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Las caderas malditas del Rey

jueves 02 de octubre de 2014, 12:47h
Desde qué se cayera por las escaleras de un bungaló en Bostwana a mediados de abril de 2012, tras cazar a uno de los cien mil elefantes que viven en las orillas del río Okavango antes de que éste vaya a morir entre las arenas del Kalahari, nuestro Rey no levanta cabeza. Ni el más letal de los venenos que se usa en esa tierra con la mezcla de escarabajos y goma de árbol habría tenido los efectos que ese viaje " secreto" en compañía de una falsa princesa, un árabe millonario y el amigo y competidor en el arte de disparar, causaron en la imagen de la monarquía española.

Los pequeños khoikhoi, que llevan diez mil años en la matriz de África a la espera de que la diosa Tsuigoab, la luna buena, termine por vencer a Gunab, el dios malo, le hablaron con el mamacua desde su corazón para advertirle que debía pasar más tiempo bajo las ramas torcidas del árbol amarillo, el que da la sabiduría y a cuya sombra el tiempo de los elefantes se detiene, justo cuando el sol se muere y permite que el rugido de los leones sirva para probar el valor de " los hombres de los hombres".

Don Juan Carlos gritó de dolor por la cadera rota que necesitaría de dos prótesis para permitirle que volviera a andar, tras una petición de perdón a todos los españoles que sorprendieron, tanto por lo inusual como por lo que representaba en unos momentos en los que la crisis económica y política ya había cambiado la imagen de España y la forma de ver a los poderosos desde los ciudadanos de a pie.

Una sorpresa igual o parecida ha tenido lugar este viernes, 20 de septiembre, también en Madrid, cuando desde primeras horas de la tarde y tras una larga mañana de rumores sobre importantes noticias desde la Casa Real, se convocaba una inédita rueda de prensa a las seis de la tarde. Con cien periodistas en la sala de prensa de La Zarzuela y con todas las radios y televisiones conectadas en directo, un serio y hasta lacrimógeno Rafael Spotorno, acompañado de los cirujanos Miguel Cabanela y Ángel Villamamor, y por el médico jefe del palacio, Miguel Fernández- Tapia, daba las claves de los próximos días y de los próximos meses.

El mensaje político más importante estuvo claro desde la primera pregunta sobre el tema que lleva meses dando vueltas por todos los medios de comunicación y todos los mentideros de la capital: el Rey no va a abdicar, ni se dan las condiciones para una inhabilitación que llevara a una Regencia aprobada por las Cortés, tal y como aparece en el artículo 59.2 de la Constitucion y que el propio jefe de la Casa del Rey se encargó de señalar.

Todo va a seguir igual que en los últimos meses en los que Don Juan Carlos ha pasado por el quirófano hasta en cinco ocasiones: el Principe le sustituirá en aquellos actos que la Constitución lo permita, como la celebración del 12 de octubre, y su puesto será ocupado por el presidente del Gobierno en aquellos que la titularidad de la Jefatura del Estado no pueda ser delegada, como la Cumbre Iberoamericana de unos días más tarde.

Adiós a los rumores y a los complots de pasillo. El Rey no quiere irse, ni los líderes políticos tienen intención de pedir su retirada. En ambos planteamientos por una misma razón, la que dio el médico que le va a operar, en Madrid y no en Estados Unidos, pese a que él lleve ejerciendo toda su vida profesional en la Clínica Mayo desde que terminara sus estudios en la Universidad de Santiago de Compostela y se marchara a Rochester, sea gallego de Mondoñedo, conserve el acento y esté considerado como el número uno del mundo en cirugía de cadera: " el Rey está bastante bien, diría que muy bien para su edad". Otro adiós a las especulaciones si nos atenemos a lo que Miguel Cabanela dijo durante media hora de preguntas y respuestas.

El problema no está en la cadera " de Botswana" , en la derecha; está en la otra, en la izquierda, de la que hubo que operarle de una artrosis en noviembre de 2012 y de una luxación en febrero de 2013. Ahí ha surgido una infección que es necesario operar con la mayor urgencia. Las posibilidades de éxito son del 92-94 por ciento y se abordará de una o dos veces en razón de la infección y del estado de la propia prótesis. El postoperatorio será largo: entre dos y seis meses.
¿La infección?. La respuesta de los médicos en la rueda de prensa fue tan ambigua como profesional: no se sabe cómo ha pasado, ni qué la ha producido. Aquí entra el periodista, que aunque lego en la materia y sin atreverse a enmendar la plana a los doctos en asunto tan delicado, busca un poco, pregunta un poco y encuentra que las infecciones en la cadera tras una operación y un implante ortopédico que sustituya al cartílago dañado, que es ese soporte elástico que nos salva las articulaciones, se producen por varias causas, desde la presencia de estafilococos hasta el consumo o aplicación exagerada de corticoides. Un problema más que presenta la artrosis al no poder retener el agua o la humedad que necesita el " maldito" cartílago hialino y perder el grosor que necesita la " cubierta" de nuestros huesos.

Ya tenemos una explicación con luz y taquígrafos de los males del Rey. Un inédito y muy buen ejemplo de comunicación de Javier Ayuso, que dejó que se preguntara de todo y por todos en completa libertad y con todo el tiempo que fuera necesario. Una sana costumbre que ha aparecido en la Casa Real y a la que hay que dar la bienvenida. Y entendemos ese beso breve y leve de la Reina en la mejilla de su marido.