La sucesión de Pedro Castro se complica

El Partido Socialista de Getafe va camino de convertirse en un reino de Taifas. La unidad del llamado castrismo se desintegra conforme avanzan los procesos electorales internos del PSOE, frente a un sector “tomasista” liderado por Sara Hernández que poco a poco va sumando adeptos. Pese a este crecimiento, los partidarios de Tomás Gómez continúan todavía sin poder ganarle las votaciones a la amalgama de sensibilidades que alberga el paraguas del secretario general de la agrupación socialista de Getafe, Pedro Castro, aunque cada día gana más verisimilitud que se produzca un giro político copernicano de algunos de estos dirigentes de cara a la elección del nuevo líder del socialismo getafense, prevista para el próximo día 14 de marzo.

Este nuevo escenario se puso de manifiesto en la última elección de delegados para el Congreso Regional. Un proceso en el que entraban en liza dos listas: la de por así decirlo oficialista, insólitamente encabezada por Carmen Duque, y la de los opositores a Castro, liderada por la propia Hernández, que pese a perder la votación lograba acortar seis puntos de distancia respecto a otros procesos con la candidatura impulsada por el ex alcalde de Getafe (53´58% Duque y 44.25% Hernández frente al más del 56% de la lista que para Sevilla encabezó José Manuel Vázquez y el 41.02% que entonces obtuvo el “tomasismo” local).

Las razones de esta pérdida de empuje de la opción castrista son varias: la más sencilla es que el sector de Sara Hernández- que está vez ha sumado cincuenta votos más- sigue con su política de nuevas afiliaciones. El otro motivo es más complejo y tiene sus raíces en una suerte de malabarismo político cuyos artífices han sido Castro y Santos Vázquez. Sí el núcleo duro del castrismo, véase los concejales José Manuel Vázquez, Angel Bustos, David Castro, Enrique Heras y la propia Carmen Duque, además del presidente de la agrupación, Fernando Tena y consejeros áulicos como Paco Hita, Rafael Caño o Adolfo Gilaberte, apostaban por reproducir la lista sevillana, si no con Vázquez con Bustos a la cabeza, el acuerdo caía como una torre de naipes por la mano del propio Pedro Castro.

De la noche a la mañana, previa llamada de Santos Vázquez a la interesada, Carmen Duque entraba en liza y para sorpresa de propios y extraños el todavía líder del PSOE local impulsaba su candidatura pese a la oposición de sus lugartenientes. Castro servía así su venganza en plato frío de haberse visto obligado a aceptar la lista de Vázquez para Sevilla. La operación Duque ha provocado un auténtico cataclismo en este sector, algo que se evidenciaba abiertamente en las votaciones. Un maremoto interno que puede provocar, indicios hay de ello, que algunos de estos dirigentes comiencen a tender puentes hacia Tomás Gómez. Antes de este vendaval que sacude el castrismo, la futura ejecutiva del PSOE de Getafe estaba prácticamente dibujada: el líder saliente se sentaría en la presidencia, mientras que la secretaría general iría a manos de José Manuel Vázquez. Se crearía, asimismo, una vicesecretaría general que ocuparía Angel Bustos, mientras que o bien David Castro o Enrique Heras controlarían el aparato del partido como secretario de Organización.

Todo ello puede quedar ahora en papel mojado. Si el tomasismo, aunque con alguna fisura por la poco fluida relación que mantienen Vitoriano Gómez y José Garijo, se muestra como un bloque homogéneo, no ocurre lo mismo en el grupo que hasta ahora ha apoyado a Castro, en el que existen varias líneas políticas divergentes: la de Vázquez, la de Angel Bustos, la de Cesar Giner (simanquismo), la de Duque (entendiéndose está como la de Castro) y la de Ignacio Bujella (número diez de la candidatura en las municipales y valor emergente en el socialismo local, tras la cual estaría también el ex alcalde getafense).