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Lo probable, lo posible y lo imposible en Alemania

jueves 02 de octubre de 2014, 12:47h

Desde que Konrad Adenauer inició el particular idilio político de los democristianos alemanes con los liberales en 1949, Alemania ha vivido sesenta y cuatro años viendo como los gobiernos de coalición se convertían en una de las características de su sistema parlamentario. Gobernara el centro derecha o el centro izquierda, los liberales se ofrecían a moderar las inclinaciones de ambos hacia los extremos y a dar estabilidad al Ejecutivo y al canciller de turno. Con esa historia lo probable de las últimas elecciones era que se mantuviera el esquema y que la claramente favorita, Angela Merkel, negociara con el liberal Philipp Rósler la continuidad de su alianza. Falló lo probable, han desaparecido del Bundestag los diputados del FPD y Merkel no ha logrado lo que si consiguió Adenauer en 1953: tener mayoría absoluta.

Tras lo probable viene lo posible para la líder de la CDU: gobernar en minoría con sus 311 diputados y exponerse a sucesivas derrotas en el Parlamento que le hagan muy difícil llevar adelante sus planes de gobierno en una situación europea en la que la crisis no ha terminado, en la que se requerirán liderazgos fuertes y en la que el papel de Alemania tendrá que modificarse, si es que se quiere que la Europa de los 27 siga adelante y el euro no sufra más ataques monetarios y financieros desde dentro y desde fuera de la Unión. Otra posibilidad es la que ya se ha dado en momentos críticos de la vida pública alemana: la gran coalición con los socialdemócratas del SPD, que si bien han mejorado algo sus resultados respecto a las elecciones de 2009, no han cubierto sus espectativas y bajo la dirección de Peter Steinbruck se han quedado a 16 puntos de sus rivales. La tercera posibilidad la tienen Merkel y su partido con Los Verdes que le proporcionarían con holgura los cinco diputados que le faltan para la mayoría absoluta pero no parece que su líder, Winfried Krichmann, esté a favor de repetir la experiencia de Hamburgo entre los dos partidos que acabó de la peor manera posible.

En ambos casos y con el coste político que tengan que pagar la una y los otros de cara a los ciudadanos alemanes que les han votado, posiblemente bajando la presión sobre las clases medias y sobre esos casi ocho millones de trabajadores que cobran menos de 500 euros al mes, y por supuesto con una político exterior en Europa menos centrada en los recortes y en el control del déficit y más en los planes de desarrollo y de solidaridad, las primeras ofertas de diálogo deben partir de la CDU y de Angela Merkel, a la que su indudable victoria le puede amargar el inmediato futuro.

Si lo probable no se produce y lo posible, tampoco, queda lo que parece imposible pero que se puede quedar en improbable y hasta en sorprendente si se mira la reciente historia de Alemania desde la II Guerra Mundial: un gobierno tripartito de izquierdas entre el SPD, Los Verdes y La Izquierda ( Die Linke) , que se ha convertido en la tercera fuerza política del país y cuyo carácter eminentemente regional le ha impedido hasta ahora entrar en operaciones de alcance nacional. Con los números en la mano, salen las cuentas: CDU, 311; SPD mas Die Linke y Los Verdes llegan a 319, de un total de 330. Si a la derecha le faltan cuatro escaños, a la izquierda le sobrarían esos mismos cuatro. Sería algo inédito, pero algo que en España conocemos bien a niveles autonómicos y que un día podemos verlo a nivel del estado, todo depende de hasta qué punto alcanza la osadía, la ambición y la inteligencia de los líderes políticos.

En el caso de que la canciller en funciones no consiguiera convencer a alguno de los otros partidos y formaciones con representación parlamentaria para formar un " gobierno fuerte", y los otros tres no se atrevieran o no llegaran a plantearse esa fórmula tripartita, los alemanes podrían encontrarse con una nueva convocatoria electoral en la que todo empezaría de nuevo y todo sería posible: desde la mayoría absoluta para Merkel a la obtención por parte de los liberales del FDP de ese cinco por ciento de votos que le permitiera entrar en el Parlamento y ofrecerse como socio. Las otras opciones en caso de repetir la cita con las urnas serían tan " imposibles" como las de un inédito tripartito gobernando Alemania y Europa desde Berlín.

Si hacemos caso a los mercados y a las Bolsas tras unas elecciones no parece que les hayan gustado mucho los resultados del domingo. El color rojo apareció el lunes en todos los indicadores.