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Tres Caperucitas y el lobo feroz

jueves 02 de octubre de 2014, 12:47h
Tres mujeres se disputarán de aquí a la primavera del 2015 uno de los puestos políticos más importantes de la vida pública española, la candidatura del PP a la alcaldía de Madrid: la actual alcaldesa, Ana Botella, que heredó la vara de mando tras la marcha de Alberto Ruiz Gallardón al Ministerio de Justicia; la delegada del Gobierno en la Comunidad, Cristina Cifuentes; y la expresidenta de la Comunidad, Esperanza Aguirre. Son tres Caperucitas azules que casi con toda seguridad se tendrán que enfrentar a ese moderno lobo feroz para los populares en que se ha convertido Antonio Manuel Carmona, un hombre de la absoluta confianza del líder de los socialistas madrileños y habitual tertuliano de varios programas de televisión.

Es difícil o muy difícil que los socialistas puedan tener más votos y más concejales que el Partido Popular, pero si éste no consigue la mayoría absoluta las combinaciones para formar gobierno si pueden acabar con el larguísimo periodo de gestión de los populares en la capital del reino. Con una consecuencia aún más importante: si el partido de Maríano Rajoy y de Esperanza Aguirre no consigue la victoria en Madrid ciudad es muy difícil que pueda conseguirla a nivel regional. Este es el análisis que se hace en el cuartel general de la calle Génova y en la propia presidencia de la Comunidad en la Puerta del Sol.

De las tres dirigentes del PP, la que mejor y más potente imagen tiene es sin duda Esperanza Aguirre, pese a su sorprendente marcha de la presidencia y su mantenimiento en el primer plano de la política con sus continuas declaraciones a los medios. Desde esa especie de reserva espiritual que es la presidencia del partido en la región y su puesto de trabajo como" seleccionadora" de cargos empresariales no deja de enmendarle la plana al gobierno Rajoy y pedir que se vaya justo en la dirección contraria para salir de la crisis, un camino en el que se ha encontrado con un aliado tan esperado e importante como es el expresidente Aznar.

Tiene a su favor que es la más conocida y que puede presentarse como el punto de unión entre las distintas tendencias que habitan en el seno del PP madrileño. Una baza que podría asegurar a su partido una victoria que hoy por hoy tiene perdida si hacemos caso a los últimos sondeos demoscópicos. En contra aparece la mala sintonía con la cúpula de su partido a nivel nacional, y la presencia del que fuera su segundo y sucesor en el gobierno regional. Es muy difícil por no de ir que imposible que se aceptará una candidatura conjunta de los dos dentro de un par de años por lo que de llegar ella a encabezar la lista de Madrid, Ignacio González sería sacrificado pese a la buena y hasta excelente relación que mantiene con la secretaria general del PP, Dolores Cospedal.

La delegada del Gobierno en la Comunidad era la menos conocida de las tres hasta estos últimos meses en los que la conflictividad en las calles se ha elevado muchos grados y le ha permitido contar con un gran seguimiento en los medios de comunicación. Con la presencia de Marisa González - que estuvo más de veinte años como responsable de comunicación de Ruiz Gallardón - a su lado, Cristina Cifuentes ha ganado confianza entre los suyos y puede que sea una baza segura para 2015, con la ventaja de que podría optar a cualquiera de las dos listas, la municipal y la autonómica. Su experiencia parlamentaria le da solvencia para afrontar debates difíciles, de los que no le van a faltar de aquí a los futuros " idus de mayo". Se lleva bien con la cúpula del PP pese a no contar inicialmente con el favor del ministro de Interior y ha dado sobradas muestras de saber manejar situaciones difíciles.

La alcaldesa Botella estaba llamada a llegar a esa titularidad desde que apareció como primera teniente de alcalde y número dos de la candidatura al Ayuntamiento. La marcha de Gallardón la colocó en el gran sillón de la plaza de Cibeles y bien colocada para encabezar la futura lista del PP. Se cruzó en su camino la tragedia del Madrid Arena y no supo dar la talla que requería un caso tan dramático, con cuatro jóvenes muertas y un laberinto de responsabilidades que tardará un tiempo en desentrañarse. Pocos son los que le conceden posibilidades de mantenerse en el puesto, pero dos años son un periodo muy largo en el que las tensiones políticas en su propio partido pueden proporcionarle el oxígeno que hoy no tiene.

No se puede obviar que es la mujer de José María Aznar, ni para lo bueno, ni para lo malo. Y la contundente aparición en escena del ex presidente, con sus duras críticas a la política que está siguiendo el gobierno de Rajoy en todos los frentes, puede que haya terminado por arruinar sus posibilidades electorales. En cualquier caso su salida de las listas puede que arrastre al hoy presidente González, como fórmula de cambio total en los rostros del PP madrileño dejando vía libre al dúo Aguirre - Cifuentes. El tiempo resolverá ese dilema, que con toda seguridad no será el único si se tiene en cuenta la reunión con presidentes autonómicos que ha mantenido el líder del PP sin conseguir convencerles de las virtudes de que los déficit públicos de sus respectivas administraciones no tengan que ser iguales, ni en los mismos plazos. Esa " rebelión" puede materializarse a la hora de formar las listas electorales y crearle serios problemas a la dirección nacional.

A otro lado, en la hoy oposición, Jaime Lizavestky, el actual portavoz del PSOE en el Ayuntamiento de la capital, cuenta con el apoyo de Alfredo Pérez Rubalcaba pero no así con el de Tomás Gómez, más inclinado a colocar como aspirante a la alcaldía a Antonio Carmona y que sea este el que le acompañe en la candidatura socialista, salvo que se produzca una rocambolesca pero no imposible situación: que la guerra por la secretaria general del PSOE desemboque en una victoria de Gómez ( se da por descontado que participará en la contienda )y pase a competir por la presidencia del gobierno nacional, dejando abierto que se pueda pactar en Madrid entre Lizavestky y Carmona. Cosas más difíciles se ha visto en política y sobre todo en la izquierda de este país llamado España.

Los nombres van a ser importantes al confirmarse la caída de ese bipartidismo imperfecto que ha funcionado en España hasta ahora. Si bajan los dos grandes y tanto IU como UPyD suben en todo el estado las combinaciones para gobernar pueden depender en muchos casos de las buenas o malas relaciones que los candidatos tengan con el resto de las fuerzas políticas. El primer dato a tener en cuenta al margen de los sondeos saldrá de los resultados de las elecciones europeas a celebrar dentro de un año.