España se quedó a oscuras de repente y un día más tarde seguimos sin saber quién nos ha atacado y solo hay dos posibilidades: o nos hemos atacado a nosotros mismos, con un clamoroso fallo en las previsiones de energía y en el fortalecimiento de la red electrica; o nos han atacado desde el exterior para que seamos conscientes de nuestra vulnerabilidad y seamos ejemplo para el resto de Europa. Sin teorias conspiranoicas por medio la realidad es que lo que ha ocurrido aquí y en Portugal no ha pasado en el resto de la Unión Europea.
Si los culpables del desastre son españoles, con puestos de responsabilidad, tenemos el derecho a saberlo y exigir su inmedita dimisión. El daño ha sido grande y podía haber sido mucho peor. Las exigencias de claridad ya han llegado a todo el cuadro de mandos políticos, desde el presidnete del Gobierno, a la vicepresidenta de Transición Ecológica, Sara Aagesen, el ministro de Transportes, Oscar Puente, el del Interior, Grande Marlaska, y a la responsable final de la Red Electrica, la ex ministra Beatriz Corredor. Explicaciones en sede parlamentaria pero tambien al resto de los ciudadanos.
¿Está España preparada para afrontar un problema de estas características?. Tenemos las estructuras adecuadas para suministrar las cada vez mayores cantidades de energía que demandan el desarrollo tecnológico del país?. ¿Se deben revisar los planes sobre las energías renovables y el cierre de las centrales nucleares?. El debate no está cerrado, está más abierto que hace unos meses y los intereses económicos pueden y deben tenerse en cuenta.
Si hemos recibido un ataque cibernético desde el exterior y dada la casi segura imposibilidad de saber quién fuera el responsable, surgirían tres preguntas: ¿tenemos la capacidad para impedirlo de nuevo?, ¿han fallado los controles de ciberseguridad?,¿con quién nos estamos peleando a nivel internacional como para que nos hayan tomado como el país con el que se puede lanzar mensajes de advertencia al resto?. Tenemos derecho a pensar en esa posibilidad y tiene el Gobierno la obligación de despejar esas dudas.
Si la suma de casualidades, en cualquier circunstancia, lleva a la conclusión de que la casualidad se convierte en causalidad, en muy poco tiempo y pese a las advertencias previas, estamos viviendo tres peticiones políticas que llevan al temor de los ciudadanos por un posible escenario bélico que les afecte de forma directa: primero, la necesidad de invertir miles de milones en Defensa para poder organizar un ejército europeo frente a la amenaza rusa; segundo, la llamada a que en cda hogar se tenga un kit de supervivencia para al menos tres días; y para terminar el apagón como muestra de la debilidad de un país, sin que tenga que recibir ni un misil, ni una invasión de tanques.
La verdad está cada vez más cara y les gusta menos a los gobernantes, da igual que sea la Dana en Valencia - ciudad en la que se quiere reunir la plana mayor del PP europeo con Von der Leyen a la cabeza - o el apogón de este lunes. Para que no se les pille en una mentira de las gordas se opta por lo que se lama “salirse por la tangente”, o lo que e solo mismo: tú pregunta lo que quieras, que yo contestaré con lo que me dé la gana”.