La Asociación Nacional de Empresas de Sanidad Ambiental (ANECPLA) ha dado a conocer que la capital cuenta con un total de 10 focos de rata negra, todos ellos controlados por el Consistorio, y que no suponen una plaga.
Tal y como afirma la directora general de ANECPLA, Milagros Fernández de Lezeta, "la Asociación ya confirmó la existencia de esta nueva especie de rata en Madrid hace dos años, en 2019, y su presencia está exhaustivamente monitorizada por parte de los técnicos de control de plagas del Ayuntamiento de Madrid, quien han contabilizado un total de 10 focos en toda la ciudad".
La rata negra (Rattus rattus) es originaria de Asia, pesa en torno a 250 gramos y es extremadamente ágil. Las hembras permanecen activas hasta nueve meses al año y, en ambientes urbanos con alimento abundante, pueden llegar a reproducirse de manera ininterrumpida, dando lugar a unas cinco camadas al año.
Su ámbito de actuación suele estar circunscrito a parques y jardines, no accediendo en ningún caso a sistemas de alcantarillado exterior o saneamientos interiores. Suelen realizar nidos en los árboles, que son difícilmente diferenciables de los de las aves.
Comparte con la rata de alcantarilla, al igual que con el resto de roedores comensales en general, su capacidad de actuar como vectores transmisores de graves zoonosis tales como la enfermedad de Weil, la leptospirosis, la salmonelosis o el hantavirus, entre otras muchas.