Ministros y alcaldes entran en la precampaña

26/01/2010.- Los ministros de Zapatero van a ser una pieza importante en la precampaña electoral madrileña, o así al menos se percibe con la irrupción de varios de ellos en la política regional, en unos casos para confrontar abiertamente con la lideresa del PP, Chaves o Caamaño; en otros, como el titular de Industria, Miguel Sebastián, para mostrar la mejor de las sonrisa del Ejecutivo ya sea en campeonatos deportivos o en ferias turísticas.

Sabedores de lo mucho que se juegan en Madrid, Zapatero y su equipo parecen decididos a confrontar de tu a tu con Esperanza Aguirre, estrategia que previsiblemente irá haciéndose más visible conforme se acerquen los comicios municipales y autonómicos.

El primero en pisar la arena madrileña para fajarse con Esperanza Aguirre ha sido el ministro de Política Territorial, Manuel Chaves, que al igual que el de Justicia, Francisco Caamaño, no han dudado en clavar el aguijón sobre la presidenta madrileña a cuenta de su posicionamiento sobre los empadronamientos del alcalde de Torrejón. Un frente que ha quedado diluido al acatar el regidor el dictamen de la Abogacía del Estado y plegarse a empadronar inmigrantes ilegales. 

Más llamativo resulta, sin embargo, el hecho de que el vicepresidente tercero del Ejecutivo llame al orden a la presidenta de la Comunidad de Madrid por no recibir a los alcaldes socialistas del Sur metropolitano, una batalla que los munícipes mantienen desde hace meses con la inquilina de la Real Casa de Correos, sin que sus “mayores” hayan prestado hasta ahora la más mínima  atención a sus cuitas regionales.

Cierto que Chaves estaba de visita por varios municipios con gobiernos socialistas para vender las excelencias del Plan E y que, por tanto, tocaba poner negro sobre blanco las “maldades” de Aguirre para con estas localidades.

Cierto también que lo único sólido y real que a día de hoy tiene el PSOE para confrontar con el PP en esta precampaña, en la que se ha entrado de lleno se admita o no, son sus barones locales, sobre todo cuando la marca ZP vende más bien poco en el territorio madrileño según todas las encuestas.

Menos entendible es el papel de secundario que se ha dado en esta operación al líder del PSM, Tomás Gómez, cuya presencia en la “cumbre” de regidores paso con más pena que gloria, salvo por el manifiesto hecho público por los alcaldes protestando por las filtraciones que han puesto, según ellos, en peligro la seguridad de su secretario general. (Un medio de comunicación daba pelos y señales de donde y cuando dejaba su coche particular Gómez).

Los tiras y afloja de los regidores con Aguirre pueden convertirse en uno de los hilos conductores de la batalla electoral madrileña (el compromiso de Chaves pasa porque los ministerios den respuesta a las demandas de los alcaldes), una confrontación en la que ni Moncloa ni Ferraz parecen haber definido aún una estrategia clara, sí es que puede haberla, para frenar el descalabro en las urnas que se augura al PSOE en el feudo de Esperanza Aguirre y Alberto Ruiz Gallardón.

La indecisión en que se mueven los prebostes del partido (cierto que no sólo en el tema madrileño)  está consumiendo en una lenta hoguera de incertidumbres propias y de motines ajenos a Tomás Gómez, a quien se le abren cada día más vías de agua en su liderazgo, en gran medida debido al intencionado silencio que se guarda sobre su futuro político.

Sin prisa pero sin pausa en el PSOE continúan tejiéndose operaciones para apartar a Gómez de la carrera electoral con el fin de evitar males mayores, es decir un estrepitoso fracaso en las urnas el próximo 2011.

El problema es encontrar a esa persona con peso que quiera arriesgarse a competir en unos comicios de resultado incierto. Alfredo Pérez Rubalcaba, el único al que los sondeos dan posibilidades de destronar a Aguirre, ha dicho no estar por la labor de bajar al ruedo territorial madrileño, algo que también hizo la actual ministra de Sanidad, Trinidad Jiménez, cuando se apuntó una hipotética candidatura suya a la presidencia regional.

Prueba del desamparo de Gómez es el hecho de que en los últimos días él mismo haya hecho  tándem con el aspirante a capitanear la candidatura capitalina, David Lucas, algo impensable hace tan sólo unos meses cuando el líder del PSM pedía a la dirección Federal de su partido que designase candidato contra Gallardón, cuidándose muy mucho de apostar abiertamente por el actual portavoz del PSOE en el Ayuntamiento de Madrid.

El único apoyo explícito que ha cosechado Gómez en estas últimas semanas ha sido el de Joaquín Leguina, conocido aguijón contra Zapatero y sus políticas,  que a día de hoy tiene poco peso en las bases socialistas madrileñas y mucho menos en las decisiones electorales que tome Ferraz o el inquilino de La Moncloa (que será quien tenga la última palabra) respecto a Madrid.

Leguina ha arremetido contra los “paracaidistas” de Zapatero en anteriores comicios, es decir contra Trinidad Jiménez y Miguel Sebastián, para a renglón seguido defender la candidatura de Gómez, no en vano, aunque entre bambalinas, el ex presidente de la Comunidad de Madrid, fue uno de los principales muñidores de la llegada del ex alcalde de Parla a la secretaria general del PSM.

Ni una voz más se pronuncia abiertamente sobre el tema, es más, algunos barones locales, formalmente alineados con Gómez, no descartan apoyar otra vía y otro candidato, si éste consigue salvar los muebles electoralmente hablando. Una estrategia que se podría tildar más que deslealtad de superviviencia, dado el temor que está despertando entre los dirigentes del PSOE con mando en plaza la posibilidad de verse arrastrados tanto por la riada de la crisis como por no contar con un candidato con tirón.

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