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La alcaldesa se reune con responsables de Metro por las vibraciones

lunes 11 de enero de 2016, 14:00h
Están provocadas por el Metrosur y afectan a vecinos de las viviendas situadas en los barrios del Sector III, en la zona de Arroyo Culebro, y de Getafe Norte

La alcaldesa de Getafe, Sara Hernández, se reunirá este lunes en el Ayuntamiento con responsables de Metro de Madrid para pedir que se solucione el problema de las vibraciones que sufren los vecinos de las viviendas situadas en los barrios del Sector III, en la zona de Arroyo Culebro, y de Getafe Norte a causa de Metrosur.

Varios concejales del Gobierno municipal han mantenido reuniones con los afectados por problemas de ruidos o vibraciones en sus viviendas, provocados por los trenes, tras las reclamaciones presentadas en el Ayuntamiento y a través de asambleas vecinales.

Según el Ejecutivo local, la problemática actual surgió en 2014 tras las obras de adecuación de Metrosur realizadas entre los tramos de Los Espartales y Arroyo Culebro.

Meses después, y tras una primera actuación de Metro, los ruidos se redujeron, pero los vecinos han reclamado la intervención del nuevo Gobierno municipal porque el problema no se ha solucionado por completo.

Metro de Madrid comunicó hace un año al Ayuntamiento que "al objeto de reducir al máximo las emisiones", se había realizado un esmerilado preventivo de la cabeza del carril y se habían instalado "dos equipos modificadores de fricción encaminados a reducir la degradación de la cabeza del carril".

Por otro lado, el Gobierno Municipal continúa instando al Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (ADIF) a mantener una reunión con el fin de solucionar los problemas de vibraciones que sufren también los vecinos del barrio de La Alhóndiga en las viviendas aledañas al soterramiento de la línea férrea de Cercanías C-4 en el Paseo del Ferrocarril.

En este caso, se han recogido los antecedentes de comisiones de trabajo de hace cuatro años, aunque los vecinos denunciaron por primera vez en el año 2000 las vibraciones en sus viviendas, ocasionadas por los trenes, al poco de finalizar las obras de soterramiento de cuatro kilómetros de línea férrea que atravesaban el centro de la ciudad, y desde entonces se ha intentado solucionar el problema con distintas medidas que no han dado resultado.

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