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¿Quién quiere quedarse con los 300.000 millones de euros de Rusia?
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¿Quién quiere quedarse con los 300.000 millones de euros de Rusia?

miércoles 14 de mayo de 2025, 12:54h
Desde hace tres años, y sin contar los miles de millones que se intervinieron en cuentas y bienes a los oligarcas rusos, en el Euroclear están 260.000 millones de activos soberanos de Rusia, más los intereses que se hayan producido durante ese periodo; en total, la cifra que quiere utilizar la Unión Europa para “reparar” la destrucción de Ucrania ascendería a los 300.000 millones. De eso, al lado de la soberanía de los territorios del Donest, es de lo que hablan Zelensky y sus mejores amigos: Macron, Starmer,Mertz y Tusk. A ninguno les importa que cada día aumenten los muertos, ni que cuando se llegue al acuerdo de paz al que se llegue, Ucrania habrá dejado de ser el país que era antes de 2014, la fecha real de un conflicto que era tan inevitable como lo es el que terminará produciéndose en Oriente Medio dentro de unos años, en un ciclo de destrucción que parece imposible de parar.

Fundado por la banca Morgan en 1968 el Euroclear es la institución que mantiene a salvo - en teoría - los activos de los bancos, las bolsas y a los fondos de inversión. Una especie de seguro internacional, que es el que quieren asaltar los dirigentes europeos, primero para cobrar al gobierno de Zelensky las ayudas en armas que le han enviado, y después para asegurarse el cobro de la reconstrucción del país, que estará por encima de los 500.00 millones de euros.

Hasta ahora, el único que se ha asegurado un contrato de futuro, sea cual sea el gobierno que mande en Kiev, es el presidente Donald Trump, con su acceso privilegiado a las “tierras raras”, el resto prefiere hablar de democracia y combate contra las ambiciones expansionistas de Putin, en lugar de decirle a los ciudadanos que las exiguas reservas financieras de la UE amenazan con el desplome del euro. Cada uno quiere un trozo del pastel, con los muertos como “daño colateral” de una guerra que era tan inevitable como las que estamos viendo en Oriente Medio y que continuarán durante las próximas décadas.

En Estambul, si finalmente se sientan a hablar rusos y ucranianos, estén o no estén Putin y Zelensky, con Trump o Rubio de testigos, se volverá a mentir, a negociar, a dejar a un lado a los ciudadanos y sus deseos para satisfacer las exigencias de los gobernantes, con la Unión Europea pendiente de lo que decidan, de verdad, las dos grandes potencias, y sobre todo el inquilino actual de La Casa Blanca. Es la política norteamericana la que se ha impuesto y de forma muy clara, al margen de los discursos y frases provocativas de su presidente.