Manuel Chaves, ex presidente andaluz durante18 años, no da puntada sin hilo, como se decía antiguamente. Parecía que su llegada a Madrid como vicepresidente tercero era sólo una salida que le había buscado Zapatero para jubilarle anticipadamente y de hecho su poca actividad al frente de Cooperación Territorial, el antiguo Ministerio de Administraciones Públicas, así lo parecía indicar, pero los últimos movimientos en el seno de la Ejecutiva socialista parecen indicar que Chaves se resiste a perder su poder e influencia en el partido y en Andalucía.
El nombramiento de su hombre de confianza Gaspar Zarrías, secretario de estado de Cooperación Territorial, como número cuatro del PSOE, sólo por debajo de Zapatero, José Blanco, Leire Pajín y de él mismo, indican que Chaves no se quiere ir a casa por lo menos hasta que deje todo atado y bien atado.
Zarrías ha sustituido además a Mar Moreno, consejera de Educación de la junta de Andalucía, que había sido presentado alguna vez como la sucesora de Chaves, que ha dimitido con la excusa de dedicarse más a su cartera andaluza. Todo parece indicar, en cambio, que la lucha por el poder en Andalucía, donde Chaves apoya a José Antonio Griñán, a pesar de que tiene 62 años, en detrimento de la propia Moreno y de otros posibles candidatos.
Desde que Chaves decidiera apoyar a José Luis Rodríguez Zapatero en el Congreso del año 2000, el ex presidente andaluz se ha mantenido como presidente del PSOE, un cargo casi honorífico pero que le permite mantener su cuota de poder. Si para el PP las Comunidades de Valencia y de Madrid son básicas para la lucha electoral, para el PSOE lo son Andalucía y Cataluña. De ahí que Chaves no quiera perder ese semillero de votos que le sirve para estar donde está.
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