Pasar de 33 escaños es la victoria, quedar por debajo es la derrota. Ya le ocurrió al último presidente del PSOE en esa Comunidad, el fallecido Guillermo Fernández Vara, que en 2023 ganó en votos populares pero perdió en la suma de escaños. La candidata del PP y hoy presidenta de la Junta de Extremadura, María Guardiola, consiguió el apoyo de los cinco diputados de Vox y retomó la senda de la victoria de los populares que había conseguido su compañero, José Antonio Monago, en 2011, rompiendo la racha de mayorías del socialista Juan carlos Rodríguez Ibarra, uno de los barones el PSOE que hoy se oponen desde el interior del partido a la política de Pedro Sanchez con el independentismo de Junts en Cataluña.
Guardiola ha adelantado las elecciones con la idea de ganar por mayoría absoluta y no necesitar el apoyo del partido de Santiago Abascal, aprovechando el deterioro de imagen del PSOE tras los escándalos de Cerdán, Abalos y Koldo; y sobre todo del hermano del presidente del Gobierno, David Azagra, imputado por la jueza de Badajoz, Beatriz Biedma, que también imputó al actual candidato socialista a la presidencia, Miguel Angel Gallardo, a quién el escaño, y el aforamiento que comporta, en la Asamblea le llevaría al Tribunal Superior de Justicia de esa Comunidad. Un dato muy importante para Pedro Sánchez pues arrastraría a ese alto Tribunal a su hermano. Una distancia en el tiempo que se va a sumar a otras pruebas electorales y a otros casos que están a la espera de que los jueces que llevan los sumarios cierren los mismos y decreten la fechas de los juicios.
Las elecciones extremeñas se juegan en ese laberinto político y judicial, con un partido como Vox a la espera de los resultados y decreten la necesidad que tenga la presunta ganadora, María Guardiola, para formar gobierno. La experiencia de la Comunidad Valenciana está muy cercana y Abascal ha conseguido que Feijóo no haya tenido más remedio que obligar a los suyos a firmar los pactos que impiden que la izquierda llegue al poder. Una izquierda que se presenta con varias candidaturas en las dos provincias que evidencia su división y la similitud de los nombres electorales que utilizan, todos alrededor de Unidos por Extremadura.
La división puede hacer que los cuatro escaños que consiguió en 2023 se queden en tres, con Irene de Miguel de candidata; mientras que Óscar Fernandez Calle, el rostro de Vox para la cita con las urnas y que gracias a la presencia constante en esa Comunidad de Santiago Abascal puede sumar dos escaños más, para llegar a siete, un número que le debería servir a María Guardiola y al PP para pasar con holgura de los 33 asientos que, como mínimo, se necesitan para lograr la mayoría absoluta. Siempre que la actual presidenta y candidata popular consiga los 30 escaños que le pronostican las encuestas.
En la guerra de largo alcance que mantienen Sánchez y Feijóo cada batalla cuenta y en la de Extremadura, Castilla y León y Andalucía parece que el presidente del PP lleva ventaja, mientras que al lider del PSOE le llueven los scándalos sin que separa como esquivarlos y si que su único consiga proveerlos y evitar con antelación que se produzcan.