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Sanchez se lanza a tumba abierta
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Sanchez se lanza a tumba abierta

domingo 17 de enero de 2016, 14:47h

El secretario general sel PSOE no quiere nuevas elecciones. Las encuestas le dicen que los resultados del 20 de diciembre pueden empeorar y que su propio partido puede cambiar de candidato. Su salvaciôn como politico està en conseguir formar gobierno con quien sea y como sea. Y si hay que dejar cuatro senadores a los nacionalistas catalanes, pues se les dejan.

A Pedro Sánchez y a su guarda pretoriana, la que conforman Luena, Hernando, López y una recién llegada Carma Chacón, les llueven las críticas internas por ayudar en el Senado a las dos formaciones catalanas que proclaman su deseo de alcanzar la independencia. Desde Andalucia a Aragón pasa do por Extremadura los barones territoriales critican la estrategia. Por supuesto que la critican desde el PP y desde el Gobierno en funciones, pero esas lanzas no duelen.

El PSOE se prepara para a finales de enero fijar la fecha de su Congreso Federal partido en pedazos: por un lado están los seguidores de Sánchez que no son muchos pero controlan el aparato central de la organización; por otro están aquellos que anhelan que Susana Díaz de el paso y presente su candidatura para dirigir el partido y las listas electorales si hay que ir de nuevo a las urnas; y están todos los demás, los que siempre se ocultan y terminan apoyando al vencedor: son los que no quieren a Sánchez pero aceptarían gustosos un cargo si se consigue llegar al poder y llega la hora del reparto, y tampoco quieren a Susana de la que desconfían y a la que acusan en privado de " cobardía", de querer el poder del partido pero sin arriesgarse a una lucha directa, tal vez con la convicción de que ella no obtendrá mejor resultado en unos comicios que el actual secretario general y habría perdido el confortable sillón de la Junta andaluza.

Obligado por su incierto futuro cuando apenas ha comenzado, Pedro Sánchez se ha lanzado a tumba abierta en busca de un pacto que huele a viejo: reencontrarse con los nacionalistas de nuevo cuño, que vienen a ser los mismos que ayudaron a Felipe González y José Mara Aznar en sus gobiernos en minoría. Las cuentas de su equipo suman 176 con Podemos, Convergencia y Esquerra; suman 150 con Ciudadanos, los nacionalistas catalanes, vascos y canarios siempre que Podemos se abstenga en una segunda votación; y suma su " segunda oportunidad" si se repiten las elecciones si convence a los suyos que con sus movimientos en este periodo conseguirá un mejor resultado que el logrado en diciembre.

Es una huida hacia adelante en toda regla. Es una lucha por la supervivencia política despejada de ideología, de planteamientos doctrinales, de programa de gobierno. Se trata de sumar parlamentarios y presentarse en Zarzuela con las matemáticas a su favor para que Felipe VI no tenga más remedio que aceptar su propio debate de investidura. Y mientras tanto retrasar lo más posible el Congreso del partido y evitar otras primarias.

En condiciones normales su objetivo resultaría imposible. Con el PP atrincherado en un único discurso con Rajoy de protagonista, los miedos y egoísmos de Susana Díaz, los posibilismos de Ciudadanos y el nuevo escenario catalán tras la salida de Artur Más y el temor de los nacionalistas a repetir elecciones, todo es posible. Hasta que Pedro Sánchez se siente en Moncloa respaldado por cinco o seis partidos y un Senado que le va a decir no a todo.