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El regreso inacabado de Felipe González para salvar a Sanchez
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El regreso inacabado de Felipe González para salvar a Sanchez

miércoles 19 de enero de 2022, 11:13h

Regresó de su paraiso de jubilado político para impedir que Sánchez siquiera en la Secretaría general del PSOE. Lo consiguió y fracasó al mismo tiempo. Luego se opuso a sus pactos con el Pablo Iglesias de Unidas Podemos y tuvo que aceptar la voluntad de su sucesor. Hoy practica un regreso inacabado para estar y no estar, para que no le ataquen desde el poder y para apoyar con ordina a ese mismo poder.

El ex presidente del Gobierno durante 14 años y secretario general del PSOE durante veinte cree que tiene que volver a la primera línea de la política de su partido para intentar salvarle del desastre que le pronostican todas las encuestas de cara a las elecciones de Castilla y León, y de paso salvar a su actual líder, Pedro Sanchez, por más que le pese y hasta le parezca un líder que lleva a su partido al desastre.

Para ello cree que el PSOE debe regresar a sus orígenes - esa mezcla de Oscar López y Antonio Hernando con Bañuelos y Montero, con unas gotas europeas de Nadia Calviño - y pretende que a lo largo y ancho de este 2022 viajes a Madrid a la mayor parte de los líderes socialdemócratas de Europa, con Schlotz como ejemplo der apoyo crítico, lo mismo que logró él a comienzos de diciembre de 1976, cuando la Transición Democrática hacía sus pinitos desde la oposición negociando con un Adolfo Suárez que tenía el difícil y arriesgado encargo por parte del Rey Juan Carlos de “meter dentro” del Sistema a los vencidos de la guerra civil como única forma de transformación hacia su homologación europea.

Lo consiguió junto al grupo de “jóvenes airados” que vivían entre Sevilla y Madrid y aquel PSOE desplazó al resto de socialismos que pugnaban por la herencia de Pablo Iglesias, incluido el de Tierno Galván y un joivencísimo y católico José Bono; y por supuesto dejó en mínimos a la formación que había liderado la lucha contra la Dictadura de Franco desde el exilio, el PCE de Santiago Carrillo y Dolores Ibarruri.

Ahora como entonces se trata de " sacar" al PSOE de las catacumbas en las que está cayendo por la presencia del enjambre de formaciones a su izquierda, tanto las de caracter estatal como nacionalistas, que van desde Unidas Podemos a la Cup y Bildu. Se trata de volver a combatir por su izquierda a los herederos de aquel Partido Comunista, hoy encarnado en el Podemos de Yolanda Díaz, Ione Belarra e Irene Montero junto a la IU de Albeerto Garzón; alejado Pablo Iglesias de ese núcleo por propia voluntad pese a lo que aseguran los más próximos sobre su “arrepentimiento” tras las elecciones de la Comunidad de Madrid.

Se trataría de impedir que el centro que han ido constuyendo y destruyendo desde la UPyD de Rosa Díez al Ciudadanos de Albert Rivera e Inés Arrimadas de vuelque hacia la margen derecha que representa el Partido Popular; y se trata de lograr que el partido pueda darle una respuesta a todos los que han votadon a los herederos aquella UCD de Adolfo Suárez que desapareció para darle la gran mayoría absoluta que González consiguió en el lejano y recordar 1982; una fórmula que logró que la Alianza Popular de Manuel Fraga se convirtiera en la alternativa bipolar para, entre los dos, reencarnar y mantener los acuerdos no escritos que establecieron Antonio Cánovas y Praxedes Mateo Sagasta hace 130 años en nombre de conservadores y liberales para defender el trono de Alfonso XII. El ansiado bipartidismo que intenta regresar con escaso éxito a la vida política española cada vez que una crisis como la actual nos atenaza.

Y ahora, como en aquel diciembre de 1976, la socialdemocracia europea acude al rescate de los " hermanos" españoles llamados por el mismo hombre, casi cuarenta años mas viejo, mas rico, más descreído, pero igual de necesario para lograr que el cambio necesario se haga para que nada cambie. Los " nuevos" representan a los mismos que han posibilitado que la soga que todavía aprieta a Grecia no termine dejando sin aliento a España con sus exigencias de control económico, pese a que no tenga más remedio que cumplir la penitencia que le imponga la nueva" troika" en nombre de Alemania y del conjunto de la Unión Europea.

Si el "Pacto del Pardo" que firmaron un 24 de noviembre de 1885 los dos líderes del Partido Conservador y del Partido Liberal saltó por los aires por la explosión revolucionaria de comienzos del siglo XX, los necesarios y parece que imposibles " Pactos de La Moncloa" pueden correr igual suerte, por más que Pedro Sanchez y Pablo Casado busquen con cierta desesperación salvar al bipartidismo imperfecto que nos ha acompañado desde 1977. El general Martínez Campos hizo de garante de aquellos acuerdos caciquiles que dejaban a un lado a Las Cortes Generales, utilizadas como escenario de la obra de teatro cuyo texto se escribía en otra parte. Hoy no hay militar con rango de general que defienda el equilibrio construido en torno a la Constitución de 1978, pero se hay " generales" civiles empeñados en ello. Dos sobre todo que han cambiado El Pardo por La Moraleja.