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'Cesar” Sánchez y el retrato que le hizo Pío Baroja hace 110 años
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"Cesar” Sánchez y el retrato que le hizo Pío Baroja hace 110 años

miércoles 15 de febrero de 2023, 09:55h
Se conoce muy poco de las pasiones literarias de Pedro Sánchez, es verdad. Sí se conocen y mucho sus pasiones políticas. Y si mezclamos las dos puede que, para sorpresa de muchos y confirmación para unos pocos, nos encontremos con un médico nacido en San Sebastián a finales del siglo XIX y que fuese a morir en Madrid a mediados del XX. Se llamó Pio Baroja y en 1910 escribió la primera de las tres que componen su trilogía sobre las ciudades. La título “Cesar o nada”y su protagonista encaja como un guante en nuestro presidente del Gobierno.

El vasco que estudió medicina y que dejó el estetoscopio para utilizar la pluma como escalpelo no está de moda pese a que algunos de sus personajes parecen haberse reencarnado en nuestros dirigentes políticos de hoy. El escritor, que como buen anarquista no creía ni en la Democracia, ni en la Iglesia, quiso enseñar a España a vivir en libertad pese a su apoyo inicial a la dictadura militar como “senadora de los males de esta tierra” , sin sumisión y sin lazos con la Generación que había bautizado Azorin “del 28”. Lo que sí hizo, antes de publicar “El árbol de la Ciencia” fue escoger una frase, grabada en la hoja de una espada, para una de sus mejores obras: “ Aut Caesar aut nihil “, Cesar o nada.

En esta eterna batalla entre españoles que siempre dicen defender a la otra España, viene bien recordar una frase de que quien fuera presidente del Grupo Planeta, de Antena 3 y de Onda Cero, fiel seguidor de la ruta marcada por su padre, sobre todo en los temas que se referían al nacionalismo y, sobre todo a Cataluña. José Manuel Lara sintetizó el problema en tres frases, que considera una de las mejores radiografías de la batalla del estado en Cataluña, más precisa y actual que la de José Ortega y Gasset y su resignación ante un problema que no tenía solución”.

Ante los intentos de los distintos presidentes de la Generalitat, sobre todo desde la llegada de Artur Mas y luego Carles Puigdemont, Lara primero aseguró que se trataba de una aventura imposible, en segundo lugar no dudó en denunciar que se había producido una fractura en la sociedad civil catalana; y cerró su trilogía pidiendo que el futuro se negociara sin ruído y sin tambores. Copió la frase de Balzac pero por algo había leído más que los que le rodeaban. El presidente de Planeta hablaba como empresario comprometido con su país, con mas libertad o más valor que otros, y sin miedo a las presiones que siempre intentan los políticos de uno u otro signo.

Conocía a la Cataluña del dinero y a la Cataluña de la clase media. Sabía que sin el resto de España los catalanes lo pasarían mal, con un retroceso en su nivel de vida, al igual que era consciente de que Cataluña es, entre esas 17 partes en que se dividió España, más singular que otras, sin que la diferencia signifique preeminencia ni fueros especiales.

Al igual que él, otros empresarios y financieros de nuestro país olvidan que la clase política tiene sus propias reglas y que sus movimientos y objetivos difieren muchas veces de los del resto de los ciudadanos. La capacidad legislativa y la capacidad coercitiva pesan y mucho a la hora de enfrentarse al poder de los partidos y sus dirigentes, máxime cuando en la actual situación de crisis sanitaria, económica, política y social se trata más de puestos de trabajo que de ideologías.

Si aquellas palabras merecieron el aplauso por sus posiciones claras y públicas respecto a las intenciones y deseos de Artur Más, Oriol Junqueras y compañía, hoy, ocho años después de la muerte del marqués de Pedro de Lara, siguen plenamente vigentes casi con los mismos protagonistas. Le recordaría a él. que desgraciadamente nos dejó, como hombre de libros y lecturas dos frases más de don Pio, un vasco descreído y ateo hasta el final de su vida, pero que también se sentía muy español por ser precisamente vasco: " si quieres hacer algo en la vida, no creas en la palabra imposible. Nada hay imposible para una voluntad enérgica". Y esa voluntad, que aparece dudosa en el ámbito de los llamados partidos “españoles o españolistas”, no lo es en el de JxCat, Esquerra Republicana y mucho menos en la CUP, algo que llevó a esa mayoría de catalanes a desear y pedir un referéndum en el que decidir acerca de su propio futuro. Tal vez porque como también decía el autor de " Libertad frente a sumisión" : " A una colectividad se le engaña siempre mejor que a un hombre".

Don Pío, con cuyo ataúd cargó el Premio Nóbel, Camilo José Cela, camino del cementerio, se pateó las tierras de España para terminar escribiendo más de cien novelas y cuentos en sus 84 años de vida. Un gran retrato de la España que pasó del siglo XIX al XX entre monarquías, abdicaciones, pronunciamientos militares, repúblicas, guerra civil y dictadura que son la base, buena y mala, sobre la que hemos asentado nuestra actual democracia, a la que tantos y con tanta prisa quieren cambiar sin tener muy claro el modelo resultante, y con el peligro de terminar por cuartear de forma imparable e irremediable una historia de 500 años en los que ha habido de todo y para todos los análisis pero que ha tenido en la unidad final de esta España Nuestra el mejor y más eficaz de los salvoconductos para caminar por el mundo.

En “Cesar o nada” recoge la vida y muerte de Cesar Borgia que quiso tener todo el poder en su mano y que, al morir su padre, el Papa Alejandro VI, tuvo que huir hasta morir en una emboscada traicionera cerca de Pamplona. Mientras unos historiadores aseguran que el título de la novela estaría grabado en la espada del que fuera duque de Valentino y capitán general de los ejércitos vaticanos; otros lo relacionan con otro Cesar, el que en el año 49 antes de Cristo cruzó el Rubicón para entrar con sus legiones en Roma, convertirse en “dictador perpetuo” y ser asesinado cinco años más tarde por aquellos que se decían amigos y a los que había colmado de favores. La frase, en latín, la habrían gritado sus legionarios: “Aut Caesar aut nihil”, en lugar de la que dejó escrita para los siglos posteriores William Shakespeare: “La suerte está echada”. Hoy nos valen las dos para nuestros protagonistas.

Todos los personajes que aparecen en las obras de Baroja reflejan su pesimismo y su falta de fe en el ser humano, por mas que éste se enfrente a su realidad e intente vencerla, algo que es perceptible en los españoles de este tiempo que estamos viviendo. Los protagonistas de la ficción literaria barojiana combaten con pasión pese a saber que serán derrotados, lo mismo que sienten aquellos que han comenzado a salir a las calles a manifestarse contra los recortes en sanidad, que afectan a toda España pese a estar Madrid en el centro de los ataques.

Lo mismo que ya sienten esos millones de parados; lo mismo que sienten los pensionistas a los que se les promete no recortar sus exiguas prestaciones pero que se van a encontrar con las durísimas exigencias de la Unión Europea a cambio de los miles y miles de euros necesarios para no hundirnos; lo mismo que sienten los estudiantes ante las incertidumbres de fechas, exámenes, y títulos que cambian su futuro y sus esperanzas; lo mismo que sienten 47millones de ciudadanos cuando ven que sus representantes políticos se enzarzan en sus luchas internas y externas sin que entren muy a fondo en su mundo de privilegios para renunciar a ellos, reducir las estructuras entre las que se mueven y les ampara y asomarse al mismo espejo en el que nos miramos la inmensa mayoría. Mientras en el Congreso y en el Senado se discurre sobre la defensa de las mujeres frente a la violencia machista y la protección a los animales. A más tan necesarias como fuente de distracción.