Pedro Sànchez puede mirar a sus barones territoriales, sobre todo a Susana Díaz, y decirles que la derrota y la pérdida es de todos. Se han dejado 300.000 votos en el camino, pero la abstención es una de las razones o de las excusas. Otras seràn las de siempre: el voto útil hacia el PP, lo sucedido en Gran Bretaña, las pérdidas territoriales por la falta de un liderazgo fuerte y las batallas internas. Sánchez tiene su salvaciòn en el futuro Congreso Federal del PSOE al alcance de la mano. No ve a nadie que le haga sombra y si un posible sustituto sale de las mismas tendrà que pelear con la fuerte burocracia del partido, esa que controla Cesar Luena con mano de hierro y con más silencios que palabras.