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El juego de tronos de la sultana del PSOE
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El juego de tronos de la sultana del PSOE

viernes 08 de enero de 2016, 18:21h
Sus ambiciones nunca declaradas pero siempre presentes desde que llegara a la presidencia de la Junta de Andalucía y a la dirección del socialismo andaluz la colocan en la punta de lanza que amenaza el futuro de Pedro Sánchez.

Susana Díaz, a la que con toda justicia llaman la sultana del PSOE, quiere dar el salto a la secretaria general de su partido más pronto que tarde. Se lo ha dicho a los suyos y estos lo han provocado a los cuatro vientos. Su problema estáen el calendario y en las representaciones que se están dando en otros escenarios, como son el nacional y el catalán,

Con su partido en sus mínimos históricos tras la nueva debacle del 20 de diciembre, fueron muchos los que miraron hacia Sevilla esperando que Susana diera el paso y se presentará como la única capaz de devolver de al socialismo al poder. No lo hizo en público y lo hizo en privado, creyendo tal vez que Sánchez y su equipo iban a arrojar la toalla dejándole el camino abierto

Se equivocó. Pedro no quiere renunciar a su futuro y otro tanto cabe decir de Cesar Luena, Antonio Hernando y demás compañía. El actual secretario general va a hacer todo lo posible por gobernar, aunque sea en una coalición casi imposible, y si no tiene más remedio y debe " aceptar" que se convoquen nuevas elecciones, que sea él de nuevo el candidato del PSOE.

Si se retrasa el Congreso Federal hasta el mes de junio o julio, en lugar de celebrarse en febrero. Susana Díaz obtendrá más tiempo para decidirse. Si es después de una nueva cita con las urnas y Sánchez vuelve a fracasar e incluso a tener un peor resultado, su candidatura para dirigir el socialismo será imparable. Si se celebrara el cónclave de los suyos antes, su dilema sería mayor: aceptar la continuidad de Pedro o arriesgarse a dejar la comodidad de Sevilla y la presidencia de la Junta andaluza por un destino tan incierto como el que está atenazando al actual secretario general.

En este juego de tronos en el que se ha embarcado el PSOE, en el que las intrigas palaciegas cuentan más que los programas o las ofertas a los ciudadanos, los distintos aspirantes al poder se preocupan más en destruir a los rivales que en volver a conectar con la sociedad que les sigue dando la espalda. El mejor de los ejemplos es el de Madrid con Tomás Gómez y su antiguo equipo boicoteando a la dirección de Ferraz y a la dirección regional que encabeza Sara Hernandez.

Los tiempos en política cuentan y cuentan mucho. Lo mismo que la conjunción de distintos escenarios que se nutren e influyen entre sí. Para Susana Díaz es muy importante lo que ocurra en Cataluña, por la suerte del PSC pero también por lo que ocurra con los socios de Podemos y del propio nacionalismo que representan Convergencia y Esquerra.

Dice ese viejo refrán español que el que quiera peces debe mojarse el culo. Díaz quiere que le lleven los peces al palacio de San Telmo y que sean otros los que se mojen los calzones. Y esa prevención, ese miedo, puede que le aleje del deseado poder nacional. Quitar a un secretario general que sólo ha perdido unas elecciones en uno de los momentos más difíciles para su partido no es tarea fácil, ni siquiera cuando ese dirigente ha hecho méritos para ser cambiado.