La presidenta de la Junta de Andalucía quiere liderar el PSOE pero no quiere ser la candidata el 26 de junio si finalmente hay que repetir las elecciones. No quiere perder y vivir lo mismo que está viviendo su compañero y líder. Para no tener que luchar por la secretaría general y encabeza las listas de su partido en esos comicios generales, lo mejor que le puede suceder es que el Congreso se retrase, justo lo que deseaba su rival interno.
A Sánchez le interesa celebrar el Congreso a finales de mayo. Cree que puede ganarlo y que Díaz no se presentará por la imagen que daría al resto del partido estando a un mes de las elecciones y con la debilidad en que dejaría a un candidato que no fuese ella misma. No se puede presentar un político ante las urnas con una derrota interna a escasos días. Mucha ventaja para los adversarios que cargarían todo el peso de las críticas a esa falta de liderazgo en el seno del PSOE.
Con el Congreso ganado y aunque perdiera otra vez las elecciones frente a Rajoy y no se pudiese formar gobierno, las posibilidades del actual secretario general de poder mantenerse en su puesto serían muchas. Eso lo sabe Susana y su equipo. Si hay Congreso Federal y no se presenta puede que su tren nacional baya pasado para siempre. No dar esa batalla sería como renunciar al liderazgo nacional y aceptar que su futuro está y va a seguir estando en Andalucía.
Antes del 15 de mayo tendrá que resolverse la incógnita. A partir de ese día se recogen los avales para presentarse y tres semanas más tarde se eligen los compromisarios para el cónclave del 21 de mayo. Los mil delegados elegirán a la nueva dirección y en ese trámite tienen que " retrasarse" todos los líderes territoriales. De ahí la importancia de controlar las Federaciones y los cambios que se han producido, el último en Galicia con Besteiro.
Si el calendario interno de los socialistas se respeta, a partir de junio tendrá lugar una catarata de Congresos regionales que cambiarán los inestables equilibrios que existen en algunos territorios como el de la Comunidad de Madrid, con una Sara Hernández que tendría muy difícil seguir al frente de la secretaría general si Pedro Sánchez y Cesar Luena no siguen en sus actuales puestos.
Las vidas políticas y los destinos públicos y privados de Pedro y Susana se van a cruzar varias veces en los próximos sesenta días. Si se retrasa el Congreso la dirigente andaluza habrá ganado tiempo para sus futuras ambiciones, pero también el actual secretario general podrá alargar su liderazgo hasta después de las que parecen inevitable elecciones.
En ese calendario interno del PSOE tienen mucho que decir desde el exterior Pablo iglesias y Albert Rivera. Desde Podemos pueden cambiar todo si deciden apoyar un gobierno de Sánchez y algo similar ocurre con Ciudadanos. Sentado en el palacio de La Moncloa el futuro de Pedro sería muy distinto durara lo que durara su presidencia.
Y, por supuesto, retrasado el Congreso y mejorados los resultados de diciembre, las batallas en el seno del PSOE a nivel nacional serían muy distintas.
