14/02/2011.- Yo me fío mucho de mi intuición y hay caras que no me inspiran ninguna confianza. Son rostros de gente que llevan impresa una mueca de ausencia de credibiidad por más que se esmeren en aparentar lo contrario.
Una de estas personas es Miguel Blesa al que tuve la oportunidad de conocer en un almuerzo cuando se resistía panza arriba por seguir como Presidente de Caja Madrid, donde ya llevaba doce años y como Mubarak se empeñaba en seguir.
Doce años dan para mucho pero a algunos todo les parece insuficiente, especialmente si disfrutan de una posición de privilegio donde la mamandurria está asegurada.
Una amiga mía, de buena familia, trabajó durante algunos años para el Señor Blesa y decidió dejar ese trabajo porque temía tener que gastarse en psiquiatras la mitad del sueldo que recibía ante las exigencias sibaritas de su jefe. Pero eso es pura anécdota porque cada uno es como le da la gana y nadie tiene por qué recriminar manías ajenas.
Lo nuclear del caso es que este señor que llegó a Presidir Caja Madrid por el indiscutible mérito de ser un buen amigo de José María Aznar, antes de irse de su cargo acordó que él y otros nueve directivos de la Caja en embolsarían 25 millones de euros en función de un plan de incentivos acordado bajo su mandato.
Ahora con buen criterio y a instancias de la Comunidad de Madrid, Rodrigo Rato, nuevo Presidente del Banco, ha decidido acabar con estos bonus.
Estamos en crisis pero algunos no se enteran o les da lo mismo.
El gobierno con el dinero de nuestros impuestos salió al rescate de algunos bancos para que nuestro sistema financiero no quebrase y ahora está en una operación similar con las Cajas de Ahorro
Los créditos a los ciudadanos y a los emprendedores no fluyen, pero los bancos siguen ofreciendo balances positivos – salvo que estén maquillados – y sobre todo siguen repartiéndose un pastizal al término de cada ejercicio.
El señor Madoff está en una cárcel de los Estados Unidos por malas prácticas, y aunque yo no le deseo mal a nadie, me apuesto doble contra sencillo que aquí en España no acabará en la trena ningún banquero por mucho que trinque.