OPINION

El sentido común... y la frustración

Jueves 02 de octubre de 2014

26/03/2010.- Tras muchas idas y venidas, finalmente Europa ha tomado una decisión sobre Grecia. O debería decirse más bien que Alemania y Francia han tomado esa decisión: llegado el caso, habrá rescate. Solo una conclusión de verdadera utilidad para la economía del euro: se acabó la incertidumbre. Y el termómetro de las bolsas lo acusaron inmediatamente, nada más conocerse la decisión.



Ahora bien, el gobierno económico que convendría a la aplicación de la Estrategia 2020 se ve cada vez más como una quimera. El presidente de turno, Rodríguez Zapatero, declaró en medio de la acelerada negociación que se trataba de un asunto de "corresponsabilidad" y no tanto de "solidaridad" con uno de los países del euro, porque eso está en "los fundamentos de la creación del euro" Y tenía razón, pues haber dejado a Grecia a su suerte -como ocurriría con cualquier otro país de la zona- habría afectado muy negativamente al conjunto del sistema.

Finalmente y llegado el caso, intervendrá el FMI. Lo haría en primer lugar, es decir, antes de que, si aún sigue siendo necesario, se pongan en marcha los mecanismos de los préstamos bilaterales. Cómo se articularía esa intervención está por ver. El Fondo -que no ha dicho ni mu hasta ahora- no puede controlar los movimientos monetarios, asunto que corresponde al Banco Central Europeo, pero pedirá garantías y hoy no sabemos cuales. De todos modos, resulta algo frustrante, políticamente frustrante, la apelación al FMI; ma non tropo, al fin y al cabo, aunque las decisiones que toma el Fondo se arman al otro lado del Atlántico, son los países europeos los mayores contribuyentes, como ha recordado Barroso en la larga noche del jueves 25 de marzo.

En cuanto a los préstamos bilaterales, su concesión deberá decidirse por unanimidad de los paises miembros del euro, es decir, una formalidad. Se hará de nuevo lo que quienes tiran del carro quieran o, más bien, se hará lo que inevitablemente deba hacerse, cómo ellos quieran.

Insisto, lo que vale de todo esto es que se ha impuesto el sentido común. No cabe hablar de la generosidad alemana siquiera. Es una cuestión de pragmatismo por más que Merkel se haya hecho de rogar hasta el último segundo; tal vez puro teatro en vísperas de unas importantes elecciones domésticas. En la economía del euro no hay marcha atrás y los puzzles no son nada si les falta alguna pieza, aunque nos hayamos estado devanando los sesos durante años.

En cuanto a la posición de la Presidencia de turno en esta crisis, se decía en este mismo espacio hace unos dias: su papel era forzar la máquina. Y eso es lo que ha hecho. Lo que habría que preguntarse es si tiene sentido la figura en sí; si sirve para algo práctico la cohabitación del mandato de turno con la Presidencia permanente del Consejo. Seguramente España hubiera hecho lo mismo, hubiera arrimado el hombro igual y, naturalmente en lo que le corresponde, de no haber ostentado la Presidencia rotatoria. Porque no puede ser de otro modo. Y el Gobierno de Zapatero su habría ahorrado tanto cotilleo sobre si fulano se sentó con zutano o si la silla de tal era más pequeña que la de cual, tanta declaración partidista de vuelo corto que no nos hace ningún bien como país.



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