Hoy, para los dos y muy a nuestro pesar, permenecen vigentes pese a ser más desconocidas que antaño . Sólo hay que poner nuevos nombres a los protagonistas de uno de esos mitos que nos hace ver, desde hace más de dos mil años, la necesidad que tienen los países y, sobre todo sus gobernantes, de asegurarse una buena salida, una ruta de escape, amtes de iniciar una aventura o cacería para acabar con los malos de turno. Se pueden aplicar casi a gusto del consumidor político, desde el triunfo del jóven príncipe sobre la bestia con cabeza de toro
Para él, que sigue contando con un observatorio privilegiado desde el que contemplar cada día los apuros de nuestro sistema financiero y de alguna de nuestras principales empresas, lo que ocurría en aquellos momentos en los que él cambiaba de despacho y de sede pero no de amigos internacionales bien colocadas en Londres y Nueva York,es que estábamos atrapados en un Laberinto, como el que dicen que hizo edificar el rey cretense Minos ( al que pondremos el nombre actual en esta nuestra España ), que está controlado por un Minotauro ( al que también pone un nombre del que discreto pues más bien me parece un simple encargado de abriri y cerrar la puerta ) y que la única forma de salir de este atolladero es encontrar al Teseo de turno que sea capaz de darle muerte ( se entiende que no cruenta y más bien política). Y al igual que en la leyenda la forma de que el héroe encuentra la salida es que el hilo de Ariadna ( en este caso las elecciones generales ) funcionen.
Le recuerdo que justo después de la ecatombe financiera de la primera década de este siglo, la casualidadnos nos hizo contemplar en el Victoria y Albert de Londres la esculltura de blanco marmol que el italiano Antonio Canova realizó de Teseo dando muerte al Minotauro hace un poco más de doscientos años. Estuvimos de acuerdo en aplicar la fuerza fría que emanaba del conjunto a nuestra vida política, pero que de las dos obras del escultor sobre el mismo tema, la mejor era la primera, la que le encargó Josefina Beauharnais cuando estaba csado con Napoleón. Muy cerca de Trafalgar Square comentamos durante el almuerzo en un restaurante de los de andar por casa, con cerveza caliente, que hay que dar ejemplo de respetar las costumbres británicos pese a no estar de acuerdo con sus gustos a la hora de comer y beber.
Pasamos de la situación política a la financiera y de ahí a la institucional que vivían y viven ambos países. Nosotros con nuestras eternas Cataluña y Euskadi; ellos con sus problemas en Irlanda y Escocia. En aquel tiempo reinaban Juan Carlos I e Isabel II; hoy Felipe VI ha “tenido” que exigir el “exilio voluntario” de su padre, y Carlos III, por fín, ha llegado al trono que tanto le ha hecho espera por querer casarse con la mujer que siempre ha querido. Dos Monarquías llenos de primos históricos y problemas más parecidos de los que ellas mismas desearían. .
En este diciembre madrileño, sentados en uno de los rincón es máas discretos del Paraguas de Jorge Juán, diciendo adiós sin nostalgia al año que se ha ido entre bombas y muertes, nos centrales más en echar un vistazo a la situación de nuestra economía, de la que tanto sabe y de la Cataluña y sus instituciones financieras que tan bien conoce. Tenemos a 17 autonomías de las que no se conocen con exactitud sus números rojos y que están obligadas a apretarse y mucho el cinturón en los próximos años, los que nos va a llevar a una reducción del gasto, mal que le pese a éste o al siguiente Gobierno, a una menor capacidad de ahorro y de inversión pública y a más personas dependientes del subsidio público, con el paro real camuflado en los fijos discontinuos..
Sumamos y las cuentas nos salen con una tarta de queso compartida y dos café. Tenemos a más de ocho mil Ayuntamientos en situación parecida o peor. Y tenemos una inflación que se muestra indica le. Muy lejos del soñado 2% tras haber superadp el cuatro hace meses, y que corre el cada vez más cierto riesgo de sufrir los rigores del encarecimiento del dinero desde el Banco Central europeo una vez pasen los ajustes obligados por la pandemia y la guerra de Ucrania, con un diferencial respecto al bono alemán a cinco años - ese que sube y baja como si de una montaña rusa se tratara - otra vez en máximos anuales. Hasta aquí una parte de los problemas "públicos".
MI compañero de mesa y de conocimiento de los mitos y héroes griego es un hombre optimista pese a estar enterrado de lo que piensan sobre España desde los centros de poder de Europa y de Estados Unidos. Pasamos a los que podemos llamar aituaciones del sector privado: no queda tan lejos el espectáculo de las 23 antiguas Cajas de ahorro, englobadas primero en 6 SIP y convertidas formalmente después en bancos más o menos fiables. Vimos como doce de ellas fueron intervenidas en apenas tres meses, parcialmente nacionalizadas por las ayudas del FROB y posteriormente vendidas al mejor postor: las 3 de Unnim, las dos de Nova Caixa Galicia, las 3 de Catalunya Caixa y la CAM, que se descolgó o la descolgaron de Banco Base. Todo para terminar en Caixabank, por tamaño y dándole un buen premio a Ignacio Goirigolzarri, o intentar la supervivencia a la aragonesa acomo Ibercaja, ya sin Amado Franco, el artífice de la resistencia frente al BCE y al propio Banco de España, al frente
El caso de Bankia, que era la tercera entidad financiera del país por tamaño, por detrás tan solo de Santander y BBVA, era tan importante que hasta el Wall Street Journal dijo en un editorial tras publicar una entrevista con el entonces presidente, Rodrigo Rato ( todavía a la espera de que se cierre su círculo judicial), que el éxito o fracaso de su presentación en los mercados era "una cuestión de estado". Era uno de los mejores observatorios para ver cómo se estaba viendo a España en aquellos momentos, que son muuy parecidos a los actuales, si incluimos los cambios de ejecutivos en el Santander y las verdadera razones de los mismos, la indispensable solución al problema turco del BBVA, y a los quilibrios logrados entre Caixabank, Criterio y la Fundación, ese trípode de poder que se mueve bajo la superficie política de Cataluña, con un largo brazo que llega hasta dos de las empresas más estratégicas de España: Telefónica e Indra. .
Por hacer un pequeño ejercicio de memoria, nos pusimos a recordar, al igual que lo habíamos hecho en Londres, que algunas entidades tenían sus propios laberintos particulares, Banca Cívica y su presidente, Enrique Goñi, no se cansaba de hacer guiños al Banco de España y a sus futuros inversores, bajando el número de consejeros y echando a los que eran fruto de las fusiones para dar entrada a "independientes" como Angel Corcóstegui y Pedro Pérez; y en Nova Caixa Galicia, José María Castellano recurrió a las fortunas gallegas para evitar la entrada del Frob, como eran Amancio Ortega, Rosalía Mera, Manuel Jove o Luís Fernández Somoza, además de otro ex-consejero delegado de banco grande como es Gorigolzarri y un administrador de multinacionales como Borja Prado. Con toda la ayuda posible por parte del entonces presidente de la Xunta, Núñez Feijóo, que se empeñó en mantener una Caja o banco gallego como seña de identidad de la autonomía y en contra de los deseos del Banco de España. Todo aquello pertenece tanto al pasado que los nombres de personas e instituciones parecen sacados de un album del Paleolítico hispano.
En este contexto tan complicado es en el que avanzó la reforma de nuestro sistema financiero, que llevó y lleva de forma inexorable a la reforma del mercado laboral, con unos sindicatos y unos empresarios que no logran ponerse de acuerdo, y unos gobiernos, desde Rodríguez Zapatero a Pedro Sánchez pasando por Mariano Rajoy y los principales presidentes autonómicos, que comprueban como sua antecesores y todo lo que aprobaron, incluídas las reformas por decreto, ya contestada desde casi todos los ángulos y con difíciles trayectorias parlamentarias, que dentro de sus partidos y de los propios Consejo de Gobierno las dos o tres “almas” que lo habitan, no se ponen de acuerdo para volver a reformar lo ya reformado.
En la “Pérfida Albión” ya saben que tras un primer ministro indisciplinado y caótico han tenido que esperar doscientos años para ver cómo Liz Trust y sus 73 dias en Downing Street le quitaba el record Guinnes de brevedad al Duque de Portland. Querer imitar a Margaret Thatcher siempre ha tenido un precio, tanto para los conservadores como para los laboristas. Lo mismon que nos ocurre por estos lares, con la distancia que separa a Felipe González y José María Aznar de sus sucesores, a los que desearían olvidar pero mano pueden; y al propio Rey Felipe VI de su padre Juan Carlos I. Los Teseos y Minotauros de hoy se intercambian los papeles, tal y como ocure en la Metamorfosis de Ovidio, pero mantienen los sacrificios de catorce jóvenes, siete por sexo, para satisfacer las exigencias de esos nuevos hijos de Parsifae, condenado a vivir para siempre en el Laberinto que representa cada cuatro años la cita con las urnas.
Vamos a necesitar mucho hilo de Ariadna para no perdernos en tantas vueltas y revueltas, y mucha paciencia para salir del Laberinto. A corto plazo los intereses de la política y los de la economía no coinciden: si se adelantan las elecciones generales, como algunos defienden, para evitar el supuesto castigo a Sánchez en los comicios autonómicos y municipales, se pueden retrasar las reformas hasta el año que viene, con un nuevo gobierno y una nueva Legislatura, y eso puede perjudicar el crédito de España en los mercados, además de incumplir las exigencias de nuestros socios europeos y de esos BCE y FMI que nos miran con lupa para ver cómo cumplimos las obligaciones que nos han impuesto.. En juego muchos miles de millones de euros y muchos miles de puestos de trabajo.
