Los sueños también se hacen realidad en el Atleti

Afortunadamente el sueño rojiblanco, ese que han vivido todos los atléticos en los últimos días y que tan bien se ha plasmado en una campaña publicitaria, no terminó esta vez en pesadilla y miles de jóvenes aficionados por fin han podido ver a su equipo levantar un trofeo. Así se dice adiós a los 48 años sin ganar en Europa, a los 24 sin llegar a una final continental, a los 14 sin saber lo que es ganar un campeonato. Borren todos esos registros negativos. Atrás queda la ansiedad, la presión de tener que demostrar que sigues siendo un grande, el miedo al fracaso. El contador se pone a cero.

Y es que más importante incluso que volver a abrir las vitrinas colchoneras, sería que este éxito sirviera para que el Atlético olvidara para siempre el fatalismo que tanto daño le ha hecho en las últimas décadas. Que cambie el conformismo por la ambición. Que coja impulso y se de cuenta de que, a pesar de la dificultad que entraña tener como vecino al inmenso Real Madrid, él también puede tener su hueco, puede sacar la cabeza y luchar sin complejos.

El ejemplo que han dado este Quique y los suyos al saber levantarse cuando desde diversos sectores, especialmente de la prensa, daban por perdida la temporada en el mes de enero y vendían la idea de que “más les valía olvidarse de la Europa League y concentrarse en la liga…” (que pensarán ahora, me pregunto) es el que debe presidir el futuro inmediato en la entidad.

Con la mente limpia, con jugadores de primer nivel como Forlán y Agüero, con canteranos tan ilusionantes como De Gea y Domínguez, hay motivos para ilusionarse de cara a los años venideros si se acierta en los remates que necesita el equipo. Lo conseguido en Hamburgo ya está en la historia y no se va a borrar. Pero sería una pena no aprovechar este impulso para seguir creciendo y que este momento no sea pasajero.