En apenas quince días el PP ha pasado de la euforia por una nueva victoria, tras los éxitos conseguidos por Núñez Feijóo y Manuel Fraga en el pasado, a temer por la pérdida del poder. Nadie pone en duda la victoria en las urnas pero los últimos sondeos publicados en todos los medios de comunicación, coinciden en darle a la candidata del BNG, Ana Pontón, la posibilidad de que sume los 38 escaños necesarios, junto al PSG de Besteiro, para convertirse en la primera mujer que presida el gobierno gallego.
El papel de Isabel Díaz Ayuso, entre el jueves y el viernes como cierre de la campaña electoral, es fortalecer las imágenes políticas y de gestión, tanto de Rueda como de Feijóo. Al mismo tiempo es la mejor baza que tiene su partido para impedir que, por primera vez, la formación De Santiago Abascal se haga con un asiento en el Parlamento de Galicia con Alvaro Díaz-Mella como cabeza de lista. El miedo del PP es evidente, tanto por la posible perdida de la mayoría absoluta, como por tener que depender de Vox e incluso de la Democracia Orensana de Pérez Jacome, que también podría obtener un escaño a costa de los populares.
La subida fulgurante del BNG desde las pasadas elecciones generales de julio del año pasado, con 50.000 votos podría arrebatarle al PSG, más otros 20.000 que fueron de Podemos y no van a repetir con el Sumar de Yolanda Díaz, que no parece que pueda alcanzar el mínimo de votos necesarios para que Marta Lois se siente en la Cámara legislativa; lo mismo que le pasa a un renqueante Podemos con Isabel Faraldo; más otros 30.000 nuevos que procederían de la abstención que se produjo en las elecciones de 2020.
Hasta ahora son tres los partidos representados en el Parlamento, algo que puede cambiar este domingo. El Partido Popular seguirá siendo la fuerza más votada - lo contrario sería una sorpresa mayúscula que pondría en duda el liderazgo del propio Feijóo a nivel nacional - pero si se queda por debajo de los 38 escaños (partiendo de los 42 que tiene) la lectura que se hará del futuro de la dirección del PP a nivel nacional, sobre todo con su estrategia de colocar a la amnistía a los dirigentes independentistas catalanes como el principal argumento para la captación de votos, será muy mala con repercusiones directas en las siguientes elecciones vascas y europeas.
Saldremos de dudas en cuatro días y si los temores por la derecha se centran en la competencia de Vox y Democracia Orensana; por la izquierda los socialistas parecen resignados a ser tercera fuerza política por detrás del PP y del BNG; y la competencia que tanto Sumar como Podemos le están haciendo en las cuatro provincias gallegas y sobre todo en A Coruña y Pontevedra donde el PSG puede perder dos escaños.
Todos los partidos son conscientes de la importancia de los resultados en Galicia por ser la primera gran “encuesta” real que se va a hacer tras las elecciones generales del mes de julio y las negociaciones de Pedro Sánchez con Carles Puigdemont por la amnistía. Se interpretarán los resultados y ninguno querrá aparecer como perdedor. Si el PP se conforma con mantener su mayoría pese a perder tres o cuatro escaños, el PSOE intentará aprovechar ese dato para plantear un éxito de la izquierda aunque no llegue a gobernar. Vox se limitará a señalar que el PP no cumple con sus promesas, y Sumar y Podemos seguirán destruyéndose lentamente.
