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La estrategia de Rajoy para controlar a Esperanza Aguirre

jueves 02 de octubre de 2014, 12:47h
El presidente del Gobierno y del PP acumula cargos y nombramientos de mujeres en la Comunidad madrileña para diluir el poder y la imagen de Esperanza Aguirre dentro y fuera del Partido Popular

A través de los distintos nombramientos - sobre todo de mujeres -que ha hecho desde que llegó a la presidencia del Gobierno Mariano Rajoy ha cercado y está aislando a Esperanza Aguirre dentro del PP, tanto a nivel nacional como autonómico. Al fondo está la sucesión de la actual presidenta que NO DESEARIA terminar su mandato y dejar en su puesto a Ignacio Gonzalez. Algo que Rajoy no le va a dejar, pese a que González y Aguirre podrían contar con la ayuda inesperada e interesada de Dolores de Cospedal, a su vez preocupada por la vertiginosa ascensión de Sáenz de Santa Maria, y verse relegada a la presidencia de una autonomía de segundo o tercer orden, con graves problemas de financiación.

Desde el área económica del Gobierno, Rajoy tiene en Cristobal Montoro y sobre todo en Antonio Beteta dos puntas de lanza contra la Comunidad madrileña. Beteta era hasta las pasadas elecciones autonómicas el responsable de Economía y Hacienda y controlador de hecho de todo lo que se movía en Madrid. Enfrentado a González jugó a ser el sucesor ante la enfermedad de Aguirre queriendo enfrentar al vicepresidente con Francisco Granados, quien a su vez aspiraba a ese mismo puesto ya que sabía el veto que Rajoy le había puesto a González.

De cara a las elecciones autonómicas y municipales las listas las controló González y a Beteta se le ofreció ir de candidato a la alcaldía de Las Rozas, para más tarde ofrecerle la presidencia de ls Asamblea. Rechazó ambas y terminó de Consejero , en una especie de "aparcamiento" hasta la previsible victoria nacional del PP y su "pase" al Gobierno de Rajoy a través de su amigo Montoro. Este, al igual que otros ex miembros de los gobiernos de Aznar y de Rato le debían bastantes favores por las contrataciones que había hecho con sus gabinetes de estudios y sus bufetes desde la Consejería de Ec. y Hacienda y entre los que se encontraba y encuentra el ex consejero de Sanidad A Francisco Granados, que quiso montar una estructura paralela de poder a través de los segundos niveles de muchos Ayuntamientos, se le ofreció la portavocía en la Asamblea. La rechazó y "acusado" de las últimas filtraciones sobre la presidenta fue despojado de los últimos vestigios de poder que tenía.

Beteta conoce a la perfección las cuentas de la Comunidad y todos los intereses que se mueven y someterá a Aguirre y González a un marcaje muy severo. Lo mismo le ocurre a Granados, que ha cerrado mil pactos antes y después de las elecciones para asegurar al PP el gobierno de muchos Ayuntamiento donde no contaba con mayoría absoluta. Por ejemplo el de Getafe, que negoció con el presidente del Club de fútbol y el cabeza de lista de UPyD en presencia del actual alcalde Juan Soler.

Cercana a Gonzalez durante un tiempo está Cristina Cifuentes, nombrada Delegada del Gobierno, con el beneplácito de Aguirre y con el apoyo de Ignacio Cosidó. Es un premio tardío pues su nombre ha sonado en cada remodelación o cambio como Consejera pero su extrema cercanía a González se lo impidió. Era Vicepresidenta de la Asamblea y había mostrado su enfado en más de una ocasión.

Dentro del PP se cree que en la sucesión de Aguirre puede jugar un papel importante Ana Mato, pese a que no cuenta con apoyos internos en Madrid, pero sí con el de Javier Arenas. Si este consigue la presidencia de Andalucía sus posibilidades aumentarán. De lo contrario serán sus propias "compañeras" quienes le cierren las puertas, con Dolores de Cospedal y Soraya Sáenz de Santamaría al frente. Entre estas dos últimas existía un equilibrio inestable a favor de la actual presidenta de Castilla la Mancha y secretaria general del PP, que se ha decantado a favor de Soraya al nombrarla vicepresidenta y entregarla, además. el control del CNI. Dos dirigentes condenadas a enfrentarse. De ahí la importancia del o de la Coordinadora general que cubra las espaldas de Cospedal en el partido los próximos años. González Pons a Cospedal no le gusta en absoluto.

Por último está Ana Botella, que goza de la independencia que le proporciona su marido dentro del PP, pero que se ha decantado por Ruiz Gallardón en la disputa histórica de éste con Esperanza Aguirre. Otro factor que hará que la importancia de la presidenta madrileña dentro y fuera del PP disminuya, reduciéndola a gestos como el de la bajada del tramo autonómico del IRPF. Dentro de la Administración hay que seguir de cerca el inevitable enfrentamiento que vivirán el consejero Percibal Manglano y su segunda, Eva Piera, por un lado, dadas las ambiciones de la segunda y sus relaciones con el grupo de Beteta. Y el que mantendrán con algunas consejeras como Anabel Mariño, distanciada del núcleo de Rato, al que perteneció a través de Fernández Norniella, y que se ha quedado a medio camino entre González y la emergente Lucia Figar.