Jueves 02 de octubre de 2014
Gerardo Díaz-Ferrán tiene los días contados al frente de la CEOE y lo más seguro es que no llegue a comerse las uvas de fin de año 2010 después de la dimisión de su socio y vicepresidente de la patronal, Gonzalo Pascual, sustituido por Joan Gaspar (Husa Hoteles), y la petición expresa de las patronales de Turismo de que dimita. El principal aliado de Ferrán, que sigue empeñado en no dimitir es la búsqueda de consenso para su sustituto, una difícil tarea que mantuvo durante más de 20 años a su antecesor, José María Cuevas, un alto funcionario de la propia CEOE que nunca ejerció como empresario. Hasta que no dimitió a causa de su enfermedad, Díaz-Ferrán no pudo acceder al cargo.
La CEOE es en realidad una suma de más de cien reinos taifas que son las organizaciones autonómicas más los trusts sectoriales con lo que el papel del presidente queda reducido prácticamente al de mero portavoz y portador de la imagen de la patronal y queda muy feo que esa imagen sea la de un empresario que ha llevado a la catástrofe a sus empresas, que ha dejado de pagar a sus trabajadores y que además ha dejado en tierra a miles de viajeros de su aerolínea, Air Comet, a los que además insultó afirmando que “yo no hubiera escogido nunca a Air Comet para viajar”.
Está claro que Ferrán lo que busca permaneciendo al frente de la CEOE es blindarse contra las acciones legales de sus ex empleados y de las posibles querellas por cuestiones económicas que podrían derivar en acusaciones por estafa o fraude. En el primer juicio laboral de Air Comet el presidente de la patronal no se presentó y el juze tuvo que tragárselo con una leve reprimenda a sus abogados. Si Ferrán no hubiera sido presidente de la CEOE otro gallo le cantara.
Tiene también pendiente desde hace varios años las denuncias presentadas ante juzgados argentinos y españoles por la operación de Aerolíneas Argentinas, donde se le acusa de haberse quedado con más de 350 millones de euros que el Gobierno español de Aznar le dio para cubrir las deudas de la compañía, que recibió de Iberia, y que desaparecieron por arte de birlibirloque. Cristina Fernández, la presidenta argentina, le requisó Aerolíneas a pesar de los intentos del presidente de la CEOE para que Desde luego es difícil que Gerardo Díaz-Ferrán pise tierra argentina en los próximos años.
Precisamente allí, en la Patagonia, su socio Gonzalo Pascual tenía una finca enorme con caballos de pura raza que no ha podido montar desde que comenzó el conflicto.
La Junta Directiva de la Alianza para la Excelencia Turística (Exceltur) ha sido la primera en pedir públicamente la "renuncia inmediata" de Gerardo Díaz Ferrán al frente de la CEOE por "los daños causados a la imagen del turismo español, tanto fuera como dentro de España, por su actuación al frente del denominado grupo de empresas turísticas Marsans ( Marsans, Air Comet, etc.)".
Lo mismo ha hecho el presidente de las Asociaciones de Agencias de Viajes (FEAAV), Rafael Gallego Nadal, por entender que el sector de las agencias de viajes se ha visto claramente perjudicado por las prácticas seguidas por alguna de las compañías dirigidas por Gerardo Díaz Ferrán, caso de Marsans o de Air Comet".
Hasta ahora el único dirigente patronal que se había enfrentado directamente a Ferrán, el ex presidente de CEPYME, Jesús Bárcenas, fue acallado mediante el procedimiento de presentar a un candidato oficialista, Jesús Terciado, a las elecciones de la patronal de la Pequeña y Mediana Empresa, para quitarle el puesto.
De una manera más sutil, el presidente y el vicepresidente de la confederación de Empresas del Metal, Carlos Pérez de Bricio y Javier Ferrer, comunicaron, en mayo pasado, al propio Díaz Ferrán la decisión que de la Junta Directiva de Confemetal de pedir al presidente de la CEOE que abandonara su cargo a la mayor brevedad posible
"por ética y por estética". Ferrán les convenció de que no era el momento de presentar fisuras en la patronal en medio del debate sobre la reforma laboral.
Hasta el momento sólo una decena de federaciones sectoriales, de las 21 que existen, han manifestado más o menos públicamente su deseo de que Ferrán se vaya, pero la progresión puede acelerarse en los próximos meses a medida que sigan adelante los juicios y los escándalos sobre las empresas de Ferrán. Más complicada es la posición de los presidentes patronales autonómicos ya que en este grupo se encuentran los posibles sucesores del presidente de la patronal y varios de ellos que esperan su oportunidad prefieren quedarse quietos hasta que la situación madure.
Para la sustitución de Ferrán hay que contar también con los partidos políticos –el PP ejerce una influencia ideológica clara y el PSOE tiene el Gobierno del que dependen las subvenciones para el funcionamiento- y eso complica también el relevo en la patronal cuando tanto Zapatero como Rajoy tienen otros muchos problemas que resolver. Cuando Cuevas dimitió, Ferrán mantenía una buena relación con los dos líderes políticos: con Rajoy gracias a los buenos oficios de la presidenta madrileña, Espeanza Aguirre, que era la protectora del entonces presidente de la patronal madrileña, y con Zapatero a través de dos lobbys de peso en el PSOE, Javier de Paz, ex dirigente de las Juventudes y de MERCASA, la empresa pública de los mercados alimenticios, y de Javier Gómez Navarro, ex ministro de Turismo y el hombre que presidía Viajes Marsans cuando el estado se lo vendió a Díaz-Ferrán. Ahora la cosa no está tan clara y engrasada.