Aguirre, en perspectiva


EL PAPA SE HACE UN TWITTER

Si algo aprendió Ratzinger de Woytila en aquellas sesiones de los jueves en las que mantenían largas conversaciones, es el uso de los medios de comunicación modernos, de sus herramientas, de sus posibilidades. El Papa se ha hecho una cuenta en Twitter, y se la han hecho aquí, en España, que parece que queda mucho talento, que no se ha marchado todo a la emigración. El Papa anuncia primero la cuenta y luego, dentro de unos días, colgará su primer pío pío, que será sin duda pío, porque es lo que aguardan los miles de seguidores que se han apuntado para seguir a Ratzinger. El Papa es también noticia porque ha dado poderes especiales a su secretario, ese apuesto ex profesor de esquí que dice que su función es como la del cristal: estar siempre limpio y transparente para proteger al pontífice. Ratzinger, o su comunity manager, tendrá que aguantar algunas bromas pesadas. Ya circulan por la red social algunas fotos que le quieren asociar con el nazismo. Está claro que no se han leído la biografía del Papa, un centenar de páginas donde entre otras cosas, explica cómo fue reclutado a la fuerza para vigilar unas baterías antiaéreas. Twitter tiene grandes virtudes y un solo peligro: si te limitas a leer pío píos, no te enteras de nada. Porque una vida y una idea no se explican en unos pocos caracteres.

LA HORA DE DÍAZ FERRÁN

Es la noticia de la semana: la detención de Díaz Ferrán, su ingreso en la cárcel. Hacienda dice que ha escondido su patrimonio, que ha camuflado sus bienes bajo el manto de un tal de Cabo, testaferro también de Ruiza Mateos. Vamos, que entre los dos habían montado un sindicato para poner sus dineros a buen recaudo, lejos de la mano de los administradores concursales. A Díaz Ferrán le vimos en verano, en el velatorio de su único amigo, Gonzalo Pascual. Los hijos de Gonzalo han cargado con las responsabilidades del padre, e intentan darles salida con justicia. Su viuda tuvo que dejar la casa familiar, embargada por las deudas. Y sin embargo Díaz Ferrán, llamado por el juez a declarar, le ha echado el muerto y el marrón a su socio fallecido. Me llama Arturo Fernández, preocupado por las repercusiones en estos tiempos de demagogia: “está claro que Gerardo hizo algunas cosas muy mal hechas”, confiesa. A Arturo le inquieta la mala imagen de los empresarios, y trabaja en un plan, con Rosell, para reformar la CEOE, incluida la comunicación, siempre tan crucial, y a la vez tan postergada. De Gerardo queda ese lingote de oro de un kilo en su casa. Al pueblo le gusta mucho el colorao. Uno de la izquierda se pregunta qué habría pasado si ese lingote hubiera aparecido en casa de un sindicalista. No lo sé, pero seguro que en ese caso el kilo era del banco de España, pasado vía subvención.

WERT LEVANTA AMPOLLAS

El ministro era un niño agudo y repelente, según sus profesores y sus compañeros de pupitre. El ministro tiene su dosis de soberbia, y no la ha perdido con el cargo, más bien al contrario. Al ministro, que viene de Prisa, le están dando duro en su antigua casa, porque el socialismo siempre ha considerado que la educación es un terreno de no tocar, un ámbito reservado solo para ellos. Lo mismo que la sanidad. Y en esta ocasión Wert ha tocado las narices a dos sectores políticos que cuidan la instrucción y sus contenidos como si fuera su corazón: el Psoe y los nacionalistas. Que a estas alturas el gobierno tenga que hacer leyes para garantizar que en Cataluña o en el País Vasco se puede hacer el bachillerato en español, es un indicador de que las cosas hasta ahora se han hecho mal, y se ha dejado campar al nacionalismo y se ha consentido con la imposición de una lengua sobre la otra. A Wert le van a agitar la calle. Eso se ve de lejos. Le van a hacer como a Pilar del Castillo, que tuvo que mojar su ley de calidad en los charcos de las manifestaciones, hasta dejarla convertida en una papilla a punto de la derogación. El único que ha pasado por el Ministerio de Educación sin levantar una ampolla fue el propio Mariano Rajoy, del que no se recuerda ley ni reglamento. Rajoy sabe que ese es un ministerio para sestear, si quieres hacer carrera política. Por eso quizá ha puesto a Wert, para que concentre todos los palos, aun a pesar de haber dado todos los premios nacionales a la izquierda.

VUELVE BERLUSCONI

Vuelve la fiesta, mientras en los mercados internacionales se preguntan si la maniobra de Silvio beneficiará a España y a nuestra prima de riesgo. Con Silvio enredando al otro lado de los Alpes Italia puede entrar de nuevo en una fase de inestabilidad. De momento su irrupción puede provocar la caída de un gobierno técnico, que es como llaman los italianos a los gobiernos que se encargan del trabajo cuando los políticos no sirven para hacerlo. Italia tiene tradición. Cuando ha hecho falta un poco de orden han llamado a los gobernadores de la Banca de Italia para que se pusieran al frente de la cosa pública. En otro tiempo llamaron a Mussolini, pero esa opción está ya fuera de uso, incluso para su nieta, la bella Alessandra, hoy un poco ajada y adormecida. La vuelta de Silvio promete animar las próximas elecciones, y sorprende a una izquierda en la que se ven nuevos valores, quizá todavía verdes para hacerse con el control de una zona del espectro político que siempre ha estado a tortas. Si Italia entra en una de sus fases de inestabilidad, es posible que los mercados se vuelvan ante la alarma de un incumplimiento de sus obligaciones. Sería grave, porque el peso de Italia en la economía europea sigue siendo demasiado grande como para ser controlado. A Silvio le deben de aburrir ya sus fiestas privadas, o quizá no tiene energía para sostenerlas. Aburrido en casa, ha decidido regresar a la política.

SÁNCHEZ Y TELEMADRID

Conozco a José Antonio Sánchez desde que fuera director general de RTVE, el último de la época de Aznar. Sánchez es tranquilo y displicente y va por la vida siguiendo aquella máxima de “paso de buey, cara de lobo y diente de lobo”. Sánchez es ahora director general de Telemadrid, aunque pocos lo sepan, y muchos menos le pongan cara al cargo. Como tal, ha tenido que encargar un ERE que más parece una carta de ajuste, de aquellas interminables que ponían en otro tiempo, y que amargaban la vida a los trasnochadores. Telemadrid va a poner en la calle a casi mil trabajadores, y lleva varios días con la pantalla en negro. Irse a negro es una expresión que en el mundo televisivo equivale a morir. Y es lo que le está pasando al canal autonómico, a pesar del trabajo voluntarioso de unos cuantos excelentes profesionales en los servicios informativos, que es el único órgano que en la casa tiene pulso. El resto hace mucho tiempo que se entregó a las productoras, que ahora esperan tan solo el cerrojazo final y la privatización de la licencia televisiva. Nadie se querrá quedar con una estructura laboral dominada por los sindicatos, que hacen, deshacen, filtran cintas a la competencia, y constituyen una fuerza de oposición política a todo lo que diga la dirección. Con la guerra montada en la puerta de su despacho, Sánchez sigue su táctica de no decir, no aparecer, no responder, no contestar. Es la discreción personificada. Si fuera papa, y vocación no le falta, nadie sabría quien se esconde bajo la tiara.

EL REY CUMPLE AÑOS

Y las cadenas se preparan para el 75 aniversario de S.M. Sobre la mesa hay muchas opciones, y la Casa se mueve, empezó hace unos meses, para aprovechar el momento, que son pocas las oportunidades, y conviene estar alerta y no dejar pasar ni una para tener una presencia eficaz, seductora. Los medios van a hacer repaso de estos años, van a llamar a testimoniar a los que cumplen con el Rey esos tres cuartos de siglo, les va a inquirir sobre la historia reciente, sobre el papel de la monarquía en la reconciliación nacional, en el despegue de España, en nuestro papel internacional. Gran momento para el Rey, el de volver al pasado reciente para que se valore su figura, demasiado desgastada por un presente de errores, cacerías inoportunas, yernos cuestionados, y esa corte en la que Urdangarín amasó una fortuna a golpe de sablazos. Las cadenas van a tirar la casa por la ventana, y la primera la Uno de TVE, que ha convencido incluso a Felipe González, reacio a tratar con los gestores de la pública, a la que siempre ha tenido recelos cuando no han gobernado los suyos, como es el caso. Lo que está por dilucidar es si habrá entrevista con el Rey, y en el caso de que la hubiera quién estará sentado en la otra silla. Hay un periodista veterano, premio nacional de Televisión, que aspira a ese botón de oro para su carrera. Es posible que se lo den, lo que no está claro es qué programa emitirá ese encuentro, a qué hora, en qué condiciones.

AGUIRRE, EN PERSPECTIVA

Los últimos sucesos de Madrid nos llevan a pensar en el adiós de Esperanza Aguirre con una cierta perspectiva. Fíjense lo que ha sido el gobierno de la Comunidad desde que se marchara: recortes tras recortes, más o menos justificados, han incendiado la sanidad, que se ha sumado a las huelgas de la enseñanza y del metro, para dejar Madrid como un campo de batalla, con la tele en negro, y los servicios públicos en pie de guerra. Uno tiende a pensar que Aguirre sabía lo que venía, que no quiso entrar en ese túnel oscuro del enfrentamiento, y que se marchó sin dejar el partido, para evitarse ese calvario. En Madrid la derecha está pasando las de Caín, y solo le salva que al otro lado un tal Gómez tiene de momento más interés en hacerse con el control de Ferraz que en tumbar a González.
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