Apoyó a Patxi López frente a Pedro Sánchez en la lucha por la secretaría general del PSOE y perdió, pese a la anterior relación política que tenía con el actual presidente del Gobierno a través de José Blanco y Antonio Hernando; apoyó más tarde a Angel Gabilondo cuando éste se presentó a las elecciones autonómicas madrileñas y volvió a perder. Sin perder el ánimo y la fidelidad a las siglas del partido,en el que entró con 23 años y una Licenciatura de Ciencias Políticas, se mantuvo en el Senado en representación de Castilla y León para lograr qué Sánchez le ”perdonara” su pequeña traición personal y le nombrara presidente de Paradores Nacionales.
Desde esa empresa se gestó su regreso al puesto de mayor confianza del presidente, Jefe de Gabinete, hasta que le nombró ministro y le encargó la misión “casi suicida” de luchar por la presidencia de la Comunidad de Madrid frente a Díaz Ayuso en particular y frente a la derecha en general. Con los datos y escaños que consiguió el PSOE en 2023 y con su compañera en el Consejo de ministros y líder de Más Madrid, Mónica García, como principal rival en el mismo territorio de los votos, llegar al despacho de mando de la Puerta del Sol es poco más que un sueño.
Desde su cargo de Secretario General del PSOE madrileño, tras el abandono de Juan Lobato, podría luchar por mejorar la posición del socialismo en los grandes pueblos de la Comunidad, dominados en su mayoría por la confluencia del PP y de Vox, pero para lograrlo es condición indispensable un cambio casí total en las candidaturas a las alcaldías. Con los mismos materiales que tiene ahora, Oscar López, está condenado a obtener uno de los peores resultados del socialismo en Madrid. Regresar a la oposición y con pocas esperanzas de que Pedro Sánchez pueda enviarle a otra misión empresarial y política, salvo que el dirigente más duro y resistente de la política española desde la recuperación de la Democracia mantenga la actual Legislatura hasta mediados de 2027, se vuelva a presentar como candidato y logre tejer el mismo y difícil entramado de organizaciones políticas, desde la izquierda al nacionalismo, que consiguió en 2018 y está manteniendo hasta hoy.