www.cronicamadrid.com
El tango de Gardel para celebrar el aniversario Real
Ampliar

El tango de Gardel para celebrar el aniversario Real

lunes 20 de mayo de 2024, 00:21h
Grababa hace noventa años el argentino Carlos Gardel una de las canciones más inolvidables de la música en español. El cantante la compuso junto al poeta Alfredo Le Pera un año antes de morir y al oírla se puede descubrir en ella que encaja a la perfección con la moderna y democrática historia de la Monarquía española. En “Volver” están nuestros cuatro Reyes actuales, los padres, el hijo y la nuera. Apenas cuarenta y tres versos en los que oír: “que es un soplo la vida/ que vente años no es nada/ que febril la mirada/ errante en la sombra, te busca y te nombra".

Veinte años de una boda que cambió las que había sido la historia de los Borbones en España, siempre preocupados hasta ese 22 de marzo de 2004 en contraer matrimonios de conveniencia entre las larga y dispersa descendencia que tuvieron tanto Catalina la Grande como la Reina Victoria de Gran Bretaña. Todos ellos emparentados, más cerca o más lejos, con las grandes familias del Imperio austriaco. Ese día Felipe de Borbón y Grecia se casó con una periodista plebeya, divorciada, hija de enfermera y nieta de taxista. Letizia Ortiz Rocasolano ( a quién algún adulador de la Corte quiso ennoblecer indagando en la genealogía ) se convertía en Princesa de Asturias y comenzaba su camino para ser Reina y madre de Reina. Algo impensable 40 años antes.

Si Felipe VI, diez años más tarde se convertía en el primer Rey sin previas ataduras militares, como sí las tuvieron desde Felipe V a Juan carlos I, la mujer que se sentaba a su lado en el trono también era la primera republicana de origen que accedía a las coronas y joyas que habían pertenecido a sus antecesoras. La Monarquía acertaba en su elección tras varios noviazgos que se perdieron por el camino; y la joven, inquieta, trabajadora y ambiciosa periodista sabía desde el primer momento que debía aprender y muy deprisa las normas del Laberinto Real, algo que hizo con tanto convencimiento interior que es difícil de distinguir quién, en estos momentos, es la más monárquica de toda la familia.

La canción de Gardel tiene el mejor de los inicios que aplicarse pueda al Rey Juan Carlos; “Yo adivino el parpadeo de las luces que a lo lejos/ van marcando mi retorno/ son las mismas que alumbraron con sus pálidos reflejos/ hondas horas de dolor”. No sabemos si alguno de nuestros Reyes ha bailado un tango, pero debería. Es más, Felipe y Letizia podrían practicar en estos días y decirse bajito, al oído y con la luz tardía del Madrid que mira a la sierra desde su casa en La Zarzuela estas trece palabras; “Guardo escondida una esperanza humilde/ que es toda la fortuna de mi corazón”.

En estos veinte años las Reyes han subido muchas veces en la montaña rusa de la vida pública. Sometidos a la vigilancia continua de los medios de comunicación, algunas veces críticos, las menos, y más numerosas las alabanzas, algunas sin medida. Han superado con nota todos los obstáculos, hasta ver cómo Ponciano las bases para pasar el testigo de la Jefatura del Estado a su hija Leonor. La historia de la familia Borbón cargada de la gran historia europea y la historia de la familia Ortiz, imo de tantos ejemplos de la visada española de los últimos cien años. Una buena historia en común malamente contada y con excesivo almíbar, que en nada le favorece. Y vuelvo al cantor argentino y la sentencia poética que hizo : “Pero el viajero que huye/ tarde o temprano detiene su andar”.

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (0)    No(0)

+
0 comentarios