Miramos tanto lo que dicen y hacen los independentistas catalanes, ya sean de Junts o de ERC que no nos fijamos en el partido que, con un sólo movimiento, llevaría al nacionalista vasco, Aitor Esteban, a la presidencia del Congreso; y al popular Alberto Núñez Feijóo a la presidencia del Gobierno. Los 5 escaños que tiene el PNV en la Cámara le bastarían al PP para conseguir lo que tanto están buscando. Al fin y al cabo fue el mismo PNV el que quitó a Mariano Rajoy de La Moncloa el que ahora puede llevar a ese mismo palacio al otro gallego convertido en su sucesor.
El Partido Popular estaba dispuesto a hablar con Puigdemont para que, al menos, se abstuviera en una segunda jornada de investidura de su presidente. Asegurados los 171 escaños que tiene junto con Vox y el solitario de UPN, con los cinco del PNV tiene la mayoría absoluta, que además arrastraría a la Coalición Canaria del presidente Clavijo, que ya ha dicho que la solución PNV le parecería muy acertada. Un sólo movimiento, una única negociación. Un mínimo precio, que incluso podría hasta rebajarse a ceder la vicepresidencia primera del Congreso. Una historia ya contada muchas veces, una forma de distanciarse en Euskadi de su máximo rival, Bildu, y aunar a la derecha en ese territorio, crucial para los Intereses globales del PP.
Hace cinco años , los seis votos que tenían los peneuvistas en la Cámara Bájale permitieron a Pedro Sánchez ganar la moción de censura, apenas dos idas después de conseguir del gobierno de Mariano Rajoy, cinco mil millones de euros más para las arcas autonómicas. Andoni Ortuzar y los otros doce miembros del Euskadi Buru Batzar pueden repetir la jugada, pero al revés. Quito a quien puse y ponga a quien quité. La política no conoce de amigos y los pactos de firman y se rompen a la menos excusa.
Mientras el PSOE de Pedro Sánchez necesita muchas firmas y muchos acuerdos para superar la barrera de los 176 escaños, el PP de Feijóo sólo necesita el sí de uno. Más fácil y hasta más lógico. El PNV es un partido de derechas, siempre lo ha sido y siempre lo será, lo de independiente es un añadido que proporciona grandes réditos económicos. Radica el éxito en acertar con quien estás de compañero. Incluso de cara a las elecciones vascas de junio del próximo año puede que al PNV le venga bien ese cambio de socios parlamentarios. Si Ortuzar se lo pregunta a Urkullu es muy probable que éste le diga que siempre se ha llevado mejor con el ex presidente gallego que con el presidente del Gobierno central.
Ese pacto de las derechas dejaría al presidente del futuro gobierno sin las presiones previsibles del Movimiento Sumar de Yolanda Díaz, atrincherados en una suma matemática que es falsa. En las elecciones generales la mayoría del país no eligió al progresismo que dicen representar, basta con sumar votos y escaños, colocando en la derecha, claro está, tanto al PNV como a Junts y a ERC. Feijóo podría gobernar sin las exigencias del Bildu de Arnaldo Otegui, sin las peticiones de ERC y del católico Junqueras, desaparecido de la escena pero presente detrás del escenario; y sin nada que temer y preocuparse de Carles Puigdemont, más aislado que nuca en su auto elegido exilio.
Con Vox y Santiago Abascal renunciando a estar en un posible Gobierno, pese a todos los pactos autonómicos que han firmado desde las elecciones de mayo, los inconvenientes que ha venido exhibiendo el PNV de un pacto por la presencia de la ultraderecha se han venido abajo. Habrá que esperar 48 horas pero desde el País Vasco siempre han sabido esperar y aprovechar el último minuto para “meter” el gol de la victoria.
