Ya antes y para sorpresa de su hermano gemelo, Iñigo Errejòn al que se le empañaban las gafas, antes de que le preguntaran por su apoyo a Arnaldo Otegui en las redes sociales, sacò al GAL del armario socialista para unir la cal viva que cubriò desde 1983 y durante años los cuerpos de Lasa y Zabala en un pueblo de Alicante y se los endosó a Felipe Gonzàlez. Dos veces.
Beso en el pequeño ruedo del hemiciclo y viejo terrorismo de estado. El secundario de la funciòn quería el papel protagonista. Chupaba plano com camisa blanca y pantalón vaquero. La sorna de Rajoy no llegaba a tanto, y las medias sonrisas de Rivera cuando le llamaron subalterno de Sánchez eran como una mueca de actor de película muda y en blanco y negro.
El viernes se repite la funciòn y los actores tendrán que buscar nuevos motivos para que el personal se asombre y disfrute de una obra de la que se conoce el final. No hay misterio, ni intriga. Dos meses de recorridos electorales por provincias. Otros cincuenta dias de propina y a votar para ver si los dioses que juegan con las ambiciones de los hombres aciertan a cambiar el resultado de las urnas y el presidente en funciones deja de serlo. Por otro o por el mismo.