26/04/2010.- La posición europea sobre Grecia parece un tiovivo, una inocente atracción de feria que la mano maestra de un director de cine que obedece al bonito nombre de “mercados” consigue transmitir sensaciones inquietantes y hasta siniestras. ¿Quién va por delante en este juego de idas y venidas? ¿Qué mano mece la cuna?
El pasado viernes, el Gobierno griego comprobó que su déficit alcanzaba el 14 por ciento. Y se encendieron todas las alarmas. Su petición de que las ayudas acordadas por la Eurozona y el FMI se aplicaran ya, con urgencia, provocó que los tipos de interés de su deuda se dispararan hasta el 8 y el 10 por ciento; es una reacción inmisericorde como no podía ser de otro modo en unos entes sin alma que son quienes especulan con el rédito de los bonos griegos. Es una paradoja, porque si Grecia se va a carajo, aquí no cobra ni Dios; lo acaba de decir el ministro de Finanzas griego avisando a los inversores “que ganan dinero con la tragedia fiscal griega”: “Todo lo que puedo decir es que esa gente va a perder hasta la camisa” Más claro, agua.
Contrasta la actitud del FMI con la posición actual europea o más exactamente con la del eje franco-alemán que, dado que las decisiones deben tomarse por unanimidad, es quien tiene la manija. En cierto modo, el mundo al revés. El Fondo acaba de pedir que las ayudas acordadas se apliquen de inmediato; Alemania y Francia piden ahora garantías adicionales en forma de un nuevo plan de ajuste más duro, algo que puede incendiar el polvorín de la sociedad griega ya casi en el punto de fusión. Más madera a la hoguera que atizan los especuladores tan sensibles ellos a la falta de determinación.
Y la bola sigue creciendo. Y de seguir así las cosas, puede que cuando la ayuda llegue, ya sirva para bien poco, si acaso para alargar la agonía griega. Si hoy Grecia entrara en suspensión de pagos, sería un grave problema para Europa y el euro, pero si Alemania y Francia siguen mareando la perdiz y permitiendo así que el problema crezca, nos estallará en las narices y entonces la Unión tendrá que replantearse muchas cosas que afectan incluso a su propia razón de ser.