Esa es la base de nuestra recuperación, el requisito indispensable para los salarios de subsistencia y para los créditos bancarios; para los siete millones de parados que van a aparecer y para los miles de ERTE que se están tramitando; para ayudar a los autónomos y a las pequeñas y medianas empresas.
Pedro Sánchez es consciente que tiene un Gobierno dividido y en varios pedazos. Lo tenía desde sus nacimiento por el simple hecho de que tanto los ministros procedentes del PSOE como los que llegaron desde Unidas Podemos tenían y tienen una visón muy distinta de lo que tiene que ser España en el futuro. Añadimos los independientes y ya tenemos a los tres grupos principales. Es más, dentro del socialismo gobernantes tampoco todos creen en las mismas soluciones, ni tienen las mismas ideas respecto a temas tan fundamentales como la renta mínima, las pensiones, el paro, los impuestos.
Con la vicepresidenta Carmen Calvo retirada y en curación, cualquier dolencia del presidente podría colocar a Pablo Iglesias al frente del Ejecutivo. Una posibilidad que pone los pelos de punta al mundo del dinero y a la Europa que circula enre Bruselas y Estrasburgo. La figura clave es Nadia Calviño, la más opuesta a las tesis de Iglesias y hoy por hoy, la única que puede ser aceptada como interlocutora en la Comisión Europea y en el Banco Central.
El primer documento que va a presentar Pedro Sánchez a sus homólogos esta misma semana es un auténtico órdago: poner billón y medio de euros a fondo perdido y a repartir entre los 27 socios de la UE en razón de los daños económicos y sociales que haya causado la pandemia. Es la solución para nuestro país y también la que necesitaría Italia e incluso Francia.
Con una caída del PIB que los más moderados colocan en el ocho por ciento y los más radicales en el trece; con sectores hundidos en su totalidad y con una recuperación a medio y largo plazo como el turismo; con la construcción y el automovilismo en números rojos; y con una deuda que externa que se va a colocar fácilmente en el 120 % del Producto Interior Bruto; o nos dan dinero gratis o la catástrofe económica y social está asegurada.
Esa verdad, que la conocen con exactitud tanto el Gobierno como la oposición, tanto la derecha como la izquierda, no va ser muy fácil de defender y menos áun de conseguir en Europa. Desde la dura Alemania a la tramposa ( fiscal ) Holanda se resisten a que desde el BCE se “regalen” esos cientos de miles de millones a los países del Sur, que son los que más los necesitan.
Va a ser una auténtica guerra de intereses nacionales que van a poner a prueba la consistencia de la propia UE, más ahora tras la salida de Gran Bretaña. Va a medir el auténtico grado de solidaridad que tenemos los europeo, y puede que la falta de acuerdo en estos momentos lleve a una ruptura en cadena de la propia Unión.
Para esa confrontación sería más aconsejable y diría que imprecindible llegar a Bruselas con el país unidos en una misma posición, algo que no se presenta fácil dadas las diferencias entre la izquierda y la derecha y, también, las diferencias personales entre los líderes de los distintos partidos.
El primer encuentro entre Sánchez y Casado ha sido más positivo que negativo. Puede haber negociación pero a través de Comisiones en el Congreso en las que participen todos los grupos. Dado que el sí era imposible tras los antecedentes y el formato elegido por Moncloa, el “empecemos a hablar” del lider de la oposición abre una puerta a la esperanza. Algo de lo que habrán tomado nota en Bruselas, sin duda.
Otra situación a examnar: las cada vez más cercanas competiciones electorales en tres Comunidades y lo que conlleva tener que elaborar nuevos censos - habrá bajas desde el mes de marzo y nuevas incorporaciones de jóvenes que han cumplido los 18 años - nuevas listas de candidatos y nuevas campañas en las que la pandemia y la respuesta a la misma va a ocupar un lugar destacado.