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El miedo en el cuerpo de Casado ante Arrimadas
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El miedo en el cuerpo de Casado ante Arrimadas

viernes 15 de mayo de 2020, 19:40h
Enterrado a toda prisa el “cadaver político” de Albert Rivera tras perder en siete meses dos millones y medio de votos y 47 escaños, Inés Arrimadas, la actual líder de Ciudadanos, con la interesada ayuda de Pedro Sánchez, ha conseguido que el miedo a perder cuatro gobiernos autonómicos se haya instalado en el PP de Pablo Casado.

Con su apoyo a la prolongación del estado de alarma como punto de inflexión política, la sucesora de Rivera se ha alejado de sus dos compañeros de la derecha y regresa al centro desde el que nació Ciudadanos y obtuvo sus mejores resultados. Si la negociación con el PSOE de Pedro Sánchez se queda en el tratamiento de la pandemia o va más lejos y permite cambios en las cuatro autonomías en las que gobierna el Partido Popular se verá en los próximos meses.

En Madrid, Castilla la Mancha, Murcia y, sobre todo, Andalucía los presidentes populares necesitaron y necesitan el apoyo de su socio dentro del gobierno, y de Vox desde el exterior. Son cuatro casos diferentes, con protagonistas diferentes y con un único punto en común: si Ciudadanos cambia de socio, habrá cuatro cambio de gobierno. Una derrota política para Pablo Casado, una victoria para Sánchez en los difíciles tiempos que se avecinan, y una oportunidad para Arrimadas y sus compañeros en las autonomías para sentarse al frente de alguna de ellas.

En Andalucía Juanma Moreno consiguió de forma inesperada el poder tras el cambio de actitud de Juan Marín. El dirigente de Ciudadanos en esa Comunidad obligó a la socialista Susana Díaz a adelantar las elecciones autonómicas y después abandonó su anterior pacto con ella y negoció su actual vicepresidencia con Juan Manuel Moreno. Eran los tiempos felices de Albert Rivera y su objetivo de convertirse en presidente del Gobierno central. Hoy, las cosas han cambiado y mucho, pero no parece que Marín esté dispuesto a seguir las posibles indicaciones de Inés Arrimadas en cuanto a un regreso al pacto con el socialismo andaluz.

En esa Comunidad existen otro tipo de problemas en la izquierda. La ruptura interna de Podemos protagonizada por Teresa Rodríguez hace muy difícil pronosticar dónde irían los 17 escaños de que dispone ese grupo en el Parlamento andaluz. A favor de un cambio de alianzas están las cifras conseguidas por unos y otros. Mientras que los populares de Moreno necesitan la suma de los 12 parlamentarios de Vox, a Díaz no le bastaría con los 21 asientos de Ciudadanos para llegar a la mayoría absoluta. La abstención de alguno de los protagonistas podría ser decisiva para una segunda vuelta.

En Castilla y León, “reino” indiscutible del PP durante los últimos treinta años, las elecciones autonómicas colocaron al PSOE de Luís Tudanca en posición de volver al poder que perdieron desde los tiempos de Demetrio Madrid, al que un escándalo del que resultó absuelto le obligó a dimitir abriendo las puertas a José María Aznar, la principal baza para que fuese el elegido por Manuel Fraga para dirigir el PP en lugar de Isabel Tocino.

Ganador con seis escaños de ventaja sobre Alfonso Fernández Mañueco, necesitaba siete escaños que sumar a los 35 conseguidos en las urnas. El solitario de Podemos o los también solitarios de UPL y XAV no le bastaban. Con los 13 que tenía el líder de Ciudadanos, Francisco Igea, el cambio estaba asegurado pero era la etapa de Albert Rivera al frente del partido y el político catalán tenía otros planes tras enfrentarse de forma directa a Pedro Sánchez. Hoy, tras la derrota de Igea ante Arrimadas por la presidencia de la organización, la posición de Igea es más débil pero al mismo tiempo puede tener la tentación de hacerse fuerte en su tierra y no “colaborar” en una posible alianza con los socialistas.

En Murcia ocurre algo parecido. Desde el PP, Fernando López Miras consiguió que la líder de Ciudadanos, Isabel Franco, le apoyase con sus seis escaños del Parlamento regional que, unidos a los cuatro de Vox, operación que le permitió mantener la presidencia. Sin C´s la estrategia de los socialistas de arrebatar el poder a López Miras es imposible. Ni siquiera con los dos escaños de Podemos.

La Comunidad de Madrid es el gran objetivo de los dos grandes partidos de nuestra democracia. La capacidad de influir en el resto de España es muy grande. Con dos vertientes que se complementan: el gobierno regional, que permanece en poder del PP desde los tiempos en que Alberto Ruíz-Gallardón sustituyo a Joaquin Leguina, el socialista que estuvo gobernando la Comunidad durante 16 años; y el Ayuntamiento de la capital.

Un cambio de alianzas rompería el inestable equilibrio que existe entre los dos partidos que gobiernan ambas instituciones. Más estable el municipal con Martínez Almeida y Begoña Villacís que el de la Comunidad con Isabel Díaz Ayuso e Ignacio Aguado. La ambición del dirigente de Ciudadanos a nivel regional es mayor que el de su compañera de partido a nivel municipal, y ambos podrían apoyar la estrategia de Inés Arrimadas si ésta llevara adelante un posible pacto global con el PSOE de Sánchez. Operación difícil de articular pero más factible que las otras tres.

Si en el actual socialismo patrio la voluntad de Pedro Sánchez se ha impuesto, incluso entre los que no confían en el dentro del partido; entre los populares Pablo Casado tiene que afrontar un día sí y otro tambien dos “sombra políticas” de gran envergadura, las de José María Aznar y Esperanza Aguirre. Pensar en un cambio en la Comunidad sin que afecta al Ayuntamiento de la capital es adentrarse en un camino casi imposible de recorrer.

En mayo de 2019 la izquierda que formaban el PSOE, Podemos y Más Madrid tenían todas las papeletas para ganar tanto a nivel regional como municipal, incluso co la división interna de Podemos entre los seguidores de Pablo Iglesias e Iñigo Errejón y el posicionamiento de la alcaldesa Carmena. De nuevo la alianza del PP con Ciudadanos y con Vox consiguió el poder en ambos “iconos” de la lucha electoral en España. Cualquier cambio que pueda producirse no se hará para mantener a la formación de Arrimadas en un segundo plano, como ahora con el PP y sus representantes como vicepresidentes o vicealcaldesa. Son 5 cargos que “emiten” un mensaje al resto de España y a los que aún les quedan tres años por delante, un tiempo suficiente para trasladar a los ciudadanos votantes unas nuevas imágenes.

Puede que esa sea la siguiente jugada de Pedro e Inés, incluía la presencia de élla en el Gobierno de la Nación. Pueden que no se rompan los delicados equilibrios y que desde Ciudadanos se conformen con haber contribuido a mantener el estado de alarma durante quince o cuarenta y cinco días. El futuro político de sus dirigentes es el que va a estar más en juego durante la crisis económica a la que vamos a enfrentarnos. Con una pregunta vasi imposible de contestar: ¿ Pueden estar en una alianza con los socialistas Podemos y Ciudadanos al mismo tiempo ?. Sus programas son muy diferentes y su forma de entender la economía aún más. Desde Andalucía Teresa Rodríguez ya ha dicho que van a formar otro partido. La afición de la izquierda a partir la tarta electoral en muchos pedazos viene de lejos. A lo mejor ese es uno de los grandes argumentos de Pablo Casado para impedir que su alianza con Inés Arrimadas no se rompa.