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El Universo 5.0 que decidirá quién gana en las urnas
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El Universo 5.0 que decidirá quién gana en las urnas

viernes 02 de diciembre de 2022, 15:12h
Se insultan en el Congreso y en los Parlamentos autonómicos y hasta en los Plenos de los Ayuntamientos. Lanzan sus mensajes electorales para uso interno y desgaste de los adversarios. Piensan en las listas y en los mítines que dan cada fin de semana. Y apenas son conscientes los “soldados” que luego votan según indique el dedo del “coronel” que dirige los movimientos en las Cámaras, que las elecciones del siglo XXI se deciden en otros escenarios que no son las televisiones, ni las Radio, ni los medios de comunicación tradicionales. Hay un nuevo universo en expansión.
Ya ha llegado pero apenas ha desplegado todo el potencias que encierra. Va a ser decisivo en las relaciones internacionales - desde Ucrania a Taiwan, desde la energía a la medicina - y quién domina sus algoritmos dominará el mundo. En política pasarán a un segundo plano los mítines, los debates, las entrevistas y declaraciones en los medios de comunicación; quienes van a decidir quién gana las elecciones serán los impulsos cuánticos que se expanderán por las autopistas del 5.G, esas redes inerconectadas a nivel mundial por cuyo control se pelear hasta el abismo las dos auténticas superpotencias que han inaugurado el siglo XXI, Estados Unidos y China, con ventaja inicial para el primero. Las batallas de la gran guerra política - en España y en todo el mundo - se libra en esos escenarios y tiene otros protagonistas: las redes sociales y los influencers, instagrammers y bloggers que marcan tendencias.
Los cinco millones largos de votos que consiguió Podemos en 2015 y que les llevó a Pablo Iglesias, Iñigo Errejón y compañía a pensar seriamente en la victoria, por poner un ejemplo ya muy contrastado, se debieron tanto al malestar social que existía como a la actuación de un ejército de voluntarios que llevaron a las redes sociales su deseo de cambio. El 15M se vio en las calles y venció en los móviles, ordenadores y tabletas con sus mensajes. Hoy, siete años más tarde, en esos escenarios el más activo y el que encabeza la ofensiva es Vox.
Es ese territorio aparentemente invisible el que explica las sucesivas victorias de Donald Trump hasta llegar a la Casa Blanca. También sus caídas y sus derrotas. Es el que explica las injerencias electorales de cualquier bandera o gobierno, ya sean rusas, chinas, israelitas, británicas o norteamericanas. Es el que aparece en libros necesarios de leer se esté más o menos de acuerdo en lo que cuentan y en las consecuencias que plantean: “Conspiración” del periodista del “Guardian”, Luke Harding, y “Soros, Rompiendo España”, de Juan Antonio Castro y Aurora Ferrer. Los dos están cargados de datos, algunos muy difíciles de contrastar ya que entran en el oscuro mundo de las agencias secretas y las aún más secretas relaciones financieras. Coinciden en una conclusión: el mundo de la política ya ha cambiado y para siempre.
Los mensajes que se lanzan desde una abarrotada plaza de toros o un recinto deportivo apenas son nada en comparación con los que en cuestión de minutos inundan las redes sociales, y no necesariamente con “recomendaciones” de voto de forma directa y que aparecen en millones de móviles al mismo tiempo. Cada medio tiene su lenguaje y en España estamos asistiendo a una degradación constante del idioma o lenguas que la habitan, que son arrinconadas por ese otro lenguaje de twiter, washsap, tik-tok, con alcance universal y signos en lugar de letras.
El “Manual de combate” que elaboró hace unos años para Vox por Manuel Mariscal no buscaba la presencia en los medios de comunicación, ni que se distribuyera en los viejos panfletos u octavillas. Colonizó Internet a través de Facebook, Twiter, Instagram, You Tube, Linkedin, Pinterest, Telegram, Snapchat, Tumblr, Spotfy y, sobre todo, el rey de todos ellos en España: WhatsApp. Si eres de la generación Millenials o de la generación Z, que es la que se va a incorporar a las urnas en estas elecciones, encontrarás tu propio “ mercado” en 21 Buttons, Twitch o Musically. La lista no para de crecer lo mismo que los influencers, instagrammers y bloggeros. Añadamos Badoo, Viber o Line al bloque de escenarios invisibles junto a la lista de los más seguidos y que está dominada por mujeres.
Dulceida ( 2 millones en Instagram ), El Rubius (3 millones ), Cindy Kimberly casi 4 millones con apenas 17 años ), Pelayo Díaz ( un millón )o Sara Carbonero ( cerca de los dos millones ) hablan de moda y tendencias más o menos culturales pero planteemos una pregunta: ¿qué influencia puede tener en el voto de millones de jóvenes que una de esas personas a las que siguen simplemente diga que este o este otro líder político le gusta como viste o que tiene una sonrisa perfecta?.
Hay otro escenario más directamente implicado en las estructuras del mundo político, financiero y social: blogs como el “Blog salmón”, “Psicología y Mente”, “Hipertextual” en los que personas como Enrique Dans, Vilma Núñez y Javier García Campayo pueden conseguir más con sus comentarios y análisis que la mayoría de los dirigentes que se presentan a las elecciones. Mucho más, por supuesto, que los comentarios tras y analistas que aparecen en las televisiones y radios de esta España.
¿Cómo utiliza China sus dos “portaaviones” más importantes: Qzone y Sina Weibo?. Muy eficaces hacia el interior del país pero también dos herramientas que cada vez son más conocidas y seguidas en el mundo iberoamericano. Parte de la explicación de la abierta guerra industrial, tecnológica y comercial que libran las dos superpotencias de este comienzo del siglo XXI, China y Estados Unidos. Con Huawei en el centro del conflicto.
Esta es una parte del escenario bélico. La otra es más oscura y peligrosa. Las “granjas de móviles”, capaces a través de algoritmos cada vez más complejos y eficaces de lanzar millones de descargas falsas - que se utilizan de forma habitual para campañas comerciales y de imagen - pueden estar en China o en Estados Unidos. Millones de “me gusta” son tan falsos como muchas de las promesas electorales que se amontonan en campaña.
El 72% de los usuarios de las redes sigue a alguno de los influencers que aconsejan que hacer, comprar o ver; o simplemente “cuelgan” su vida diaria para millones de ojos que les necesitan. En la llamada Generación Z - aquellos que han nacido entre 1995 y 2005 - ese porcentaje sube hasta el noventa y cinco por ciento. Y en este territorio los mensajes que se lanzan son simples, directos, de una frase, fáciles de comprender y asimilar y con el lenguaje que emplean de forma habitual en los grupos de amigos.
En España existen 26 millones de personas que utilizan diariamente las redes sociales, sobre todo los que tienen menos de 40 años y que se funden en las dos generaciones de jóvenes que se han incorporado al electorado con el nuevo siglo. Utilizan principalmente el móvil y está creciendo de forma geométrica el uso de la tableta como herramienta de trabajo. ¿Sus horarios preferidos para conectarse a la red?: las 8,30 de la mañana y sobre todo entre las ocho de la tarde y las doce de la noche.
¿Cuántas noticias falsas, cuántos “fake” por más controles que se intenten, pueden recibir cada día con los “bots”, los robots de publicaciones automáticas, funcionando a pleno rendimiento?. Pueden ser bombardeos contra población es civiles, avances en campos de batalla, detenciones que se negocian a cambio de otras detenciones, sobres pirotécnicos que se convierten informativamente en bombas terroristas. Una mentira repetida muchas veces, millones de veces, nunca será la verdad pero servirá para usarla durante un tiempo.
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