Semana del 26 de enero al 1 de febrero de 2010

Martes 26/ Ferrán Adriá.
Miércoles 27/ Tocata y Fuga de Zapatero
Jueves 28/ Pizarro se va
Viernes 29/ Espe y el Hijoputa
Sábado 30/ Letizia y la prensa
Domingo 31/ Cayo Lara
Lunes 1/ Beyoncé, sálvame

 

26/01/2010.- Ferrán Adriá.  

Cierra El Bulli y es la guerra. Ferrán Adriá ha venido a salvar a Madrid Fusión con el anuncio de que lo deja durante dos años. Si no hubiera sido por ese bombazo la feria de la nueva cocina en la capital habría pasado desapercibida. El público está cansado de esferificaciones, de espumas y de sifones, de nitrógeno líquido y otras químicas. Esa era la cocina de la bonanza. En la de la crisis se vuelve a los callos, al garbanzo, y a la croqueta sólida. Es sorprendente que la gran noticia de la semana sea el cierre de un templo gastronómico al que solo pueden ir unos pocos. Es como si el propietario de Los Girasoles de Van Gogh dijera que no piensa recibir más visitas en su casa, y que nadie podrá ya ver el cuadro que cuelga en su salón. El resto de los mortales depende del relato que le hagan de lo que allí se come, de lo que allí se bebe, de lo que allí se dice. Es posible que a alguien se le haya ido la mano. Una cosa es dignificar a los cocineros y otra bien distinta es pontificarlos o convertirlos en genios de la vanguardia a la altura de Picasso o de Cézanne.

27/01/2010.- Tocata y Fuga de Zapatero.  

La decisión la tomó el miércoles. Ese día los fontaneros del palacio de La Moncloa recibieron la orden de difundir algunos estudios sobre el sistema de pensiones y su delicado futuro. Era la forma de preparar el “pensionazo” que se avecinaba. Con Zapatero en Davos pidiendo árnica porque las cosas se complicaban. La deuda española amenazaba con caer a niveles de descrédito, y como les dije hace algunos días, el gobernador del Banco de España a punto de sacar toda la artillería para activar las alarmas porque no hay dinero y el poco que nos prestan se paga muy caro. A Zapatero le decimos que “bienvenido a la realidad”. Ha tenido que dejar en la cuneta a sus queridos sindicatos, tan callados, tan bien subvencionados. Se ha desmarcado de la izquierda para transitar por las sendas que le sugería la derecha. Ya no le queda discurso, ni margen de maniobra. Ahora la realidad no se puede maquillar, ni se puede disimular, ni se puede esconder. Cuando en Europa te dicen que no te creen, cuando no te dejan más “pasta” para gastar en cosas inútiles, entonces viene la resaca. Hay quien pide elecciones anticipadas. Y ese es un escenario que será cada vez más real, incluso para los que han animado, desde las filas socialistas, el absurdo debate de la sucesión. Iremos de la sucesión a la secesión.

28/01/2010.- Pizarro se va.  

Se marcha con discreción. Ha bastado un anuncio. A nadie ha sorprendido. Llegó rico a la vida política. Eso suele ser más frecuente en los Estados Unidos, o en Francia, que aquí en España. Aquí se presentan los meritorios para hacer carrera. Y dicen que cada vez tienen menos nivel. Pizarro vino de la mano de Esperanza Aguirre, que se puede considerar una derrotada por el poco caso que Rajoy le ha hecho al hombre de hierro, al que resistió la presión del gobierno en la dirección de Endesa, empresa que al final cayó en manos italianas. Sus primeros pasos en la política fueron recios y algo dubitativos. Salió de compras con la presidenta de Madrid sin saber muy bien el precio de los tomates. Aprendió rápido pero perdió el debate con Solbes, a pesar de tener razón. Estar en lo cierto no es garantía para derribar al enemigo. Al menos en política esa no es la regla. Después de las elecciones Rajoy lo apartó, lo metió en un armario. No tenía tareas para ese hombre que ha despertado pasiones en las bases del PP, en los seguidores de Federico Jiménez Losantos, y entre los liberales de Aguirre, que es la mujer menos liberal de todos. Rajoy, como es su costumbre, ha dejado que la manzana se pasara, que se pudriera en la despensa de Génova. Y él mismo ha dicho adiós. El portero de la sede del PP, al despedirle, le ha mostrado su sorpresa: “Mucho ha aguantado usted, don Manuel”.

29/01/2010.- Espe y el Hijoputa.

En este país de cotillas y porteras, nos gusta el micrófono abierto más que comer con los dedos. Lo que se dice al oído tiene más valor que lo declarado en el discurso. Así Díaz Ferrán pasará la historia por la quiebra de Air Comet y por aquello de que “Esperanza es cojonuda y la culpa de la crisis la tiene Zapatero”. Trillo se hizo notable el día del “manda huevos”. Jordi Sevilla comenzó a excavar su tumba con lo “esto lo aprendes en dos tardes”. Rajoy se cubrió de gloria el día que llamó merluzo a un periodista, y Esperanza Aguirre será siempre la del hijoputa. Nótese que no dijo hijo de puta, que es lo correcto, sino que utilizó la contracción hijoputa, que es un condensado que se maneja cuando le has llamado eso muchas veces a la misma persona. La primera vez eres un hijo de puta. A la quinientas veinticinco la cosa se contrae y sale el sustantivo: el hijoputa. Así que Esperanza tenía en la cabeza al mismo al que le ha dirigido ese dardo lleno de saliva en los últimos años. Ella dice que no es el alcalde. Quizá. Entonces quiere decir que hay otro al que odia todavía más, incluso con más saña y vesania. 

30/01/2010.- Letizia y la prensa.  

Encuentros en Palacio. Mientras el Príncipe trabaja ante los focos de la televisión, Letizia se trabaja a los periodistas. Ya pasaron los tiempos del enfrentamiento por el asunto de su hermana, aquella que no quería retratos y que ahora está empleada en el Ayuntamiento de Barcelona, donde sólo se habla catalán. Ahora algunos periodistas, de uno en uno para no amontonarse y para asegurarse la discreción, y que no saldrá nada de las conversaciones, van pasando por Palacio para conocer a la Princesa, para tener un trato directo con ella, para saber de sus posiciones, de sus opiniones en aquellos asuntos de los que se puede ocupar la sangre real, que son pocos. La campaña parece diseñada por ella misma. Aunque el nuevo jefe de prensa de Zarzuela lo niegue, han pasado. Han sido encuentros informales. Letizia va modelando el personaje público que quiere ser, lo que quiere que transmitan los medios, con los acentos propios de una persona que vale más por “estar” que por “ser” o por “pensar”. De momento han desfilado algunas directoras de medios, que por el hecho de ser mujeres tienen una sensibilidad más acusada, y captan mejor los matices del mensaje.

31/01/2010.- Cayo Lara.

Viene la izquierda caminando. Han rescatado el viejo formato de las marchas a Madrid. Antes las hacían contra el hambre y la miseria, cuando Marinaleda era su símbolo más preciado. Ahora salen contra la corrupción. Salen desde Seseña, con el alcalde Fuentes arropado por unas decenas de los suyos. Hacen un alto en el Cerro de los Ángeles, cerca del cielo. Y siguen hacia Madrid donde Cayo Lara tiene puesta la mira. Lara dice en la capital que la corrupción se ha instalado en el centro de España, y que Esperanza Aguirre es su símbolo. Lo que quiere Cayo es llegar al Parlamento y sentarse en el puesto de Llamazares. De momento han captado que los socialistas están débiles en la Comunidad de Madrid y van a hacer oposición fuerte y recia para hacerse con unos cuantos asientos en la Asamblea y así ser decisivos en la formación de la mayoría. Lara es hombre antiguo, de retórica tosca como el barro cocido, un político de los de antes, de los de antes de la revolución. Al escucharle uno siente que este hombre se ha equivocado de siglo, y quizá de carretera. Ha salido a la calle contra el urbanismo, cuando ya no hay urbanismo, y contra la corrupción, cuando ya no hay quien pague, ni por lo legal.

1/02/2010.- Beyoncé, sálvame.

Después de esta dosis de izquierda rancia, antigua, mediocre, necesito una cura y viene Beyoncé, catódica y rotunda, a salvarme de la angustia. Es difícil encontrar una mujer que lo tenga todo. Canta bien, baila como si Rafael de Paula fuera capaz de encadenar diez verónicas seguidas, tiene estilo y un cuerpo de diosa. Yo no pido más. Me basta con dos minutos, con un video clip. Sé que para algunos habré caído en las garras de la música popular  pero es que cada vez entiendo menos las vanguardias y esa manía tan elitista de romper con todo, de negarlo todo, y de hacer músicas intelectuales para mentes que necesitan aburrirse si quieren encontrarle sentido a la vida. A mí me bastan dos bailes de esta muchacha, dos quiebros de cadera y esas piernas largas como bufandas para abrigarme de este invierno de crisis que padecemos. Los seis Grammy de la chica han sido seis oportunidades de verla agradecer el detalle. Todos le daba yo.

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