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La Jarretera de dos Reyes y las 23 Grandes Cruces de Sánchez
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La Jarretera de dos Reyes y las 23 Grandes Cruces de Sánchez

miércoles 05 de enero de 2022, 12:14h

Ser nombrado caballero de La Jarretera es como recibir en España nuestra Gran Cruz de Carlos III. Con grandes diferencias. No las concede el Primer Ministro o Jefe de Gobierno y las firma el Rey. Allí las concede y firma Isabel II

Si les gusta el tenis habrán visto como los Duques de Kent entregan la copa al ganador de Wimbledon. Lo hizo Marina de Kent con Manuel Santana en 1966 y lo hizo Eduardo de Kent en 2008 y 2010 con Rafael Nadal. Lo hicieron también con Conchita Martínez en 1994 y con Garbiñe Muguruza en 2017.

Son primos de la Reina Isabel II. Eduardo y su hermano Miguel, además, son los jefes de la masonería británica, dentro de la Logia Royal Alpha, reservada a la nobleza y Maestres del Arco Real.

En el torneo de tenis se les ve trajeados, serios, muy británicos cuando entregan las reproducciones en plata del trofeo. En otro escenario se ponen el mandil y ejecutan todo el rito escocés que siguen desde que el Rey Jorge III hiciera que seis de sus hijos entraran en la Gran Logia de Gran Bretaña. Muchos son los que han llamado a las puertas de “ Los Hijos de la Acacia”, el árbol de hoja perenne, desde George Washington a nuestro breve Rey José Bonaparte, su hermana Carolina y su cuñada Josefina. La esposa por poderes de Felipe II, María Estuardo, acompañó a su hermana en ese territorio iniciático, tan libre y Nacionalista como para que los generales que vencieron a Napoleón, como el Duque de Wellington, fueron “hermanos” del corso que se hizo Emperador.

La logia Royal Alpha y la Orden de la Jarretera están íntimamente unidas, lo saben bien tanto Juan Carlos I como Felipe VI o su cuñado y tio Constantino de Grecia. Los dos la recibieron al llegar al trono. Tanto como justificar la jarretera a la que se une la liga por encima de la rodilla como un homenaje del Rey Eduardo III a su nuera Juana de Kent. Aseguran los más malvados historiadores que Eduardo se limitó a cambiar de nombre a la Orden Templaria tras la persecución que sufrió por parte del Rey de Francia y del Papa para apoderarse de sus inmensos tesoros y propiedades.

Ser nombrado caballero de La Jarretera es como recibir en España nuestra Gran Cruz de Carlos III. Con grandes diferencias. No las concede el Primer Ministro o Jefe de Gobierno y las firma el Rey. Allí las concede y firma Isabel II, normalmente lo hace el 23 de abril, pero puede hacerlo cuando quiera. Lo acaba de hacer con su nuera Camila, Duquesa de Cornualles, y con Tony Blair el ex Premier al que ha castigado durante 14 años no nombrándole Sir, por su apoyo a Diana de Gales. Para la mayoría de los Reyes europeos se entra en la Jarretera y en la Royal Alpha al mismo tiempo.

Al igual que en la Corte británica, en la Corte de los Reyes españoles siempre han existido los ministros masones. Allí son públicos y se fotografian en sus reuniones con el mandil puesto y la larga lista de atributos que les distinguen, hasta hacerles herederos del saber de los antiguos egipcios, los Templarios y así hasta los más oscuros grados de las Logias, “ los grados de la venganza” que, en otro tiempo no tan lejano, conferían protesta para matar por las ofensas recibidas, una especie de espias 007 sacados del siglo XVIII.

También estuvieron en las dos Repúblicas y hasta en la Dictadura de Franco que los perseguía. Hoy no sabemos el número exacto de los que se han sentado en los Consejos de Ministros de la democracia desde 1977, pero casi podemos asegurar que rondarán los cien. De todos los colores y de todos los partidos, con el PSOE muy destacado en cabeza.

Si Carlos III no pertenecía a la masonería, lo que no se sabe con certeza al igual que ocurre con otros miembros de la Monarquía española desde el siglo XVIII, toda la terminología que empleó al fundar su propia Orden en 1771 es idéntica a la que rige en el universo del ojo, el compás y la escuadra. El Rey es el Gran Maestre y el jefe de su gobierno el Gran Canciller. Dos gotas de agua no se parecerían más.

Aseguran un buen número de historiadores de dentro y fuera del solar patrio que el “ despotismo” que ejerció el llamado “mejor alcalde de Madrid” se pudo apellidar “ ilustrado” por los ministros masones en los que se apoyó, desde Jovellanos a Olavide pasando por Esquilache, Campomanes y los más importantes de todos ellos, el Duque de Alba y el conde de Aranda. Consiguió hacer su real voluntad cuántos veces quiso y hay que reconocerle que modernizó España y la dotó de los mimbres para administrarla de los que carecía.

En la lluvía de cruces y medallas de este final de 2021, Pedro Sánchez ha concedido un total de 83 y el Rey Felipe ha firmado el mismo número por obligación legal y constitucional, que para eso han pasado 250 años y la única reforma la hizo José María Aznar en 2002.

La lista de las Grandes Cruces, que ocupa el tercer puesto en el rankings de las concedidas anualmente desde 1979 (29 en 198o y 26 en 1982), la encabezan siete ex ministros del Partido Popular, desde el ex ministro de Justicia, ex presidente de la Autonomía madrileña y ex alcalde Madrid, Alberto Ruíz Gallardón, al actual número dos del Banco Central Europeo, Luís de Guindos, con personalidades tan dispares como el canario José Manuel Soria, que se hizo tan famoso con su “impuesto al sol” como por sus peleas en los juzgados en casos de corrupción, que poco o nada tenía y tiene en común con Pedro Morenés y sus buenas relaciones con la Industria de las armas, o el ex portavoz parlamentario, ex alcalde de Vitoria y ex ministro de Sanidad - la maldita Sanidad que persigue a sus ministros- Alfonso Alonso, hoy socio y fundador junto al ex ministro socialista José Blanco en la Consultora Acento Public Affairs. Socialista y popular han construido su propio “gobierno de concentración”, un buen ejemplo para este país que se niega a discrepar sin levantar barreras de odio.

Dos cruces, casi como un juego de rol, “dos cruces que están clavadas en el monte del olvido, por dos amores que han muerto, que son el tuyo y el mio “ podría cantarles el presidente imitando al inimitable Antonio Molina, a las dos personas que han representado a Unidas Podemos en el Gabinete Sánchez: el ex vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, del que sabemos que profesa el marxismo pero no conocemos si se pone el mandil para algo diferente del cocinar, y el ex responsable de Universidades, el docto y difícil de encontrar Manuel Castells, del que cuentan que era un visitante asiduo del edificio que se encuentra a quinientos metros de la Casa Blanca si se mira desde los jardines a la derecha.

Catorce se los ha reservado Pedro Sánchez para los suyos, siete mujeres y siete hombres, cruces paritarias que es lo que toca en esta época, con tres que pasaron por el duro trance de la Sanidad en tiempos de pandemia, con Salvador Illa como gran icono de las apariciones televisivas antes de desplazar a Miquel Iceta como nuevo patrón del socialismo catalánotro que bajo de los cielos de la Estación Espacial, Pedro Duque, y dos que batieron todos los records de mínima presencia en el Consejo de Ministros, Máximo Huerta, que duró siete días, y Carmen Montón que duró tres meses, perseguida también ella por la maldición de los Master de la Universidad Rey Juan Carlos.

Sobresalen en la lista dos mujeres que dirigen dos instituciones claves en la vida pública, Meritxel Batet, desde la presidencia del Congreso, y Dolores Delgado desde la Fiscalía General del Estado. Ellas son parte importante de la auténtica revolución feminista, la que se produce desde el centro de la sociedad para cambiarla sin retrocesos. Un suma y sigue de las 77 que la han recibido desde su creación, un cinco por ciento del total.

Con guiños a la historia dentro de su propia historia: Franco se las concedió al fundador del Opus Dei, Escrivá de Balaguer, a la entonces Princesa, Sofia de Grecia, y ya en 1982, el presidente Leopoldo Calvo Sotelo a Salvador Dalí que la recibiría en su casa de Port Lligat tres años más tarde..

Llena de Reyes y Reinas, de presidentes de Repúblicas y Primeros Ministros, una de las grandes anécdotas que ha acumulado en esos 250 años la protagonizaron el Rey Juan Carlos, Felipe González, Javier Solana y Enrique Tierno Galván. El “ viejo profesor” muere el 19 de enero de 1986. Dos días más tarde el presidente del Gobierno regresa a mediodía de un viaje a Italia. Diez minutos después el ministro portavoz anuncia la concesión de la Gran Cruz que creará el “ alcalde” Carlos III al otro gran alcalde de Madrid.

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