Los expertos advierten que alrededor de siete de cada diez niños sufre a diario algún tipo de acoso en nuestro país. Además, el auge imparable del uso de las nuevas tecnologías entre los menores de edad ha llevado a que cada vez más víctimas sufran lo que se ha denominado como ‘ciberbullying’.
No hablamos de un problema puntual que se da en una u otra escuela, o en uno u otro barrio. Hablamos de una auténtica epidemia, que afecta cada año a miles de niños, prácticamente de forma silenciosa. Menores que, en la mayoría de los casos presentan problemas psicológicos, con manifestaciones claras de depresión, ansiedad o temor.
Pero también debemos de estar alerta, tanto los padres como los profesores y demás personal del centro educativo, para identificar al agresor, algo que puede ser del todo efectivo con un poco de atención. ¿Lleva tu hijo o hija cosas a casa que no son suyas? Este es uno de los primeros pasos que debemos de reconocer. Puede ser que el niño traiga juguetes a casa que no le pertenecen, ropa o incluso dinero que ningún familiar le había dado previamente. Además, una conducta cruel, incluso con los integrantes del núcleo familiar, debe de ponernos sobre aviso, ya que es algo que se puede extender más allá de las cuatro paredes que conforman el hogar y llegar hasta las aulas del colegio.
Otro de los aspectos a tener en cuenta es el tecnológico, es decir, si el menor está obsesionado con la popularidad o con ser aceptado entre sus compañeros, o incluso si se comporta de forma extraña y se aísla en favor del entorno digital, donde se siente más seguro para llevar a cabo el acoso que comentábamos anteriormente a través de juegos en línea o redes sociales.
También el grupo de amigos o, por qué no decirlo, las ‘malas compañías’, conllevan a que el niño se comporte igual que sus compañeros, por lo que habrá que reforzar también la atención en conocer con qué tipo de críos se rodea, puesto que, si tienen mal comportamiento, puede que estemos ante un grupo de “abusones”, y es que no siempre los agresores actúan en solitario.
Si algo de esto te suena, no desesperes, lo primero es acudir a un profesional, que te guíe, te asesore, y a partir de ahí, aprender a escuchar a los más pequeños. Pese a su corta edad, tienen sus propias ideas, pensamientos y, en definitiva, están construyendo su ‘yo’ del futuro, y podemos haber perdido la conexión en algún momento debido al trajín del día a día que nos indique que algo no va bien. Es muy importante que, también desde casa, sean educados en valores, que respeten a todo tipo de personas, para así ayudarles a entender las injusticias que se les puedan presentar en su vida diaria y la forma correcta de abordarlas.
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