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Casado, Abascal y 200 escaños, el número de sus sueños
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Casado, Abascal y 200 escaños, el número de sus sueños

miércoles 15 de diciembre de 2021, 15:32h

Existe una diferencia de noventa años pero los objetivos de Pablo Casado y Santiago Abascal, hoy, y los de José María Gil Robles y Alejandro Lerroux, en la II República, como líderes de la derecha española son los mismos. El político salmantino los hizo públicos en vísperas de las elecciones de 1933 enmarcados en la frase " a por los doscientos". Ese es el sueño de los dos hombres que militarón en el mismo partido y hoy están obligados a caminar juntos.

En cuatro letras, el hombre que volvería a presentarse en unas elecciones en la recien recuperada democracia en 1977, encabezando la lista de la Democracia Cristiana junto a Joaquín Ruíz Gimenez, resumía los objetivos de la CEDA y demás fuerzas de su entorno para poder gobernar con comodidad amparados en una cómoda mayoría en las Cortes de 450 diputados.

Gil Robles, Lerroux y compañía lograron 212 y desde esa posición mantuvieron el poder durante dos años. Hoy, Casado y Abascal aspiran a lo mismo en los próximos comicios generales, ya sean en 2022 o en 2023 sabedores que su unión es la única forma de alcanzar la mayoría absoluta que necesitan para hacerse con el poder en un Congreso con cien diputados menos.

Las elecciones de 1933 fueron el 19 de noviembre y puede que la CEDA de nuestro tiempo, la que representan el PP y Vox, esté en condiciones de conseguirlo, rozando el techo techo electoral de nuestra reciente democracia que está en poder de Felipe González desde 1982 con 202 escaños. Y con una mayoría absoluta muy superior a las obtenida por José María Aznar en el año 2000 con sus 183 parlamentarios, y Mariano Rajoy en 2011 con 186 asientos en el Hemiciclo.

Los cuatro políticos se parecen más de lo que tal vez quisieran: los cuatro comenzaron su andadura política a los 21 años, los dos participaron en la formación final de sus partidos desde siglas anteriores, los cuatro estudiaron derecho y opositaron con éxito. De los cuatro, los dos “republicanos” fueron ministros, y nuestros dos actuales dirigentes de la misma derecha aspiran a ser presidentes del Gobierno y como mínimo ministros. Unos y otros se propusieron encabezar la opción de la derecha española desde las posiciones de centro hasta las más radicales, y en más de una ocasión se les tachó de lo mismo desde sus propias filas: de ambigüedad en sus posiciones políticas y sobre todo en su forma de ejercer el liderazgo.

En aquellas segundas elecciones de la II República los seis millones de mujeres que pudieron ejercer el voto por primera vez fueron decisivas en el resultado, a semejanza de lo que puede ser el voto de los jóvenes "indignados" en las que se celebrarán “cuando toque”. Todos los partidos les hicieron guiños, ya fuera de forma directa apelando a su reciente "mayoría de edad política" como de manera indirecta a través de ofrecimientos de ayudas personales y familiares.

Hace noventa años un socialismo dividido y alejado de sus antiguos socios fracasó pese a los intentos "centristas" de Indalecio Prieto y Julián Besteiro, enfrentados al ala más radical de Francisco Largo Caballero y los dirigentes de la UGT, quedándose en unos exiguos 93 escaños, si bien es cierto que de ese fracaso y de la crisis económica de aquellos años saldría el triunfo del Frente Popular tres años más tarde.

Hoy, el actual PSOE, se enfrenta a un dilema similar: está tan dividido o más que el de sus antepasados, tiene un liderazgo muy fuerte en apariencia y de una estrategia común y verdaderamente aceptada por todos en su interior, mantiene unas relaciones complejas con los nacionalismo vasco y catalán, de derechas y de izquierdas, alejado de sus socios de casi siempre como fueronCiU y PNV, y le disputa el voto más radical a Unidas Podemos y el resto de sus confluencias andaluzas y gallegas, de la misma forma que en 1933 se lo hizo al PCE. Y los resultados, con un Parlamento con cien diputados menos, pueden ser los mismos si se materializan sus peores presagios.

Frente a ese pronosticado fracaso del socialismo que arrojan la mayoría de las encuestas, que representa en este 2021 el presidente del Gobierno, que se debate entre esas tres cifras históricas, Pablo Casado y Santiago Abascal han conseguido entre muchas dudas internas, que se le acepte como "seguro" futuro Gobierno pese a todas las dudas que despiertan y la falta de empatía entre la sociedad que aparece en todas las encuestas.

Pedro Sánchez también tiene su cita con la historia. No quiere perder y tiene la certeza que para mantener el poder necesita sobrevolar la crisis económica, algo que requiere tiempo. Pensando en su inmediato futuro y partir de los 120 escaños que tiene en la actualid, el abismo de la derrota se convertiría en el "agujero negro" del PSOE si baja de cien y se aproxima a los que consiguiera en aquel lejano - pero nunca olvidado - 1933 con Indalecio Prieto como máximo exponente del partido.

Pablo Casado tiene todo a su favor para ganar pero es consciente de que de los tres candidatos del PP que han luchado por la presidencia del Gobierno, él es el que tiene menos fuerza, y más con la siempre irritante sombra de Isabel Díaz Ayuso apareciendo en los medios de comunicación como la lider más popular. Tendrá que ganar a la tercera como casi siempre ha pasado en España, y está convencido de que si acierta en la estrategia `puede superar a José María Aznar a Mariano Rajoy e incluso, por qué no, al mismísimo Felipe Gonzalez. Su propio camino le ha llevado a cambiar de arriba a abajo la estructura heredada. Al igual que entonces,pero ahora en susurro,la frase circula por los pasillos de la sede central del PP en Madrid: "a por los doscientos".