convivencia impidiendo el necesario diálogo democrático entre el poder y la oposición.

Tierra de meigas y de conjuros, de mitos celtas, de muy viejas historias perdidas entre las nieblas del Fin del Mundo. Esa Galicia de acantilados que rugen por encima de los bostezos del océano que los golpea; esa Galicia frágil como frágil es la danza nocturna de las doncellas antes de que el diablo que habita en sus montes les invite a beber el orujo sagrado; esa Galicia que es capaz de buscar en la Escocia del Rey Jacobo una causa por la que combatir en nombre de una libertad que no era la suya; esa Galicia le acaba de romper el espinazo al Gobierno seco de una Corte llena de encajes financieros.

Miedos fuera para el Partido Popular, para Alberto Núñez Feijóo y para Alfonso Rueda en Galicia. Quinta mayoría absoluta con más votos que en 2020 y casi los mismos escaños. Aún falta por contabilizar el voto exterior, que también ha aumentado de forma muy notable y le puede dar al PP otro escaño más. La dividida izquierda sigue de derrota en derrota y se ha vuelto más nacionalista y menos socialista. Han perdido José Ramón Gómez Besteiro y Marta Lois, pero quien han perdido de verdad son Pedro Sánchez y Yolanda Díaz, y con ellos el actual Gobierno.

Los dos problemas van más juntos de lo que a todos nos gustaría. Se mueven desde un mismo eje, las mafias, que controlan el envío de drogas a España y por el mismo camino a miles de emigrantes ilegales que colapsan los servicios sociales y se convierten e un elemento decisivo para que los poderes públicos, ya sean del Estado, autonómicos y municipales, ya sean españoles o europeos, tengan que dedicar una gran parte de los recursos públicos a proteger a esas miles de personas que huyen de sus países de origen en busca de lo que para ellos es el Paraíso que existe al otro lado del mediterráneo.

CEAR lamenta, sin embargo, el descenso de resoluciones favorables del 16,5% al 12% actual, que rompe la tendencia al alza de los dos últimos años y se aleja de la media europea, que se situó en torno al 40% en 2023

No son pocas las bajas que en los últimos meses se han producido en la formación morada tanto en ámbitos locales, autonómicos y nacionales. La última de ellas la de la número tres de Podemos, Lilith Verstrynge, por no hablar de la abrupta marcha de Antón Gómez Reino, exlíder de Podemos Galicia. Vías de agua que el partido que dirige Ione Belarra trata de atajar colocando a varios de sus dirigentes de la Ejecutiva estatal al frente de las direcciones autonómicas

Medio año les parece a nuestros dirigentes políticos un tiempo muy largo. Un nuevo Gobierno y unas nuevas elecciones en Galicia les despiertan sus “ instintos” asesinos hacia el rival de turno. La amnistía, las transferencias o los pèlets son meras excusas. Siempre encuentran una justificación y siempre cumplen con su teatral papel de víctimas y verdugos. Eso sí, con la obra ensayada y el final previsto. Para eso están los ensayos previos ocho que tuvieron el Gobierno y Junts el día anterior a la representación.

El presidente del Gobierno vuelve a demostrar que es el más listo de la clase. Puede que no sea el más inteligente o el más leído o el que más sabe de economía, pero de política y de uso del poder lo sabe todo. Y lo utiliza. Los movimientos dentro del Gobierno tras la salida de Nadia Calviño al BEI son la mejor demostración.

Insiste en que Sumar es responsable y se volcará en las elecciones aunque insiste en reprochar la actitud tránsfuga de los morados

Los morados actuarán desde ahora con "total autonomía" y con medidas "valientes": "No estamos en política para calentar el sillón"

En la capital hay previstas dos manifestaciones diferentes. La primera, convocada por el Foro de Madrid y el Consejo de las Mujeres de Madrid, las feministas clásicas, a la que asistirá la nueva ministra de Igualdad. La segunda, es de la Comisión 8M y a ella acudirá Irene Montero

Simancas, que es el subdirector la revista Temas, dirigida por Tezanos, acusa a la derecha de utilizar el término España, los símbolos nacionales y el sentimiento de unidad nacional "en beneficio de sus intereses políticos"

El sábado, Pedro Sánchez conseguía el apoyo total del Comité Federal del PSOE para “ en nombre de España” aprobar una amnistía para todos los condenados por los hechos ocurridos el uno de octubre de 2017 en Cataluña. El domingo en Málaga, Alberto Núñez Feijóo reunía a varios miles de personas en nombre de España, en contra de esa misma amnistía. Lo mismo que hacía en Madrid Santiago Abascal, también en nombre de España. En apenas tres meses nuestro país se ha convertido en “ La Malquerida “ que escribió Jacinto Benavente nueve años antes de que le dieran el Premio Nobel.
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La secretaria general del PSE-EE, Idoia Mendia, ha defendido un apoyo "sin fisuras" de los socialistas vascos a Pedro Sánchez "en su intento de explorar, cuando toque, acuerdos para formar un Gobierno de progreso en España". No obstante, ha advertido de que estos acuerdos no deben ser "a cualquier precio sino sobre contenidos".

Convertido en el más fiel de los aliados de Pedro Sánchez dentro del universo socialista, capaz de aparecer en los más variopintos escenarios nacionales e internacionales, José Luis Rodríguez Zapatero puede y debe transmitirle al mejor de sus “alumnos”, con permiso de José Blanco, la historia de su propio y anunciado final en La Moncloa, aquel dos de abril cuando a anunció que se marchaba y que nunca más sería el candidato del PSOE. Los pronósticos apuntaban a decisiones presidenciales que se tomarían tras las elecciones municipales y autonómica de aquel 22 de mayo. Situación muy parecida a la actual. El presidente Sánchez no ha mencionado sus deseos de dejar el poder, que no los tiene, pero mantener los sesenta escaños de sus socios tras los inevitables choques entre nacionalistas y el derrumbe de la izquierda se presenta como una misión de resistencia de “Manual”, al alcance de muy pocos.

Seis partidos políticos representados en el Parlamento vasco desde 2020 de los que votan sólo dos aspiran a gobernar. Los dos son nacionalistas y mientras uno, el PNV, se declara tímidamente independentista, el otro, Bildu, afirma una y otra vez que quiere llegar a la independencia por medios legales. Uno y otro reivindican un futuro “estado vasco “ en el que se incluya Navarra. El resto de las formaciones, muy a su pesar, son compañeros para la formación del futuro gobierno que salga de las elecciones del próximo domingo.

Toda una batalla la que se ha viviendo en la formación de Yolanda Díaz por abrirse hueco en la candidatura europea.encabezada por la hasta ahora presidenta CEAR, Estrella Galán. Finlamente el número dos es para. la candidatura de los 'comunes', con el exdiputado Jaume Asens, y la tercera plaza para Compromís, falta por concretar el que ocuparán IU y Verdes Equo

Un simple cambio en la ley electoral reduciría la tensión política y los problemas entre autonomías y entre partidos. La ley es injusta en la representación política y otorga, desde los inicios de la democracia, un exagerado beneficio a los partidos nacionalistas, en contra de las formaciones con presencia en toda España.

Si el presidente del PP quiere convertirse en presidente del Gobierno sólo tiene un camino: lograr la mayoría absoluta en unas elecciones generales. Lo consiguió José María Aznar y lo logró Mariano Rajoy. Esa es la esperanza de la derecha a nivel nacional. Sin esos 176 escaños en el Congreso conseguidos por sí mismo, el Partido Popular se encuentra con dos agujeros negros que le penalizan en su objetivo de gobernar en España. Euskadi y Cataluña tienen sus propias derechas nacionalistas, cada vez más alejadas de suscribir pactos de Legislatura con los populares. El independentismo se ha convertido en una línea roja que opera en los dos sentidos y, como veremos veremos en abril y mayo, cierra las aspiraciones de Núñez Feijóo para sentarse en el palacio de La Moncloa.

Se alimentan los medios de comunicación, nos alimentamos los periodistas de las peleas de taberna que protagonizan cada día los representantes del pueblo. Vemos cada día sus caras crispadas, sus insultos, sus descalificaciones, sus deseos de acabar con los adversarios. Justo lo contrario de lo que la mayoría de los ciudadanos desearíamos de aquellos que hemos elegido para servirnos, con el Gobierno a la cabeza, con el presidente del mismo a la cabeza, cumpliendo con su misión de buscar el acuerdo, el pacto, el diálogo con la oposición, por más brava y poco justa que crea que se está comportando.

Asegura que Sumar mantiene "una disputa" con PSOE para que el Gobierno "recupere iniciativa y haga justicia social"

La ambición de Yolanda Díaz le hizo querer ir más deprisa y más en solitario de lo que la coalición que era Sumar requería. La vicepresidenta segunda y heredera de Pablo Iglesias, ofreció una plataforma electoral a todos los grupos y formaciones que existen a la izquierda del PSOE. Se trataba de llevar a cabo una CEDA de la izquierda, una Confederación. Española de las Izquierdas Autónomas, a imitación de lo que lograra José María Gil Robles durante la II República para la conquista del poder desde la derecha. El fracaso en Galicia ha terminado con la ambición y con el liderazgo.

Las elecciones gallegas han supuesto un a nueva decepción para Pablo Iglesias que estaba convencido que la única opción clara de batir al PP era el BNG pero que al final tuvo que ceder ante sus compañeras Irene Montero e Ione Belarra, para apoyar a Isabel Faraldo a la que concedía el mérito de haber puesto “el cascabel al gato intocable de la oligarquía gallega y española: Amancio Ortega. Si es elegida diputada, el cambio está asegurado. Fuerza”. Hasta aquí llegó la marea pablista.

Es muy difícil que el Partido Popular pierda las elecciones del próximo domingo en Galicia pero es posible que pierda el Gobierno de la Xunta. Lo que ya es seguro es que los socialistas gallegos seguirán como tercera fuerza y que no tendrían más opción que apoyar al Bloque Nacionalista Galego si se diera la circunstancia de que entre las dos formaciones llegaran a sumar 38 escaños en el Parlamento. Galicia se ha convertido en la tercera base sobre la ya se asienta la España Federal.

El Ministerio se habría reunido un día antes con representantes de estas comunidades para abordar asuntos como la necesidad de adoptar medidas a corto plazo para paliar la escasez de profesionales sanitarios, especialmente en medicina comunitaria y pediatría

El camino ya estaba emprendido desde el propio texto constitucional. Era cuestión de espera y de absurdos revanchismos históricos, con creación o recreación de lenguas que desaparecieron hace siglos. ¿Culpables del desastre en el que nos encontramos, escondido detrás de llamamientos a defender identidades que habría que buscar en la Hispania conquistada por los romanos?. Sin ninguna duda, una gran parte de la clase política y aceptado, de hecho, por todos los gobiernos.

Seguro que tanto Pablo Iglesias como Iñigo , Juan Carlos Monedero, Pablo Bustinduy y el resto de los profesores universitarios que se convirtieron en lideres politicos en apenas 12 meses conocían y han leido a más de uno de los integrantes de los " Angry Young Men", el grupo de escritores británicos que a mediados del siglo XX cambió la forma de mirarse que tenía la sociedad a la que pertenecian. Màs que airados, aqui, en España hoy, les llamariamos jóvenes cabreados, jóvenes hartos del modelo social que les condena a vivir con sus padres hasta pasados los 30 años, que les ofrece salarios de 800 euros, que no encuentran un hueco para sus esperanzas e ilusiones en el futuro al que se asoman.

El propio Urtasun señalaba que este acto era relevante y su finalidad consistía en reforzar el proyecto "político y organizativo" de Sumar

El balance de este año que acaba de hacer el presidente del Gobierno sólo podía ser uno y así ha sido: su mirada al vaso llamado España no puede estar más lleno, nada de medias tintas. Todo lo conseguido, pese a la mala situación europea, a la herencia recibida de los gobiernos del PP, y a dos guerras como las de Ucrania e Israel, se ha debido a las buenas decisiones tomadas por el Ejecutivo. En contra de las zancadillas, los ataques y la poca fe que tiene la oposición en las capacidades de los españoles. Sánchez diez, Feijóo cero.

En cuatro años y tres elecciones autonómicas Isabel Díaz Ayuso ha conseguido que el Partido Popular pase de tener 30 escaños a tener 71 asientos en la Asamblea madrileña. En ese mismo periodo el PSOE, primero con Angel Gabilondo y luego con Juan Lobato ha pasado de 37 a 27, empatado con Más Madrid en escaños pero con menos votos. Tres batallas muy distintas pero con un mismo resultado final: el poder lo sigue ostentado el PP, con siete presidentes desde que se celebraron las primeras elecciones (Alberto Ruiz Gallardón, Esperanza, Aguirre, Ignacio González, Cristina Cifuentes) frente a uno del PSOE, Joaquín Leguina. De primer partido el PSOE ha pasado a tercero. Motivo muy suficiente para pensar y sacar conclusiones.

Cambios en el Gobierno a la espera de más cambios en diciembre con la salida de Nadia Calviño y la subida de Escrivá para frenar las exigencias de Yolanda Díaz; cambios en la dirección del PP con más poder para Cuca Gamarra, Miguel Tellado y Carmen Fúnez y mucho menos para Elias Bendodo; cambios en los candidatos del PNV con la retirada obligada de Iñigo Urkullu, y de Bildu con la renuncia de Arnaldo Otegui. La Legislatura acaba de comenzar y ya se ve que va a ser más dura que la anterior, por lo menos hasta el “superjunio” de 2024 con sus tres elecciones.

Dos días de debate, una votación y 179 votos a favor y 171 en contra. Pedro Sánchez ya es presidente de nuevo pese a que su partido, el PSOE, sólo tenga 121 escaños en el Congreso. Un éxito que lleva repitiendo desde junio de 2018 cuando ganó la moción de censura contra Mariano Rajoy. No ha habido sorpresas. Ninguna. Lo previsto desde el resultado final de las elecciones generales del 23 de julio. “Cada mochuelo a su olivo”, por usar uno de esos refranes más populares. Cada dirigente que ha intervenido ha defendido sus intereses, mirando hacia el interior de sus casas.

Puede que en unas horas o unos días Carles Puigdemont consiga que Pedro Sánchez le haga saber a su enviado especial y secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, que debe firmar lo que el ex presidente de la Generalitat y huido de lujo en Waterloo le ponga sobre la mesa. El presidente en funciones puede que consiga esos siete votos que necesita en el Congreso para mantenerse al frente del Gobierno, pero será tan sólo uno de los seis contratos, de mayor o menor enjundia que debe firmar para conseguir su investidura e iniciar una Legislatura que resultará inútil por estar muerta.

Ni el presidente del Gobierno en funciones, ni el líder de la oposición, también en funciones, podrán aguantar cuatro años de Legislatura en las condicione de desmembramiento político que existe en los partidos españoles. Pedro Sánchez puede conseguir los votos necesarios para lograr la investidura pero no podrá estar gobernando bajo la presión constante de miembros de su propio Consejo de Ministros y del resto de los partidos que le hayan apoyado. Lo mismo cabe decir de Alberto Núñez Feijóo, obligado a cambiar de equipo tanto si se convocan de nuevo las elecciones como si tiene que estar cuatro años de oposición.